POESÍA PERUANA
Coordinación: Jorge Alania Vera
RICARDO PALMA
(1833-1919)
El gran tradicionista Don Ricardo Palma nació en Lima, el 7 de febrero de 1833 a pocos años de concluida la guerra de Independencia. Estudió en el Convictorio de San Carlos, que por entonces dirigía Bartolomé Herrera. Al mismo tiempo alternó en el periodismo. Empleado como contador en el transporte "Rimac", dedicó su tiempo libre a leer a los Clásicos Españoles. Se interesó por la política brindando su adhesión a los Liberales. Fue implicado en una conspiración que debió culminar con el secuestro del Presidente Castilla (1860); el complot fue descubierto y Palma salió desterrado a Chile. A su regreso fue nombrado Cónsul del Perú (1865), luego funcionario del Ministerio de Guerra, Senador por Loreto (1868). La política no le dejó gratos recuerdos y decidió abandonarla en 1875.
Desarrollo activa labor periodística en: La Campaña (1867); El Correo del Perú (1872-77); La Broma (1877-78). Durante la Guerra con Chile se incorporó a la reserva y luchó en la Batalla de Miraflores (15-1-1881); quedó abatido por la derrota, por el incendio de su casa y por la pérdida de obras manuscritas en las cuales había trabajado durante largos años.
Asumió la Dirección de la Biblioteca Nacional (1883) saqueada por las tropas enemigas; restauró sus colecciones, valiéndose de su prestigio para conseguir libros entre los hombres de letras e instituciones del mundo. Por ello recibió el calificativo de "Bibliotecario Mendigo". Se retiró después de casi treinta años en 1912 a su hogar de Miraflores en busca de sosiego.
Ninguna Obra Literaria ha contribuido tanto al conocimiento del Perú en el exterior como "Las Tradiciones Peruanas" (1ra. Edición 1860) que han sido traducidas a varios idiomas. A través de los años aplicó la versatilidad de su talento en diversos géneros donde se revela como el representante más genuino del carácter peruano. Posee como nadie el donaire, la chispa y la maliciosa y espontánea gracia de nuestros criollos.
Dejó de existir el 6 de octubre de 1919, a los 86 años de edad en su casa de Miraflores, hoy convertida en museo.
También publicó: Anales de la Inquisición de Lima (1863); Armonía (1877); Neologismos y Americanismos (1896); Cachivaches (1900), entre otras obras.
Después de su muerte se publicaron: Epistolario (1949); Cartas Inéditas (1964);
Tradiciones en Salsa Verde (1973).
(Fuente: http://www.simon-bolivar.org/bolivar/r_palma_menu.html#APUNTES)
Vea también ensayo de Antonio Miranda sobre Ricardo Palma:
SINFONÍA A TODA ORQUESTA
De cuanto y cuanto apolillado infolio
pude hacer monopolio
(afición y tarea de verdugo)
he sacado ya jugo.
Virreyes, frailes, damas, caballeros,
y ricos y pecheros,
mostraron, como en un caleidoscopio,
traje y semblante propio.
Y ellos y yo charlamos sin lisonjas
ni escrúpulos de monjas,
y quedó toda su alma y su existencia,
para mí en transparencia.
¿Los vivientes de ayer fueron mejores
que los de hoy? "No, señores".
El hombre es siempre el mismo: cambia el traje,
pero nunca el pelaje ..
Largo escribir pudiera del presente;
mas no es cuerdo que intente
en litigios meterme extemporáneos
con nuestros coetáneos.
Hay gente susceptible; y bien presume
que no ha de ser perfume
lo que podré quemar, de sus pretéritos
al relatar los méritos.
Mucho en mi siglo hallé de bueno y malo;
pero no un vara palo
a llevar me resigno. Esta tarea
para otro siglo sea.
Tradicionista habrá que a lucir saque
a tanto badulaque
que hoy brilla en el político proscenio,
sin virtud y sin genio.
¡Cuántos que hoy buscan página en la historia
con un lampo de gloria
serán sólo figuras de zarzuela,
tipejos de novela!
De apuntaciones guardo mamotretos
que explotarán mis nietos
si se inclinan, mejor que a cascar nueces,
a rebuscar vejeces.
Lo que presente es hoy será pasado,
y ya no habrá menguado
que alce el mono y que salga haciendo del duelo
por un tatarabuelo.
El tocar hoy al siglo en que vivimos
es vid de agrios racimos;
¡y es lástima!, que hogaño hay cambullones
para mil tradiciones.
Yo lo intenté, confieso, y con ahínco;
y escribí cuatro o cinco,
y al punto me gritaron: "!Caballero,
no toque ese pandero!
