LUDOVICO SILVA
(1937 – 1988)
Luis José Silva Michelena (Caracas, 16 de febrero de 1937 - ídem, 4 de diciembre de 1988), conocido como Ludovico Silva fue un escritor, ensayista, filósofo y poeta venezolano, considerado como uno de los más importantes intelectuales delsiglo XX venezolano y uno de los principales pensadores marxistas de ese país.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUêS
Tradução de Antonio Miranda
SILVA, Ludovico. Tenebra. México, D.F.: El Cuerno Emplumado, 1964. 70 p. ilus. (Colección Acuario, v. III) Edición bilíngue Español e Inglés. Traducción de Margareth y Sergio Mondragón. DIBUJOS DE Julius Tobias.
CIEGO DE NO SER
Deslumbrándome em hombre puedo volverme hombre,
quedarme ciego de ser,
y esto es lo principal:
asombrarse de la existencia
como se assombra uno de sus sueños;
mirarse bestia
siendo animal que ama y que desprecia.
contemparse enrejado entre los huesos
siendo una libertad antigua y noble.
Y deshojarse
muy lentamente y siempre
y sabiamente
de este árbol cargado de milagros.
CEGO DE NÃO SER
Deslumbrando-me como homem posso tornar-me homem,
ficar cego de ser,
e isto é o principal:
assombrar-me com a existência
como se assombra de seus sonhos;
ver-se uma besta
sendo animal que ama e que despreza,
contemplar-se tecido entre os ossos
sendo uma liberdade antiga e nobre.
E desfolhar-se
bem devagar e sempre
e sabiamente
desta árvore carregada de milagres.
ESTO YO LE HE ENTEVISTO
Es triste estar sin algo que represente al mundo
en la grand ciudad solitária.
Pero tenemos tú y yo, palabra mía,
algo que puede hacer temblar los cielos.
Tenemos nuestra humanidad.
No hay cosa alguna que no soporte el hombre;
no hay la carne incessante
que sacie el hambre nuestra; no hay pan duro
que reviente esta encía furiosa.
No hay ciudad en el universo
que no este sustentada sobre el hombre.
ISTO EU PRESSINTO
É triste estar sem algo que represente o mundo
na cidade grande e solitária.
Mas tu e eu temos, dou minha palavra,
algo que pode fazer tremer o céu.
Temos nossa humanidade.
Nada existe que o homem não suporte;
não há carne incessante
que sacie nossa fome; nem pão duro
que rebente nossa gengiva furiosa.
Não há cidade no universo
que não esteja sobre o homem sustentada.
Página publicada em outubro de 2012
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