IVÁN CORONA
Aunque el despertar de la poesía puede ser un misterio, en el caso de Iván Corona Calcaño (Caracas, 1986), bien podría pensarse en la genética. Nieto del poeta y periodista Antonio Simón Calcaño, todavía recuerda el impacto que produjo en su infancia la lectura de su epitafio: "No se sabe si está cerca o distante de cuál puerto/ no se sabe si está definitivo/ no se sabe/ pero de que está dormido está dormido".
En él, la poesía, que también lo toca por la vía de su madre, Beatriz Calcaño, nace con una poco común vocación de profundidad, que trasciende el palabreo o el juego técnico que hoy, advierte, parece predominar en los talleres.
Yo creo que esa concepción platónica de la poesía como inspiración divina, o demoníaca, según los griegos, se echa un poco de menos en los talleres literarios, que se centran en los aspectos meramente tecnológicos y no en lo más importante: favorecer y estimular la atención, la contemplación, el cuerpo y los estados de conciencia que hacen posible la inspiración divina.
Esa ética de la palabra, si es dado llamarla así, florece en su primer poemario, La muralla constelada, ganador de la Bienal de Literatura Cruz Salmerón Acosta en 2016, en el que el jurado advirtió la herencia de dos nombres no tan distantes en la geografía espiritual: El arqueólogo, viajero y escritor francés Víctor Segalen y el venezolano José Antonio Ramos Sucre, quienes de alguna manera comparten la tradición iniciática de la poesía como "vía de conocimiento y profundización en el misterio de la existencia".
Escrito en el despuntar de sus 20 años, el libro fue publicado una década después, "lo cual, en el siglo XXI es como decir un siglo entero", afirma.
(...)
Poco después de la entrega del premio de la Bienal Salmerón Acosta en 2015 tomó la decisión de instalarse en Argentina, donde hoy lucha por un proyecto de maestría, realizando trabajos eventuales como traductor y editor, mientras se nutre de la vida cultural que ofrece Buenos Aires.
Entrevista completa puede ser leída en:
http://www.eluniversal.com/entretenimiento/6184/ivan-corona-calcano-distinta-nuestra-poesia
Su primera poesia ha sido incluída en la antología de poesia Voces Nuevas 2005-2006 del CELARG.
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
REVISTA NACIONAL DE CULTURA. Año LXXI / 2009 / Número 337. – Diretor Sael Ibañez. Caracas: Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2009. ISSN 0035-0230 Ex. bibl. Antonio Miranda
INTRAMUNDOS
I
"Anda anda,
pero con cuidado"
grito
mas él
corre que te corre
y si tan sólo yo lo siguiera por fin sería
alba en mi sangre
y mi cuerpo fruto de verano.
II
Nunca me pide que lo acompanhe
ni yo me atrevo a seguirlo.
Mi vida, entonces, consiste en esperarlo.
Si llega
ostenta racimos.
Allá
—me dice— ¡Allá!
Pero inmediatamente calla
y yo me hago el desinteresado.
III
Arriba, como siempre, malherido.
Su sonrisa, sin embargo, me llena de envidia.
Confieso que estoy a punto de matar a este loco prístino que
me acompaña a diestra y siniestra
sólo por no ver ni escuchar más sus burlas lúcidas y serenas.
IV
Porque no estuve nunca en su país me acompaña este loco incansable.
no hay momento que no estorbe
con su mezcla de cinismo y nostalgia.
Si afirmas, niega,
si niegas, afirma,
pero si no dices nada,
te llama cobarde.
V
Para él todos los senderos que van de las majadas al otero
la flauta
y el olvido
Para mí, la muerte.
VI
Sólo para él amanece
y sólo para él las bandadas de aves, sin saberlo,
acuden a la ceremonia
bulliciosas, alegres.
VII
No, no fui yo sino él quien vio el valle tendérsele en verano,
Ni fue ante mí que se inclinaron las palmas,
ni quiso la brisa
que yo escuchara sus secretos
entre los huertos lozanos.
VIII
"Por qué regresas"
le pregunto
más o menos amargado.
"Porque allá -me disse
es imposible permanecer,
es sólo un lugar de tránsito".
IX
Porque calla cuando hablas
y habla cuando callas
y aun si huyes
te alcanza sin perseguirte
con un rostro de burla,
sobrevives.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
INTRAMUNDOS
I
"Anda anda,
mas com cuidado"
grito
mas ele
corre que corre
e se apenas eu o seguisse afinal seria
aurora em meu sangue
e meu corpo fruto de verão.
II
Nunca me pede para acompanhá-lo
nem eu me atrevo a segui-lo.
Minha vida, então, consiste em esperá-lo.
Se chega
ostenta cachos de uva.
Lá
—me diz— Lá!
Mas imediatamente se cala
e eu finjo estar desinteressado.
III
Encima, como sempre, mal ferido.
O seu sorriso, no entanto, me enche de inveja.
Confesso que estou a ponto de matar este louco prístino que
me acompanha a torto e a direito
mas por não ver nem escutar mais suas burlas lúcidas e serenas.
IV
Porque não estive nunca em seu país
me acompanha este louco incansável.
não há momento que não perturbe
com sua mescla de cinismo e nostalgia.
Se afirmas, nega,
se negas, afirma,
mas se não dizes nada,
te chama de covarde.
V
Para ele todos os caminhos que vão dos currais ao outeiro
a flauta
e o olvido
Para mim, a morte.
VI
Apenas para ele amanhece
E apenas para ele as bandadas de aves, sem sabê-lo,
acodem à cerimônia
barulhentas, alegres.
VII
Não, não fui eu mas ele quem viu o vale oferecer-se no verão,
Nem foi diante de mim que as palmas se inclimaram,
nem quis a brisa
que eu escutasse seus segredos
pelas hortas viçosas.
VIII
"Por que regressas"
eu pregunto
mais ou menos amargurado.
"Porque lá -me disse
é impossível permanecer,
é apenas um lugar de passagem".
IX
Por que cala quando falas
e fala quando calas
e mesmo se foges
te alcança sem perseguir-te
com um rosto de burla,
sobrevives.
Página publicada em junho de 2019
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