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                   HAYDEE NICOLUSSI 
                    
                         Haídée Nicolussi (Hydée Nicolussi) é natural do interior do Estado do  Espírito Santo, transferindo-se para o Rio de Janeiro, onde se dedicou ao  jornalismo e às letras, tendo publicado nos jornais e revistas poemas, contos,  reportagens, crônicas, etc. Estreou em livro com “Festa na Sombra”. 
                    
                  TEXTOS EM  PORTUGUÊS    -    TEXTO EN ESPAÑOL 
                  TEXTS  EN FRANÇAIS 
                    
                  Harpejo                   
                    
                  Voz do amor,    
                  Cheia de bonança   
                  Nesse peito rude,   
                  Quem me fez tão mansa?  
                  Quem pintou a lua   
                  Tua voz macia,   
                  Doce murmúrio   
                  De um longínquo rio?  
                    
                  Em que circo mudo   
                  Essas asas fluidas   
                  Pulam cordas bambas   
                  Feitas de veludo?  
                    
                  Gosto de escutá-la   
                  No meu quarto escuro,   
                  Como o arrulho morno   
                  De uma rola viúva.   
                    
                  Nem teus olhos de alga   
                  Ou teu beijo surdo   
                  Têm mais sortilégio   
                  Que essa voz noturna.  
                    
                  Voz que nem a ausência,   
                  Nem a eternidade   
                  Emudecerá:   
                  Ficará ressoando   
                  Como numa concha   
                  Fica a voz do mar. 
                    
                    
                  Festa na Sombra 
                    
                  Por que as mãos se apertam assim  geladas? 
                    E essas auroras sem sol? E essas noites sem lua? 
                    Música, chora sozinha no escuro de minha inocência morta: 
                    O Mal tem tanto poder quanto o Bem e quebrou 
                    os lampadários de Deus nas almas angustiadas. 
                  Peregrinos da sombra caminhamos 
                    numa alegria contraditória e constrangida: 
  – esbanjamos energias em favor dos saciados. 
                    Racionamos a fé entre vidas vazias. 
                  Ah! Nunca seremos puros bastante  para a fusão total. 
                    Niké, perderás a cabeça, como sempre, ao fim de todas as batalhas… 
                    Teu sorriso, Augias – Cresus, está oco de angústia. 
                    Tua afirmação já não contenta ninguém: é insegura. 
                  Senhor, que faremos de nossa ilusão  estraçalhada? 
                    Nós já sabemos tudo. Deciframos a esfinge de todos os tempos. 
                    Não é a fé que encoraja: é o acerto na luta. 
                    São os temperamentos ajustados. 
  É a liberdade de possuir ao menos o suficiente para 
                    recusar o supérfluo, em honra aos mais dotados! 
                  Festa na sombra de todas as horas,  triste baile da esperança, 
                    desmoranando-se em sonhos-pesadelos. 
                    Amor? Glória? Infância? Onde a posse de nós mesmos? 
                    Festa de ausências, de todas as ausências, 
                    festa no escuro subterrâneo do desencanto e da dúvida. 
                    De nada vale a luz da carne moça, que amanhece cansada, 
                    com tanto BLACK-OUT nas almas, conscientes de sua orfandade. 
                    
                    
                                     TEXTO EN ESPAÑOL 
                    
                    
                  
                  FIGUEIRA,  Gaston.  Poesía brasileña contemporânea  (1920-1946)  Crítica y antologia.   Montevideo: Instituto de Cultura  Uruguayo-Brasileño, 1947.  142 p.   18x23  cm.  Col.  A.M.  
                    
                    
                  La publicación, en 1943, del libro  "Festa na sombra", agregó el nombra de  
                  Haydée  Nicolussi al coro de la poesía brasileña. Tanto en sus poemas de forma clásica,  .como en los de verso libre, esta autora dice su verdad lírica con una Sensibilidad  sutil y una rica imaginación. 
                    
                  En.  sus poemas —a veces, un poco abigarrados— entran todos los elementos emocionales,  rítmicos, imaginativos y expresionales con que la artista logra expresar su  vitalidad. Y a esos elementos se hermana su captación de los pequenos detalles  de la vida cotidiana, como puede comprobarse en el poema traducido para esta  antoloaía. Es ahí donde más la valoramos: cuando sabe iluminar líricamente, con  simpatiquísimo brío, con muy femeninas matizaciones, los detalles que parecerían  prosaicos y banales. 
                    
