Foto: http://www.uruguayeduca.edu.uy/
CIRCE MAIA
(Montevideo, 29 de junio de 1932) es una escritora, poeta, profesora y traductora uruguaya.
Nació en Montevideo, Uruguay, en 1932. Sus padres eran María Magdalena Rodríguez y el escribano Julio Maia, ambos procedentes del norte de Uruguay. Fue su padre quien le publicó su primer libro de poesía, cuando Circe tenía 12 años (Plumitas, 1944). A sus 19 años sufrió la repentina muerte de su madre, que dejó una profunda huella en su primer libro de poesía madura, publicado cuando tenía 25 años (En el tiempo, 1958).
Se casó con Ariel Ferreira, médico, en 1957, y en 1962 la pareja se mudó a Tacuarembó con sus dos primeras niñas.
Cursó estudios de filosofía en el Instituto de Profesores Artigas (IPA) y siguió estudiando filosofía en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República. Se dedicó al profesorado de filosofía en un liceo departamental y en el Instituto de Formación Docente de Tacuarembó.
Participó en la fundación del Centro de Estudiantes del Instituto de Profesores Artigas (CEIPA) y fue socia activa del Partido Socialista.
Los años de la dictadura cívico-militar en Uruguay fueron duros para su familia. Un día de 1972, los militares irrumpieron a las 3 de la madrugada en su casa para arrestar a Circe y Ariel, pero a ella le permitieron quedarse porque su hija menor tenía apenas 4 días. Su marido estuvo dos años preso por formar parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. En 1973, Maia fue destituida de su cargo como profesora de educación secundaria por el gobierno militar pero de todos modos daba clases particulares de idiomas y continuó con sus estudios. En 1983 perdió a su hijo de 18 años en un accidente de tránsito. Esta tragedia añadida a las dificultades de escribir bajo la dictadura la llevó hacia un descanso en su trabajo poético. Con el regreso de la democracia en 1985, fue reintegrada a su cargo como profesora de educación secundaria. Sus publicaciones comenzaron de nuevo con Destrucciones (1987), un pequeño libro escrito en prosa, y Un viaje a Salto (1987), relato en prosa sobre el encarcelamiento de su marido.
La publicación de Superficies (1990) marcó su regreso a la poesía y fue seguida por otros libros de poesía y sus traducciones al inglés, griego y otros idiomas. Para el público lector la publicación más importante fue la recopilación de sus nueve libros de poesía Circe Maia: obra poética (2007 y 2010), un libro de más de 400 páginas.
Enseñó filosofía en secundaria hasta su jubilación en 2001, pero continúa enseñando literatura inglesa en un instituto privado, prepara grupos de teatro en Tacuarembó, además de escribir y traducir.
TEXTOS EM ESPAÑOL – TEXTOS EM PORTUGUÊS
SONIDO
Son planchadas
las arrugas visibles de la tela.
(En el cuarto
el silencio y la luz tejen redes ingrávidas
que trepan las paredes.)
Pero
la vejez ha raspado los hilos
y los dejó tan débiles
que al alzarse
la tela se abrió de un lado a outro.
Inesperadamente
ese ruido cortó el blanco silencio
del coser y el planchar
Cortó como aire frío
entrando por ranuras de los muros
Como armado enemigo
el sonido filoso y siniestro: El desgarro.
NO Y SÍ
Ella rehusa y calla.
Pero la oscura y verde
mujer que vive dentro
de ella
muerde rabiosamente
y traga.
ES ASÍ
Es como si del marco de una puerta entreabierta
quisieras ver qué ocurre en una inmensa sala
viendo tal vez la esquina de una mesa
el vuelo de un vestido.
Como esos cielos de las calles estrechas
telones desvaídos
un pedazo flotando, cortado
sobre los ojos miopes, lejos.
Es así: contemplamos
retazos, trozos, sueltos.
¿Quién sal de su fina ranura, quién se alza
escuchando el rumor total: sonido puro
o roto, absurdo ruido?
(de Presencia diaria, 1964)
III. LA MUERTE
A las tres de la tarde la anocheció de golpe.
Se voló la luz, el piso, las agujas
del tejido, la lana verde, el cielo.
Ves qué fácil, qué fácil:
un golpecito, un hilo
que se parte en silencio
a las tres de la tarde.
Y después ya no hay más. De nada vale
ahogarse en llanto, no entender, tratar
de despertarse.
