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FARRUCO SESTO
Biografia em galego, extraída de wikipedia:
Francisco de Asís Sesto Novás, nado en Vigo o 14 de outubro de 1943, é un arquitecto, político e escritor galego. Membro correspondente da Real Academia Galega desde 2011.
Neto do pedagogo Juan Novás Guillán, e fillo do intelectual galeguista Xosé Sesto, emigrou coa familia a Venezuela con 18 anos, onde estudou arquitectura. Foi profesor da Cátedra de Deseño na Escola de Arquitectura da Universidade Central de Venezuela. Foi Director Xeral Sectorial de Ordenamento Urbano do Ministerio de Infraestrutura e Director Xeral Sectorial de Planificación, Presidente do Instituto do Patrimonio Cultural e Director do Fondo Nacional de Desenvolvemento Urbano. En 2003 foi nomeado Viceministro de Cultura e Presidente do Consello Nacional da Cultura. Foi Ministro de Cultura de Venezuela ata xuño de 2008 e volveu ser nomeado ministro en febreiro de 2010.
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
FESTIVAL MUNDIAL DE POESÍA VENEZUELA 2004. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores Latinoamericana C, A., 2005.
435 p. 15 x 23 cm. Patrocinado por Ministerio de la Cultura, Presidencia del CONAC, D.G.S. de Literatura. ISBN 780-03-1211-1 Ex. bibl. Antonio Miranda
ARTE POÉTICA
Un pájaro.
Un pájaro es una pequeña cosa que vuela. Vuela en el aire o vuela en el papel. También puede volar en tu sonrisa. Puede tener nombre o puede no tenerlo, o incluso puede él mismo ser un nombre. Un nombre que vuela. Una palabra.
Una palabra puede tener alas.
Puede extender las alas, alzar el vuelo
y llegar muy lejos.
Quién sabe adonde.
Llegar hasta los países más distantes,
y que nadie, viéndola, la reconozca.
O, por el contrario, que alguien la entienda
y la haga suya,
y la transforme entonces en una bandada
de pájaros, multicolor y bulliciosa.
Pues así es como la palabra se multiplica
para convertirse en un poema compartido.
Pero ese pájaro, la palabra,
de pronto puede volverse tan arriesgado
que intente llegar al fondo
de tu pensamiento, aun más lejano
que aquellos países,
por colocar en él una señal.
Para ti sola, o para nosotros,
o incluso para terceros.
Así una palabra puede alcanzarte,
y, si tiene éxito, seducirte,
o, del mismo modo, matarte.
Con lo cual se acabaría el mundo.
Y si, por el contrario, el pájaro es tuyo, si la palabra es tuya,
si el nombre vuela desde tu corazón al mío entonces el muerto puedo ser yo. Que no me vendría mal en ocasiones. De modo que un pájaro es una cosa que vuela y que puede ser una palabra. Que tiene su ámbito natural en los cielos, sea en el cielo del día o en el de la noche, o en el del infierno del alma que proviene de la soledad.
Y que, por momentos,
igual pone la cabeza debajo del ala
y se duerme
cuando no dices nada.
Como ahora o como tantas veces
en que aparentas no entender este tipo de asuntos
donde yo mezclo nombres y aves,
cielos y señales,
distancias e infiernos.
Cuando simulas no saber nada
muy a pesar de que tu vida entera
corre en el mismo cauce de la mía.
Y de que en mi alma plantaste tus lunas.
Y sembraste tus soles en mi cuerpo.
Y de que nadie podría distinguir
dónde tú y yo comenzamos y terminamos. Menos ahora, cuando estas palabras que nada eran van tomando forma, y al cabo se juntan y se inventan alas, para volar y luego alzan el vuelo y se van y escapan de nosotros, transidas de un amor que nadie sabe cómo es
ni cómo se sostiene,
aunque sin duda será del mismo modo
en que se aguanta un pájaro en el aire,
a base de confiar y confiar en sí mismo,
a base de no volver la vista atrás,
a base de poner la imaginación en el vuelo.
