Poema de Antonio Miranda
Traducción de ALFREDO PÉREZ ALENCART
Tengo envidia, lo confieso,
de quien puede verter su dolor
en lastimeros versos de amor,
de quien estalla en dulce esfuerzo.
Tengo envidia de quien clama,
ama y se proclama siempre
en nombre de dios,
de quien tiene la fe
que yo nunca tuve.
Envidia de quien se desespera
y suicida por alguien
que no le correspondía;
mientras yo, aunque feliz
en la relación más duradera,
vivo siempre el último momento,
cada día.