FESTIVAL MUNDIAL DE POESIA 3er. - ÁFRICA / AMÉRICA / ASIA / EUROPA / OCEANIA. Antologia 2007. Caracas: Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2006. S. p.
Ex. bibl. Antonio Miranda
ARTE POÉTICA
A veces pienso y digo:
verso mío
de piedrecitas blancas,
un collar de palabras
me pareces,
un círculo sonoro.
Gira el viento
y tú cantas:
si el mar retumba herido
te revuelves
—furioso toro azul—
por las orillas
rocosas de mi sueño.
Tú bañas por las tardes
mis pequeños dolores
con tus lágrimas.
Ayer fuimos al bosque:
tus palabras
cantaron con los pájaros;
saliste a la llanura
sedosa
—caballito de circo—
y tu dócil galope continuaba
la ronda del aplauso.
Después:
los altos montes,
los claros ríos,
las estrellas todas
en nocturnos de amor…
Ahora tengo en las manos
tu cansada cabeza de hijo pródigo.
Te duele la sonrisa, la mirada
se te va hacia el recuerdo
con la lenta tristeza de las garzas
y todavía fluye de tus labios
licor de rumorosos espejismos.
Quédate con nosotros.
Mis amigos
vinieron a buscarte. Aquí tienes
las manos de mis hijos,
que la mía
—sombra del corazón—
apenas tiene
fuerza de ala.
Ven a la calle. Mira.
Hombres de paso petreo
pasan cantando. El cielo
de par en par azul. Ya el viento mueve
los brazos de los cardos
y la aurora levanta
una paz rumorosa de colmenas.
EDUARDO GALLEGOS MANCERA
Sol, solo sol, Eduardo.
Sol cenital,
sin sombra.
Transparencia
de la mano en el verso.
Voz armada.
Así ibas. Deprisa el corazón,
y así regresas
en tu dispersa plenitud
cantando
en sol, en fruto,
en sueño de pueblo,
en desatada luz, aire de oro,
sol, sólo sol, Eduardo.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
ARTE POÉTICA
Às vezes penso e digo:
verso meu
de pedrinhas brancas,
um colar de palavras
me pareces,
um círculo sonoro.
Gira o vento
e tu cantas:
se o mar retumba ferido
volteias
—furioso touro azul—
pelas margens
rochosas de meu sonho.
Tu banhas pelas tardes
minhas minúsculas dores
con tuas lágrimas.
Ontem fomos ao bosque:
tuas palabras
cantaram com os pássaros;
saíste à planície
sedosa
—cabalino de circo—
e teu dócil galope continuava
la ronda do aplauso.
Depois:
os altos montes,
os claros rios,
as estrelas todas
em noturnos de amor…
Agora tenho em mãos
tua cansada cabeça de filho pródigo.
Te lastima o sorriso, a mirada
sai para a lembrança
com a lenta tristeza das garças
e ainda emama de teus lábios
licor de rumorosos espelhismos.
Fica conosco.
Meus amigos
vieram buscar-te. Aqui tens
as manos de meus filhos,
enquanto a minha
—sombra do coração—
tem apenas
força de asa.
Vem para a rua. Olha.
Homens de andar pétreo
passam cantando. O cé
de par em par azul. Mas o vento move
os braços dos cardos
e a aurora levanta
uma paz rumorosa de colmeias.
EDUARDO GALLEGOS MANCERA
Sol, somente sol, Eduardo.
Sol zenital,
sem sombra.
Transparência
da mão no verso.
Voz armada.
Assim ias. Rápido o coração
e assim regressas
em tua dispersa plenitude
cantando
em sol, em fruto,
em sonho de aldeia,
emn desatada luz, ar dourado,
sol, somente sol, Eduardo.
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Página publicada em maio de 2021
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