ANTONIO FERNÁNDEZ SPENCER
(1923-1995)
La muerte recorre frecuentemente sus poemas, convirtiéndose en un elemento atrayente y repudiado al mismo tiempo. El poeta refleja en su obra. lo que sucede a su alrededor. Tiene obras importantes como “Vendaval interior”, “Bajo la luz del día” y “Diario del mundo”.
TEXTO EN ESPAÑOL / TEXTO EM PORTUGUÊS
EL MUERTO EN EL MAR
a José Ángel Valente
Se iba cayendo muerto entre las baldosas y el povo de los caminos.
Era un hombre — con el pecho bajo el sol de septiembre —;
un hombre con su casa, su mujer, su viento
que movía rosales y tal vez el cielo.
Iba como un náufrago entre las cosas;
parecía un muerto de muchos días:
sin gaviotas que chillaran sobre el mar
y era como el hondo movimieno de las mareas.
Bello había sido; las mujeres lo habían rondado.
Ahora está casi roto, mientras sus zapatos suenan
por las calles y en los corazones de los traseúhtes.
Ahora su voz lleva las estrellas apagadas del cielo.
Un viento extraño y negro
se apodera de la corriente de sus huesos;
se va hundiendo en la soledad del cielo
y su memoria aún recoge los campos.
Bellos campos con muchachas que se pierden para siempre en el Alba
— dicen sus labios —, y ve volar por sus ojos a las gaviotas
y el mar se le sube como un juego a las carnes pasajeras.
Aquí amé — piensa —, en este mundo brillante que se pierde,
y nuestras gaviotas le llenan el corazón
y nuevos mares cantan con las palabras de sus olas.
Se le iba cayendo muerto el traje, la voz,
los ya difuntos bolsillos, los botones de agria voz blanca
entre el abrazo solitário del ojal sin ternura.
Se les iba apolillando la voz; la iba dejando em viejos anaqueles.
Ah, sí, pero el mar estará allí para siempre
y las golondrinas, al volar, pondrán una mancha negra en el azul
de sus ojos,
y el mar morirá un poço con él, pero estará allí para siempre,
y los árboles también morirán con él, pero aún conservarán su fuerza
en el mundo.
Ah, las mujeres vendrán a lavar al río sus blancos senos de nieve,
y siempre habrá en el mundo mujeres
y él estará siempre muerto sin remedio.
Se le iba muriendo la casa, la habitación,
los libros, los versos de un poeta.
Sólo le quedaba la voz entre las olas viejas del mar.
ASÍ LA VIDA ES HOY
He amanecido. ¡Qué raro estar vivo otra vez!
Se lo pregunto con ternura a mi mesa de trabajo.
Ella no sabe nada. ¿Estoy vivo, por qué?
Y es raro sentir el huexo que te besa un poco
bajo mis flertes labios de varón.
¡Que raro tengo el mismo peso de otros días amargos!
El camino es muy largo y la vida muy corta.
Ella no sabe nada. ¡La pobre vida a golpes va passando!
Me enamoré una vez; en el bolsillo tuve su retrato
lleno de primavera y de jamás.
Todos los días me asomo a la ventana
y veo que la vida está muy bella, que es imposible estar
en utra primavera. Al sur daré mi corazón;
será alondra cada gota de sangre de su voz.
Está tranquilo. Calla bajo el sol.
He amanhecido. ¡Qué raro que mis ojos
vean, llenos de amanhecer que estoy ya vivo!
La primavera. ¿dónde está?
Tal vez la tenga em el retrato aquel
lleno de tempo. Así la vida es hoy...
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TEXTO EM PORTUGUÊS
O MORTO NO MAR
a José Ángel Valente
Tradução de Aurélio Buarque de Holanda Ferreira*
Ia caindo morto entre os mosaicos e a poeira dos caminhos.
Era um homem — com o peito sob o sol de setembro —;
um homem com sua casa, sua mulher, seu vento
que movia roseiras e talvez o céu.
Ia como um náufrago entre as coisas;
parecia um morto de muitos dias:
sem gaivotas que chiassem sobre o mar,
e era como o fundo movimento das marés.
Belo tinha sido; as mulheres o haviam rondado.
Agora está quase roto, enquanto seus sapatos soam
pelas ruas e no coração dos transeuntes.
Agora sua voz leva as estrelas apagadas do céu.
Um vento estranho e negro
se apodera da corrente dos seus ossos;
vai-se afundando na solidão do céu
e sua memória ainda recolhe os campos.
Belos campos com moças que se perdem para sempre na aurora
— dizem seus lábios —, e vê voar por seus olhos as gaivotas,
e o mar lhe sobe como um jogo às carnes passageiras.
Aqui amei — pensa — neste mundo brilhante que se perde,
e novas gaivotas lhe enchem o coração
e novos mares cantam com as palavras de suas ondas.
Ia-lhe caindo morta a roupa, a voz,
os já defuntos bolsos, os botões de acre voz branca
entre o abraço solitário da casa sem ternura.
Ia-se-lhe traçando a voz; ia deixando-a em velhas prateleiras.
Ah, sim, porém o mar estará ali para sempre
e as andorinhas, ao voar, porão uma negra mancha no azul
de seus olhos,
e o mar morrerá nele um pouco, mas estará ali para sempre,
e as árvores também morrerão com ele, mas ainda conservarão sua
força no mundo.
Ah, as mulheres virão lavar no rio seus brancos seios de neve,
e sempre no mundo haverá mulheres
e ele estará sempre morto sem remédio.
Ia-se-lhe morrendo a casa, o quarto,
os livros, os versos de um poeta.
Só a voz lhe restava entre as ondas velhas do mar.
Extraído da oba GRANDES VOZES LÍRICAS. Seleção e tradução de Aurélio Buarque de Holanda Ferreira. Edição bilíngüe. Rio de Janeiro: Editora Nova Fronteira, 1990. ISBN 85.209.0204-9 Adquirível em: www.novafronteira.com.br/
ASSIM É A VIDA HOJE
Amanheci. Quer raro é estar vivo outra vez!
Pergunto com ternura à minha mesa de trabalho.
Ela não sabe nada. Estou vivo, por que?
E é raro sentir o osso que te beija um pouco
sob os meus lábios fortes de varão.
Que raro ter o mesmo peso de outros dias amargos!
O caminho é muito longo e a vida muito curta.
Ela não sabe nada. Pobre vida a golpes vai passando!
Apaixonei-me uma vez; no bolso tive seu retrato
pleno de primavera e de retrato.
Todos os dias assomo à janela
e vejo que a vida é tão bela, que é impossível estar
em outra primavera. Ao sul darei meu coração;
será calhandra cada gota de sangue de sua voz.
Está tranquilo. Cala sob o sol.
Amanheci. Que raro que meus olhos
vejam, plenos de amanhecer que estou já vivo!
A primavera, onde está?
Talvez eu a tenha naquele retrato
pleno de tempo. Assim é a vida hoje...
(Trad. de Antonio Miranda)
Página publicada em dezembro de 2008
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