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WASHINGTON DELGADO
José Washington Delgado Tresierra (Cuzco, 26 de octubre de 1927 – Lima, 6 de setiembre de 2003) fue un escritor, profesor y poeta peruano.
Fue hijo de Rosa Alicia Tresierra Galarreta y Juan José Delgado Delgado. En 1931 se establece en Lima con sus padres, donde hallan residencia en el Jr. Leticia, cerca del Parque Universitario. En 1935, es matriculado en el Colegio Monstessori donde estudió con José Bonilla y Julio Ramón Ribeyro. Continúa sus estudios en el Colegio Anglo Peruano, hoy conocido como "San Andrés" del cual egresó obteniendo el Bentinck Prize. Al año siguiente viaja a Arequipa, donde permanece por dos años. En 1949 ingresa a la Pontificia Universidad Católica del Perú para seguir sus estudios de Letras y Derecho.
De 1950 a 1954 continúa sus estudios en la especialidad de literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1953 le otorgan el Premio Nacional de Cultura - Ministerio de Educación del Perú (Ley N° 9614). Al año siguiente trabaja como profesor auxiliar del Instituto Pedagógico de Varones de Lima.
En 1955 publica su primer poemario, titulado Formas de la ausencia, que le legaría a numerosas antologías, bellas y pequeñas composiciones que impresionan hasta hoy. Se casa con Rosalía García, con quien llegaría a tener tres hijos: Lucho, Sonia y Juan Pablo. A partir de ese año, hasta 1958, viaja becado a España para seguir sus estudios en Literatura. En 1957 publica Días del Corazón. Los siguientes años va a trabajar de profesor auxiliar en distintas universidades y en 1959 publica Para vivir mañana. Luego se convierte en profesor de la Escuela Nacional Superior de Varones.
En 1963 es elegido por el Consejo de la Facultad de Letras de la UNMSM como Jefe de Prácticas a tiempo completo. En 1970 es promovido a Catedrático de Letras en la misma universidad. En 1965 publica Parque. Obtiene un doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional de Chiclayo y por la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. En 1968 publica Tierra Extranjera y obtiene el bachillerato en Letras en San Marcos con su brillante tesis Los Tellos de Meneses: Reyes y villanos en el teatro de Lope de Vega.
En 1969 publica Destierro por vida(Ed. Milla Batres). Al año siguiente aparece por primera vez toda su obra lírica reunida bajo el título de Un mundo dividido (Poesía 1951-1970)(Ed. Casa de la Cultura del Perú).En 1976 publica su ensayo Situación social de la poesía de Rubén Darío. En 1977 Forma y significado en Galope muerto de Pablo Neruda. En el año 1978 va a usar el seudónimo de "Ivonne Fernández" para colaborar, publicando poemas, con El Comercio. En 1987 se publica Reunión elegida(Seglusa Editores), Historia de Artidoro (1994), Cuan impunemente se está uno muerto (2003). En el 2008 La literatura peruana se enriquece con la publicación de la poesía y la prosa de Washington Delgado, reunida en cuatro tomos, por la Universidad de Lima, Jorge Eslava (editor). El primero recoge la totalidad de su obra poética, que se inicia en 1951 y concluye el 2003. El segundo tomo compila su creación cuentística y su fecunda producción periodística, publicada en diversos medios nacionales. El tercer volumen lo integran sus trabajos interpretativos e historiográficos sobre literatura española y peruana; finalmente, el cuarto tomo es una recopilación de ensayos, conferencias y prólogos, además de una entrevista, una semblanza y un álbum fotográfico de quien, a la par que su actividad intelectual, realizó también una intensa labor docente en distintos centros académicos del país.
Poeta, crítico y miembro de la Academia Peruana de la Lengua. En 1953 recibió el Premio Nacional de Cultura en poesía por su primer libro Formas de la ausencia. No sólo sorprendió como poeta, ya que en 1979 recibió la medalla de oro de la I Bienal de cuento Premio Copé con La muerte del doctor Octavio Aguilar. En 1996 recibió el premio Juan Mejía Baca por su labor creativa. La biografia continua em https://es.wikipedia.org/wiki/Washington_Delgado
Extraído de
POESIA SEMPRE. Número 28. Ano 15 / 2008. Rio de Janeiro: Fundação Biblioteca Nacional, 2008. 246 p. Editor Marco Lucchesi. Ex. bibl. Antonio Miranda.
Traduções ao Português por FLORIANO MARTINS
LAS BUENAS MANERAS
Es peligroso caminar
con un nombre en los labios.
No digas nunca
España, Leningrado, muchacha,
querida tierra.