                  En  algún otro- .poema, la autora explora mundos subconcientes, con valiente mirada.  Y, a manera de reposos, hay en su libro breves poemas, de diáfana angelidad.                                                            ;   ' 
                    
                  Nacida  en el Estado de Espirito Santo, esta autora publicó, en 1934, su traducción  de "La tierra nueva" de Feodor Gladkow; y al año siguiente editóse su  versión del libro de Buchkarin, "Goethe y la Revolución Francesa".  Prepara um segundo libro de poemas, dos de narraciones y una novela social,  "Os desambientados". Posee, asimismo, una excelente cultura en artes  plásticas. 
                    
                    
                  A LAS COLEGAS DEL  "BRITISH AMEBICAN SCHOOL" 
                    
                  En  la penumbra la sala de música. Tocando, Hilda, Enaura o Edelvira. 
                  Sobre  la mesa el Homework Book, la Oxford and Cambridge Litterature. 
                  "¿Yo,  analizar a Shakespeare ahora? ¿Yo, analizar a Walter Scott?" 
                  Mansamente  evádome en la sombra. En la penumbra la sala de música. 
                  Hay  un piano, hay :un violín, hay una música en lo obscuro. 
                    
                  Piano,  toca sólo para mí músicas adolescentes e ingenuas! 
                  La  Primavera de Mendeissohn, L'eau courante de Massenet, 
                  o  mejor La fileuse de Raff y las Acuarelas de Sinding. 
                  De  tanto traducir a Stevenson, Whittier, Christina G-eorginia, 
                  ando  virtiendo poesía hasta la -médula del alma. 
                  Quiero  bosques franjeados de oro, pequeñas matas llenas de fresas 
                  y  bandos de mariposas, cruzando aguas desatadas 
                  entre  valles y colinas. 
                  Quiero  encajes de Bruselas y lirios con alas de plata 
                  para  el viaje de nupcias que esta noche haré durmiendo. 
                  Piano,  toca sólo para mí músicas adolescentes e ingenuas. 
                  Good morning, Fanny! Miss Crago? Good morning!  ¿por qué no  
     responderá 
                  aquella  Miss que guardaba retratos de la Gran Guerra, 
                  en  uniforme de gala de la Cruz Roja Británica, 
                  con  dedicatorias así: Yes, íeeüng Uke an ángel? 
                  —Where are you now? In  England? 
                  —.. .Perhaps...  Feeling like an angel... 
                    
                  Mi  colegio internacional! Danzas de Nenura Korder, 
                  gimnásticas  de Monsieur León, High-school de Miss  Saraiva, 
                  pintores  de modelos vivos y alumnos de lenguas muertas. 
                  Qué  bando de pájaros locos formábamos en vuestros bancos: 
                  —Sátira,  Beatriz, Lina Alves, LUCÍ de Araujo Lima, 
                  Lia,  Gumver, Soledad, Rica Brenda, Thurza, Adelaide, 
                  y  también varias Marios, Eileens, Doroties and Margareis 
                  y  aquella brasilerita de Batavia, que tenía una nombre de reina: 
                  Alma  Emilia Teodora Bradweil! 
                    
                  Pecados?  Sólo uno cometimos (y qué susto de la reprimenda): 
                  tirar  flores al luar, para los Tunas de Coimbra, 
                  aquellos  vagabundos de boinas y largas capas románticas, 
                  que  iban a hacer serenatas junto a los muros del Colegio. 
                  Mañanas  de domingo, pasad mansamente por mi memoria! 
                  (En  la penumbra la sala de música. . . En la música visiones pasando...) 
                  Piano,  toca sólo para mí Liszt, Rachmaninoff, Debussy. 
                  Quiero  ver ejércitos húngaros victoriosos marchando, 
                  polichinelas  quebrándose en esos desiertos humanos 
                  y  la humanidad rezando en catedrales sobre las ondas, 
                  con  sus pecados redimidos en cuevas de flores húmedas. 
                    
