TEÓFILO TORTOLERO
nació en Valencia, Venezuela (1936 – 1990) Demencia Precoz (1968), Las Drogas Silvestres (1972), 55 Poemas (1981), Parfuma Jaguaro (1984), La Última Tierra (1990) y El Libro de Los Cuartetos (1994) Su obra aún se encuentra dispersa en revistas, inéditos. Fue fundador de Separata del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, así como también de las revistas Zona Tórrida y Poesía. Su presencia entre los poetas residenciados en Valencia en los años 60 fue fundamental e igualmente en generaciones posteriores.
Extraído de
UNIÓN LIBRE - Editorial La Draga y el Dragón -
Colección El Pulpo de la distancia
Curandero y fotografías Enrique Hernández-D'Jesús
No somos ángeles
aunque recemos en el comedor
con el hocico del animal rapado
la migaja en el cielo de la boca
No queremos ser cosas de Dios
por batas que llevemos
a los cuerpos de zorro
despertar sin la gracia orinando
Si fuéramos hermosos como los cuentagotas
en su copa de vidrio de lavanda
Me canto solo
como se canta la campana desierta
pero se consume la esperanza de salir
el estar de ella en el picaporte
igual que la mujer que no tocaré nunca
La canción del regresso se hace tarde
mejor quedar en la niebla maleza
conformarme a mi piel conocida
oír el corredor llegar a las sábanas cada
mañana
y dormir el colírio en la ventana
Vuelvo la cabeza las orejas
al ángel que lleva la máquina de caminar agua
pero mi sombra llama a la puerta
de aire pulmonado
Estrella de naranja quiero estar contigo
reír en tus brazos salvo y distante
lejos de ser la fatiga de carne.
Me aproxime al trono funerario.
Sus patas de bálsamo se desplomaban
en el lago derecho
En su loor canté em silencio oprimiendo las
flores oscuras
casi hundidas a un lado de la barca
Mas al sentir que su pecho se negaba los ángeles
Mis manos temblaron en el centro de lo rremediable.
De Demencia precoz (1968)
CUADRA
Todo lo que chirría fue una vez la casa del caballo
Y el lugar donde murió breve
Los estribos colgados tras la puerta
Apenas recuerdan su venida a este mundo
Desconocido
Semejante al barro trotado en las patas
O a los rasguños de sus moscas
El alma fue ampollando
Entre dejar la despeinada cabeza
resignadamente
Los ojos ambulantes
Sobre las puntas del camino
Y enloquecerlos en el aire
Visitado por fantasmas de caballos
De Las Drogas Silvestres (1972)
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
Não somos anjos
embora rezemos no refeitório
com o focinho raspado do animal
a migalha no céu da boca
Não pretendemos ser coisas de Deus
por roupão que usemos
aos corpos de raposa
despertar sem a graça urinando
Se fôssemos belos como conta-gotas
em sua redoma de vidro de lavanda
Canto sozinho
como se canta o sino deserto
mas se consome a esperança de sair
o estar dela na trava
tal como a mulher que não tocarei jamais
A canção do regresso atrasa
melhor fica na névoa da erva daninha
conformar-me à minha pele conhecida
ouvir o corredor chegar aos lençóis a cada
manhã
e dormir o colírio na janela
Volta à cabeça as orelhas
o anjo que leva a máquina de caminhar água
mas minha sombra chama à porta
de ar nos pulmões
Estrela de laranja quero estar contigo
rir em teus braços salvo e distante
Longe de ser a fatiga da carne.
Aproximei-me do trono funerário.
Suas patas de bálsamos desabam
no lago direito
Em seu louvor cantei o silêncio oprimindo as
flores escuras
quase afundadas de um lado do barco
Mas ao sentir que seu peito se negava ao anjos
Minhas mão tremeram no centro do irremediável.
QUADRA
Tudo o que chia foi uma vez a casa do cavalo
E o lugar onde morreu breve
Os estribos dependurados detrás da porta
Apenas lembram sua vida a este mundo
Desconhecido
Semelhante ao barro trotado pelas patas
Ou ao rascunho de suas moscas
A alma foi inchando
Entre deixar a cabeça despenteada
resignadamente
Os olhos ambulantes
Pelas pontas do caminho
E enlouquece-los no ar
Visitado por fantasmas de cavalos.
Página publicada em maio de 2017