Ése de quien se ocupa fue mi tío;
sépalo, señor mío;
y si prosigue usted, con un trabuco,
¡por Dios!, que le desnuco".
Con probar nada se echa en el bolsillo
que Fulano fue un pillo
o un santo, siquier sea de Pajares
o con nicho en altares.
Conque así: no nos arme zalagarda,
que es borrico de albarda
quien por la historia y la verdad se inmola ... ,
¡deje correr la bola!
No se exponga a que digan: "Este Palma
bilis trae en el alma,
y se complace en derramar veneno
sobre el renombre ajeno".
Siga usted siendo un buen pater-familias
y ayune las vigilias
si gusta, y no se afane dando guerra
a los que pudren tierra.
Bueno es que a usted, amigo, se le alcance
que se expone a un percance,
y poniendo la péñola en receso
probará su buen seso.
¡Cierto! De hacerme odioso nada saco;
pues porque culto a Baco
dije que daba un prócer de la historia,
me ví hecho pepitoria.
Y eso que dije yo tan verdad era
como que hay, en la esfera
celeste, estrellas y astros infinitos
y cometas crinitos.
Dejemos, pues, pasar a otras edades
mentiras por verdades;
no por andar rectificando errores
tengamos sinsabores.
Cuando aligero el tiempo se nos lleve
al siglo diecinueve,
pasarán cien Pigmeos e ignorantes
por sabios y gigantes.
Pues la verdad camina al retortero,
no tantos cantó Homero
héroes, ni sabios consignaron otros,
cual tendremos nosotros.
Mentiras aceptamos a montones
en nombres y en acciones ...
¡Oh siglo diecinueve de alta gloria,
así saldrá tu historia!
Comulgar, ¡siglo veinte!, es tu destino
con ruedas de molino;
manducarás, ¡oh siglo mentecato!,
en vez de liebre ... gato.
Guardemos, pues, la pluma. La serie ésta
(de mis leyendas sexta)
la última acaso sea en que mi pluma
tinta y papel consuma.
Hacer yo me propuse populares
hechos nada vulgares,
y exhumando esqueletos de difuntos,
a destajo hallé asuntos
para sacar del historial osario,
ya un tipo estrafalario,
ya una dama gentil, ya un hombre digno,
o ya un quídam maligno.
Cuantas de boca de locuaces viejas
pude escuchar consejas,
y cuantos en papeles, ya amarillos,
encontré chismecillos,
tantos fueron soberbios argumentos
para hilvanar mis cuentos;
y, al fin, según mi numen lo recela,
se me acabó la tela.
¿Hallaré filón nuevo? Dios lo sabe.
Por hoy cierro con llave
el arcón de crónicas henchido,
y ... ¡abuu!... que me despido.
Miraflores, diciembre de 1880.
Extraído de TRADICIONES PERUANAS. Lima: La República División Cultural/ Universidad Ricardo Palma, s.d. Tomo VI, p. 95-98
TEXTO EN PORTUGUÊS
Versão de Antonio Miranda
SINFONIA COM TODA A ORQUESTRA
De tanto e quanto carcomido in-fólio
pude tornar monopólio
(tarefa de verdugo, presumo)
já suguei o sumo.
Vice-reis, frades, damas, senhores
e ricos e cobradores
mostraram, como em um caleidoscópio,
traje e semblante próprio.
Eles e eu conversamos sem lisonjas
nem escrúpulos de monjas
e ficou toda alma e existência,
para mim em transparência.
Os vivos de antes eram melhores
que os de hoje? “Não, senhores”.
O homem é sempre igual: muda de aparência
mas nunca em sua própria essência.
Muito escrever poderia do presente;
meter-me em litígios extemporâneos
com nossos coetâneos.
Há gente suscetível; e bem presume
que não há de ser perfume
o que poderei queimar dos pretéritos
ao relatar os méritos.
Muito em meu século julguei bom e mau
mas não um varapau
a levar me resigno. Seja tal empreitada
em outro século consumada.
“Tradicionalista” haverá que luzindo saque
bastante badulaque
que hoje brilha no político proscênio,
sem virtude e sem gênio.
Quantos que agora buscam página na história
com as sobras da glória
serão apenas coadjuvantes de zarzuela,
figurantes de novela!
De anotações guardo calhamaços
para as atenções de meus netos
se se dignam, melhor que iguarias,
a fuçar as velharias.
O que é presente logo será passado,
e já não haverá minguado
que eleve o coque e faça chororó
por uma tataravô.
Ao tratar o século em que estamos
é vide de ágrios de ágrios ramos,
!que lástima!, são puras simulações
para mil tradições.
Até tentei, confesso, e com afinco;
e escrevi quatro ou cinco,
e então me disseram: “Cavalheiro,
não toque esse pandeiro!”
