ANTONIO MIRANDA O LA HUELLA DE LO PRESENTIDO
por: Manuel Pantigoso
Universidad Ricardo Palma, Miraflores (Lima, Perú)
Antonio Miranda recibiendo el título de Profesor Honorable
de las manos de Manuel Pantigoso en la Universidad Ricardo
Palma (12 oct. 2007)
Épico por la naturaleza expansiva de una obra con varios registros y tonalidades expresivas, Antonio Miranda ha edificado una sólida poética hecha a la manera de un gran fresco o de un mural contemporáneo, donde cada fragmento de escritura, cada porción de historia individual y colectiva, cada imagen plena de ludismo o cotidianeidad, se corresponden con la mejor tradición de la lírica brasileña, nutrida de las diversas tendencias artísticas surgidas en el siglo XX. De allí que en la amplitud de su palabra múltiple y singular han posado sus plantas el humor dadaísta, la visión onírica surreal, así como la necesidad de ubicar el poema en el espacio textual, todos ellos desarrollados por el concretismo y el neoconcretismo; también, los variados niveles de la historia del Brasil y del propio individuo, contados con una dosis de coloquialismo bien manejado en donde se destaca una especie de crónica citadina.
En general, la poesía de Antonio Miranda se recrea entre el ser y el no ser, entre la felicidad y el abandono. Lo que el poeta testimonia con su discurso será la trascendencia del rastro, de la huella, de lo que se presiente, de lo que está detrás del pasado y del futuro, incluso más allá de las palabras o del silencio. Al fondo de todo se encuentra “el azul” como símbolo de la belleza y de lo utópico, que no se alcanza pero en cuya lejanía está precisamente la vibración y la sugerencia de todo cuanto se dice. Por otro lado, el tiempo y la soledad serán dos elementos vitales que usa el poeta para describir la condición trágica del hombre contemporáneo. Pero todo dicho con una ironía leve y con un humor en sordina que atemperan esa degustación dolorosa de la realidad, característica ésta básica de su limpia e intensa dicción poética.
(Lima, mayo 2009)
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