                  Mañanas  de domingo, pasad mansamente por mi memoria... 
                  Ese  piano... ese violín... esa música en la sombra... 
                    
                    
                   
                  TEXTS  EN FRANÇAIS 
                    
                  HAYDÉE NICOLUSSI 
                    
                    
                    
                  — Née dans l'Etat de Espirito Santo. 
                  On  remarquera peut-être que les femmes poètes ne se ressemblent pas beaucoup.  Haydée Nicolussi, tout en restant d'une sensibilité bien féminine, partage les inquiétudes  que nous éprouvons dans ce siècle de révolutions sociales et de progrès  scientifiques. Avant même de publier son premier volume, elle était déjà connue  par ses poèmes, parus dans la presse littéraire de Rio de Janeiro, dont  quelques-uns furent traduits en anglais et en espagnol et figurent dans les  anthologies. 
                  Bibliographie : Festa na sombra,1944. 
                    
                    
                  Extraído de  
                    
                  
                  TAVARES-BASTOS, A. D.  La  Poésie brésilienne contemporaine.   Antologie réunie, préfacée et traduite par…    Paris: Editions Seghers, 1966.   292 p.   capa dura,  sobrecapa.  Ex; col. bibl. Antonio  Miranda  
                    
                    
                  POÈME POUR LES  PETITES VILLES INGÉNUES  
                    
                  Petites villes du monde vêtues de soie ou de serge,  
                    tirant le ruban des rivières dénouées par les monts,  
  écoutant la musique sur les places dans la cage des kiosques, pourquoi  soupirez-vous d'angoisse ? 
                  Petites villes-poupées, du temps des petits  grands-pères,  
                    qui a dit que la vie est autre dans les paradis de la technique ? 
                  Les foules deviennent folles à la forge des  inventions. Et plus on invente de choses, plus il y a de deuil dans les cœurs. 
                  Il y eut des palais d'acier aux mobiliers de verre. 
                  La voix s'emmêla aux fils dans la  stratosphère des films, 
                  et quoique rompu à tous les vents 
                  l'amour lui-même a été piqué par  son carquois à rebours,  
                    puisqu'à la fin, cela va de soi... comme toujours, vint la guerre ! 
                    La ciguë est toujours la même sur les fiches de police : 
                    
                  Qui a dit que la vie est autre, ô anges de l'autre monde ? 
                    La ciguë est toujours la même sur les fiches de police 
                  —      a  volé parce qu'il avait faim... 
                  —      a  tué parce qu'il est né assassin... 
                  —      s'est  tué de chagrin... 
                  O anges plus-que-lunaires,  existe-t-il une autre vie ? 
                    
                  Dieu enferme dans le creuset des  mondes les poètes et les 
                                                                             assassins. 
                  Les soleils tournent. Les hommes  tournent. Les saints et 
                                                           les  clowns tournent.  
                    Tous savent ce qu'est la mort. Vivre, très peu le savent. 
                    
                  Petites villes du chaos, vêtues  de soie ou de serge,  
                    baignant leur corps dans les rivières, séchant leur âme 
                                                                    sur  les mornes 
                  pendant que les oiseaux se  sanctifient dans la louange du 
                                                                                              Seigneur, 
            
                  ne souffrez pas tant de peine :  
                    Si vous voulez sauver le monde, 
                  (sauver ce je ne sais quoi qu'on  nomme goût de la vie) 
                  en même temps que des choses  changez la face des âmes. 
                    
                  « FESTA NA SOMBRA » 
                    
                    
                  SORTILÈGE 
                    
                  Dans quel amour-prison ai-je été  
                    enterrer ma douleur : 
                    ni lune ni soleil du matin  
                    aux barreaux de ma rêverie.  
                    Je suis perdue dans une île, 
  île sans fleuve et sans mer. 
                    
                  Pourquoi nous sommes-nous connus  ? 
                  Tout autour je n'entends que des  sifflements 
                  ou des silences hantés 
                  réduisant en débris 
                  l'échec de mes routiers. 
                    
                  J'ai bien vu tes sorcelleries, orgueil 
                  régnant sur des escarpes perdues 
                    que mon rêve ne peut atteindre  
                    dans le blasphème d'une imprécation. 
                    
