Andrés Eloy Blanco
Cumaná, 6.8.1897 - 21.5.1955. Após uma vida de lutas políticas, morreu num acidente automobilístico. Obras: Tierras que me Oyeron, Giraluna, Canto a los Hijos e A un Año de tu Luz.
TEXTO EN ESPAÑOL y/e TEXTO EM PORTUGUÊS
He renunciado a ti. No era posible.
Fueron vapores de la fantasía.
Son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
Una proximidad de lejanía.
Yo me quedé mirando como el río se iba
Poniendo en cinta de la estrella...
Hundí mis manos locas hacia ella
Y supe que la estrella estaba arriba.
He renunciado a ti sinceramente
Como renuncia a Dios el delincuente.
He renunciado a ti como el mendigo
Que no se deja ver del viejo amigo.
Como el que ve partir grandes navíos
Con rumbo hacia imposibles y ansiados continentes.
Como el perro que apaga sus amorosos bríos
Cuando hay un perro grande que le enseña los dientes.
Como el marino que renuncia al puerto
Y el buque errante que renuncia al faro
Y como el ciego junto al libro abierto
Y el niño pobre ante el juguete caro.
He renunciado a ti, como renuncia
El loco a la palabra que su boca pronuncia.
Como esos granujillos otoñales,
Con los ojos estáticos y las manos vacías
Que empañan su renuncia, soplando cristales
En los escaparates de las confiterías.
He renunciado a ti, y cada instante
Renunciamos un poco de lo que antes quisimos
Y al final ¡cuántas veces el anhelo menguante
Pide un pedazo de lo que antes fuimos!
Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño.
Desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso, del sueño.
Traduzido por Anderson Braga Horta
Renunciei a ti. Era impossível.
Foram vapores, fantasia pura.
São ficções que por vezes dão ao inacessível
Uma proximidade de lonjura.
Fiquei olhando o rio que tentava
Fazer-se fita para a estrela...
Mergulhei as mãos loucas empós dela
E soube então que no alto a estrela estava.
Renunciei a ti sinceramente
Como a Deus renuncia o delinqüente.
Renunciei a ti como o mendigo
Que não se deixa ver ao velho amigo.
Como quem vê partir grandes navios
No rumo de impossíveis e ansiados continentes.
Como um cão que arrefece os amorosos brios
Diante de um cão maior que lhe arreganha os dentes.
Marujo que recusa o porto certo,
Buque errante que foge o farol claro.
Sou como cego junto ao livro aberto,
Menino pobre ante o brinquedo caro.
Renunciei a ti qual renuncia
O louco a quanto a boca pronuncia.
Como esses pobrezinhos outonais
De olhos estáticos e mãos vazias
Que a renúncia disfarçam bafejando cristais
Sobre as vitrinas das confeitarias.
Renunciei a ti, a cada instante
Renunciamos um pouco ao que quiséramos,
E afinal quantas vezes o desejo minguante
Pede um pedaço do que dantes éramos!
Rumo ao meu próprio nível. Estou tranqüilo, frio.
A tudo renunciando, serei meu próprio dono,
E desfazendo rendas regressarei ao fio.
A renúncia é a viagem de regresso, do sono.
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