El vuelo del amor,
como el de la palabra,
por encima de los objetos,
pero igualmente en los objetos,
por encima del universo,
pero así mismo en el universo,
incluso subterráneamente
aunque parezca un contrasentido.
De la misma forma en que nosotros
uno en el otro,
nos sostenemos
amada, en este tiempo nuestro,
cuando en la caída de la tarde,
contemplamos un pájaro pequeño
sin importancia, un pájaro que pasa
y llena el firmamento
y a nosotros
nos llena.
Un pájaro que puede ser una palabra,
o bien un nombre.
Un nombre que vuela
y que también puede posarse
con tranquilidad en una rama,
y descansar un rato,
mientras nosotros, mudos,
despreocupadamente absortos,
nos besamos.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução por Antonio Miranda
ARTE POÉTICA
Um pássaro.
Um pássaro é uma pequena coisa que voa.
Voa no ar ou voa no papel.
Também pode voar em teu sorriso.
Pode ter nome ou pode não tê-lo,
e inclusive pode ele mesmo ser um nome.
Um nome que voa.
Uma palavra.
Uma palavra pode ter asas.
Pode estender as asas, alçar voo
e chegar bem longe.
Quem sabe aonde.
Chegar até a países bem distantes,
e que ninguém, vendo-a, a reconheça.
Ou, ao contrário, que alguém a entenda
e faça-a sua,
e a transforme então numa bandada
de pássaros, multicolor e barulhenta.
Pois assim é como a palavra se multiplica
para converter-se em um poema compartilhado.
Mas esse pássaro, a palavra,
de repente pode tornar-se tão arriscado
que tente chagar ao fundo
de teu pensamento, ainda mais distante
que aqueles países,
para colocar nele um sinal.
Para ti apenas, ou para nós,
e inclusive para terceiros.
Assim a palavra pode alcançar-te,
e, tendo êxito, seduzir-te,
ou, de igual maneira, matar-te.
Com o que o mundo acabaria.
E assim, ao contrário, o pássaro é teu,
se a palavra é tua,
se o nome voa desde o teu coração até o meu
então o morto pode ser eu.
Que não seria mal em tais ocasiões.
De tal maneira que um pássaro é uma coisa
que voa e que pode ser uma palavra.
Que tem seu âmbito natural no céu,
seja no céu do dia ou no da noite,
ou no do inferno da alma
que vem da solidão.
E que, por momentos,
igualmente coloca a cabeça debaixo da asa
e adormece
quando não dizes nada.
Como agora ou como tantas vezes
em que pareces não entender este tipo de assunto
onde mesclo nomes e aves,
céus e sinais,
distância e inferno.
Quando simulas saber nada
apesar de que tua vida inteira
corre no mesmo canal da minha.
E de que em minha alma plantaste tuas luas.
E semeaste teus sois poderia distinguir
onde tu e eu começamos e terminamos.
Menos agora, quando estas palavras
que nada eram vão tomando forma,
e afinal se juntam e se inventam asas,
para voar e depois levantam voo
e se vão e escapam de nós,
transidas de um amor que ninguém sabe
como é
nem como se sustenta,
embora sem dúvida será do mesmo jeito
em que aguenta um pássaro no ar,
na base de confiar e confiar em si mesmo,
na base de não voltar a vista atrás,
na base de colocar a imaginação em voo.
O voo do amor,
como o da palavra,
por encima dos objetos,
mas igualmente nos objetos,
por encima do universo,
mas assim mesmo no universo,
mesmo subterraneamente
embora pareça um contrassenso.
Da mesma forma em que nós
um no outro,
nos sustentamos
amada, neste tempo nosso,
quando no por-do-sol,
contemplamos um pássaro pequeno
se importância, um pássaro que passa
e preenche o firmamento
e nos chama.
Um pássaro pode ser uma palavra,
melhor, um nome.
Um nome que voa
e que também pode pousar
com tranquilidade em um ramo,
e descansar um pouco,
enquanto nós, mudos,
despreocupadamente absortos,
nos beijamos.
Página publicada em fevereiro de 2020.
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