                  Seigneur ! Donnez-moi de sages  silences 
                  ou des chansons de bon augure. 
                  Donnez-moi des gestes d'étoile 
                  qui illuminent le ciel obscur. 
                  Dans la pénombre de mon rêve 
                  j'ai dénoué des sources de  baisers 
                  et ouvert des clairières 
                  afin que l'amour se repose. 
                  Mais il est passé si loin ; 
                  isolé dans son chagrin 
                  comme la cendre d'une éclipse 
                  qui étreignit dans mon sein 
                  des mirages lunaires sur des  branches 
                  dessinées dans l'eau... 
                    
                  (Idem) 
                    
                    
                    
                  CHANT DE SIRÈNE  
                     
                    Voyageur à la recherche du bonheur, 
                  j'aurais pu être ton terminus et  tu ne m'as pas découverte.  
                    Tu as fait le tour du monde autour de citernes tranquilles 
                                                           et  de nombrils bruns,  
                    tu as fais de l'alpinisme sur des seins neigeux comme des 
                                                                      lunes bleues. 
                  Tu ne t'es pas attardé longtemps,  Ahasvérus inassouvi de 
                                                                              chair, 
                  errant à travers des jambes qui  avaient la majesté de 
                                                                    cathédrales  — 
                  ou accomplissant de secrètes  croisières entre des épaules 
                                                           entamées  par le temps. 
                  Que cherchais-tu tellement ? 
                  Peut-être la gare anonyme, hors  de la vue du monde,  
                    ou la métropole que tous désignaient sur la carte des 
                                                           conventions  sociales. 
                    Jamais tu ne m'as remarquée, 
                  celle qui dans l'itinéraire de  notre génération est venue 
                                                                           en  même temps que toi.  
                    S'est-elle perdue parmi l'herbe folle, la borne qui portait 
                                                                              le  chiffre du niveau s'est-elle éteinte peut-être, la lumière verte  
                    qui signalait les plages cachées et les vallées en fleurs,  
                    ou bien un pèlerin quelconque sans bâton ni boussole a-t-il 
                                                 attiré  ta curiosité militante ?  
                    (Que sais-je, hélas ! et qu'en savaient les autres !)  
                    Pourtant, c'était moi peut-être, celle qui ne te laisserait pas, c 
                    elle à la mémoire vive, aux bibliothèques improvisées,  
                    la toute jeune et la millénaire qui cache dans ses domaines 
           des  voiles de divinités mortes et des statues mutilées.  
                    Celle d'où naîtra encore  
                    la plante qu'aucun savant n'a cataloguée,  
                    le chant ignoré qu'aucun poète n'a entendu,  
                    la Babel rachetée qu'aucun saint n'a interprétée. 
                    Fichée au centre de la terre, les yeux cloués sur le mont le 
                                                                              plus  élevé, 
                  c'était moi peut-être celle qui  pouvait t'apporter 
                  les quatre saisons, les aurores  boréales, 
                  les solstices, les équinoxes et  toutes les phases de la lune, 
                  et le Gulf Stream et le Maelstrom 
                  et la Voie Lactée de tes nuits  douloureuses, les longues nuits 
                                                                    noires  et constellées. C'était moi peut-être la seule demeure dont tu avais besoin,  
                    marquée par le seul signe que tes yeux chanteraient...  
                    la seule chez qui ta nostalgie n'a pas voulu se reposer... 
                    Et maintenant — qui sait ? — il est trop tard. 
                    (Les rails du train qui t'amenait se terminent au continent 
                                                                              voisin.) 
                  L'avion ou le sous-marin qui  pouvait te sauver  
                    a été consigné 
                  et te déposera, immobile et  blessé à jamais,  
  à la porte d'une église ou de la mairie.  
                    Je suis toujours la seule halte à l'attente de son chantre  
                    (mais comment éteindre dans mon sein l'espoir de ton retour ?) 
                    Je t'attendrai toujours, héros au pas mesuré,  
                    voyageur désabusé qui t'es perdu à travers les siècles  
                    entre les aiguilles d'horloge et les vulgaires almanachs,  
                    loin de ta  
                    seule 
                  halte idéale. 
                    
                  (Idem) 
                    
  
                    
                  Página  publicada em janeiro de 2014. Ampliada e republicada em dezembro de 2014. 
 
                  
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