Muerte, de pie, la muerte
altísima, de pie, sola, parada
sobre mayo deshecho.
(de En el tiempo, 1958)
EL PUENTE
En un gesto trivial, en un saludo,
en la simple mirada, dirigida
en vuelo, hacia otros ojos,
un áureo, un frágil puente se construye.
Baste esto sólo.
Aunque sea un instante, existe, existe.
Baste esto sólo.
(de El Puente, 1970)
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
SOM
São arrumadas
as rugas visíveis na pintura.
(No quarto
o silêncio e a luz tecem redes ingrávidas
que sobrem as paredes)
Mas
a velhice raspou os fios
e deixou-os tão débeis
que ao alçar-se
a pintura abriu-se de um lado a outro.
Inesperadamente
esse ruído cortou o branco silêncio
do costurar e engomar
Cortou como ar frio
entrando pelas gretas dos muros
Como um inimigo armado
o som afiado e sinistro. A rasgadura.
NÃO E SIM
Ela recusa e cala.
Mas a escura e verde
mulher que vive dentro
dela
Morde raivosamente
e engole.
MUJERES – Las mejores poetas uruguayas del siglo XX. Selección de poetas uruguayas del Siglo XX. Selección de textos y nota introductoria de cada poeta a cargo de: Jorge Albistur, Roberto Appratto, Jorge Arbeleche, Carina Blixen, Juan Francisco Costa, Rafael Coutoisie, Sylvia Lago, Graciela Mántaras, Alejandro Paternain, Ricardo Pallares y Elás Uriarte. Montevideo: Instituto Nacional del Libro, 1993. 398 p. (Colección “Brazo Corto”) 18,5x 23,5 cm. Ex. bibl. Antonio Miranda
YÉNDOSE
No eran para guardar los días, las semanas
aquellas horas blancas de deslizar y vuelo
no eran para guardarlas;
olas nocturnas, noches de oscuro movimiento
olas de azul y sol, como eran las manãnas.
Al hacerse oleaje se volvían espuma.
No se pudo guardarlas.
¿Cómo guardar el ruido-resplandor, que se quede
que no se deshaga?
Así venía el tiempo como hecho de su fuga
y de su mismo irse nos venían las horas.
Como venían yéndose eran la sed y el agua
una instantánea luz que se hacía de sombra.
¿Cómo guardarla?
Sólo en choque en la roca, la espuma
sólo en vuelo, las alas.
(de En el tiempo, 1958)
INDO
Não eram para guardar os dias, as semanas
aquelas horas brancas de deslizar, e voo
não era pra guarda-las;
ondas noturnas, noites de escuro movimento
ondas de azul e sol, como eram as manhãs.
Ao tornar-se onda viraram espuma.
Não se pode guarda-las.
Como guardar o ruído-resplendor, que fique
que não se desfaça?
Assim vinha o tempo como fato de sua fuga
e de seu mesmo ir-se nos vinham as horas.
Como nos vinham indo-se eram a sede a água
uma instantânea luz que se fazia de sombra.
Como guardá-la?
Apenas em choque na rocha, a espuma
somente em voo, as asas.
III. A MORTE
Às três da tarde anoiteceu-a de repente.
Voou a luz, o piso, as agulhas
do tecido, a lã verde, o céu.
Vês como é fácil, como é fácil:
um golpezinho, um fio
que se parte em silêncio
às três da tarde.
E depois já não há mais. De nada vale
afogar-se em pranto, não entender, tratar
de despertar.
Morte, de pé, a morte
altíssima, de pé, só, parada
sobre maio desfeito.
É ASSIM
É como se do marco de uma porta entreaberta
quisesses ver que acontece numa sala imensa.
Vendo talvez a esquina de uma mesa
o voo de um vestido.
Como estes céus de ruas estreitas
telões desvalidos
um pedaço flutuando, cortado
sobre os olhos míopes, distantes.
É assim: contemplamos
retalhos, troços, soltos.
Quem sai de sua fina ranhura, que se alça
escutando o rumor total: som puro
ou roto, absurdo ruido?
A PONTE
É um gesto trivial, é uma saudação,
na simples mirada, dirigida
em voo, até outros olhos,
um áureo, uma frágil ponte se constrói.
Basta apenas isso.
Mesmo sendo um instante, existe, existe.
Baste apenas isso.
Página publicada em dezembro de 2014
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