Aprende las buenas maneras de la vida,
la vida es silenciosa
y el silencio tiene numerosas palabras:
buenos dias, ha llegado el verano,
los precios suben
si los salarios suben, la patria espera
vuestro sacrificio, el señor presidente
deplora lo sucedido, los señores ministros
confían en el futuro, el feroz asesino
fue ajusticiado, Dios
bendiga a nuestro pueblo.
Viejas palabras dulces,
inútiles y tiernas
como almanaques viejos.
¿Para qué decir
España, Leningrado, muchacha,
tierra querida?
No camines con un nombre en los labios.
As boas maneiras
É perigoso caminhar
com um nome nos lábios.
Não digas nunca
Espanha, Leningrado, jovem,
terra querida.
Aprende as boas maneiras da vida,
a vida é silenciosa
e o silêncio tem numerosas palavras:
bom dia, o verão chegou,
os preços sobem
se os salários sobem, a pátria espera
vosso sacrifício, o senhor presidente
deplora o ocorrido, os senhores ministros
confiam no futuro, o feroz assassino
foi punido, Deus
abençoa nosso povo.
Velhas palavras doces,
inúteis e ternas
como velhos almanaques.
Para que dizer
Espanha, Leningrado, jovem,
querida terra?
Não caminhes com um nome nos lábios.
Un caballo en casa
Guardo un caballo en mi casa.
De día patea el suelo
junto a la cocina.
De noche duerme al pie de mi cama.
Con su boñiga y sus relinchos
hace incómoda la vida
en una casa pequeña.
¿Pero qué otra cosa puedo hacer
mientras camino hacia la muerte
en un mundo al borde del abismo?
¿Qué otra cosa sino guardar este caballo
como pálida sombra de los prados abiertos
bajo el aire libre?
En la ciudad muerta y anónima,
entre los muertos sin nombre, yo camino
como un muerto más.
Las gentes me miran o no me miran,
tropiezan conmigo y se disculpan
o me maldicen y no saben
que guardo un caballo en mi casa.
En la noche, acaricio sus crines
y le doy un trozo de azúcar,
como en las películas.
Él me mira blandamente, unas lágrimas
parecen a punto de hacer de sus ojos redondos.
Es el humo de la cocina o tal vez
le desespera vivir en un patio
de veinte metros cuadrados
o dormir en una alcoba
con piso de madera.
A veces pienso
que debería dejarlo irse libremente
en busca de su propia muerte.
¿Y los prados lejanos
sin los cuales yo no podría vivir?
Guardo un caballo en mi casa
desesperadamente encadenado
a mi sueño de libertad.
Um cavalo na casa
Guardo um cavalo em minha casa.
De dia pateia o chão junto à cozinha.
De noite dorme ao pé de minha cama.
Com seu esterco e seus relinchos
torna incomoda a vida
em uma casa pequena.
Porém que outra coisa posso fazer
enquanto caminho até a morte
em um mundo à beira do abismo?
Que outra coisa senão guardar este cavalo
como pálida sombra dos prados abertos
ao ar livre?
Na cidade morta e anónima,
entre os mortos sem nome, eu caminho
como um morto a mais.
As pessoas me vêem e não me vêem,
tropeçam comigo e se desculpam
ou maldizem e não sabem
que guardo um cavalo em minha casa.
À noite, acaricio suas crinas
e lhe dou um pedaço de açúcar,
como nos filmes.
Ele me olha docemente, umas lágrimas
parecem a ponto de cair de seus olhos redondos.
E o vapor da cozinha ou talvez
lhe desespera viver em um pátio
de vinte metros quadrados
ou dormir em uma alcova
com piso de madeira.
As vezes penso
que deveria deixá-lo ir livremente
em busca de sua própria morte.
E os prados distantes
sem os quais eu não poderia viver?
Guardo um cavalo em minha casa
desesperadamente preso
ao meu sonho de liberdade:
Ultima Danza
Ven a danzar aunque la hora
sea precisamente inapropiada.
Ven a danzar y que ardan las ventanas
de este dorado imperio.
Que ardan las alcobas, los salones,
los delicados muebles del palacio,
las damas, las doncellas y los pajes
de soñada belleza.
Nuestra pequeña iniquidad
fue más breve que un beso.
De nuestras manos cayó el tiempo
y este instante, o su música,
es toda nuestra música.
Ultima dança
Vem dançar embora a hora
seja precisamente inapropriada.
Vem dançar e que ardam as janelas
deste dourado império.
Que ardam as alcovas, os salões,
os delicados móveis do palácio,
as damas, as donzelas e os pajés
de sonhada beleza.
Nossa pequena iniquidade
foi mais breve que um beijo.
De nossas mãos caiu o tempo
e este instante, ou sua música,
é toda nossa música.
Página publicada em setembro de 2018
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