Esse de quem se ocupa foi meu tio;
senhor meu, de que me fio;
e se prossegue, senhor, com um trabuco,
por Deus!, que o desnuco”.
Sem provar nada se mete no saco
que Fulano foi um velhaco
ou um santo, ainda que de Pajares
ou com nicho em altares.
Contanto não nos arme emboscada,
que é um asno de albarda
quem pela história e a verdade se imola...,
deixe correr a bola!
Não se exponha a que digam: “Este Palma
bílis traz na alma,
e derrama veneno de mão cheia
sobre a reputação alheia.”
Siga pois sendo um bom pater-familias
e jejue nas vigílias
se preferir, e não se afane dando guerra
aos que descuidam terra.
Bom será, amigo, que perceba a tempo
que se expõe a um contratempo
e pondo a pluma em recesso, penso
que provará seu bom senso.
Certo! Tornando-me odioso nada tiro;
pois ao culto de Baco me refiro
disse que dava um prócer da história,
e um me vi como uma escória.
E o que disse já tão verdade era
como que há, na esfera
celeste, estrelas e astros infinito
e cometas crinitos.
Deixemos, pois, passar a outras idades
mentiras como verdades;
e por andar retificando enganos
não tenhamos desenganos.
Quando apresso o tempo que nos move
ao século dezenove,
passarão cem Pigmeus e ignorantes
por sábios e gigantes.
Pois a verdade se torna um revérbero,
e nem tantos cantou Homero
heróis, nem sábios consignaram outros
como teremos estoutros.
Mentiras aceitamos aos milhões
em nome e em ações...
Oh! século dezenove de alta glória,
assim verterá tua história!
Comungar —século vinte!—, é teu empenho
como roda de um engenho;
deglutirás, oh! século insensato
em vez de lebre... gato.
Guardaremos, pois, a pluma. A série esta
(de minhas leituras a sexta)
a última caso em que minha pluma
tinta e papel consuma.
Fazer, em me propus, populares
fatos nada vulgares,
e exumando esqueletos de defuntos,
na empreitada achei assuntos
para tirar do historial ossário,
ora um tipo estrafalário,
ora uma dama gentil, ora um homem digno,
ou um qüidam maligno.
Quantas, da boca de loquazes rábulas
pude escutar fábulas,
e quantos em papéis já amarelos
eram boatos singelos,
tantos foram soberbos argumentos
para alinhavar meus testamentos;
e, por fim, conforme meu nume receia
já se esgotou a veia.
Acharei novo filão? Deus ‘que sabe.
Por hoje fecho com chave
O baú de crônicas cheinho
e... basta!... saio devagarinho.
Miraflores, dezembro de 1880
Extraído de TRADICIONES PERUANAS. Lima: La República División Cultural/ Universidad Ricardo Palma, s.d. Tomo VI, p. 95-98
NOTAS SOBRE A TRADUÇÃO
Ricardo Palma é a referência nacional peruana quando se fala em costumbrismo,no estudo e registro das tradições nacionais. Deixou uma obra copiosa e densa. Polígrafo refinado, sem maneirismos historiográficos, exerceu um estilo literário mas sem desdenhar o rigor científico. Ricardo Palma vem sendo cada vez mais objeto de análises sistemáticas por pesquisadores de vários países.
Instado por meu amigo (e poeta, e ator, e ensaísta) Manuel Pantigoso, começo também a estudar a obra monumental do autor das Tradiciones Peruanas, desvelando seus escritos heterodoxos, sua ironia aguda e a visão original que teve de seu tempo. Era irreverente num período de posturas pomposas, foi sarcástico quando outros levavam a sério fatos banais, e era até cruel em sua crítica e auto-crítica. O longo poema Sinfonia a toda orquesta — irônico já de partida, desde o título —, vai demolindo, verso a verso, mitos e cânones oficiais em voga, debochando da historiografia e desmistificando a historia corrente, num estilo em que as rimas emparelhadas não impede jamais a fluidez das idéias. Uma espécie de “palavra-puxa-palavra” ou de idéia-puxa-idéia, numa seqüência livre de metrismos, no sentido de que as rimas é que vão pautando o discurso, de fora espontânea, repentista. Parece que se divertia ao compor o poema, matreiramente, erraticamente, desmistificando e desmitificando a história e o ofício do historiador, de forma implacável, rindo até mesmo do próprio exercício... Um divertissement sério (e valha o oxímoro!).
Eu também me diverti muito traduzindo-o. Mas também de difícil execução, um desafio considerando os localismos, alguns arcaísmos, a linguagem coloquial e de época, u certo preciosismo e rebuscado irônico. Como o autor, fui em busca do inusitado,e até do grotesco das idéias em vez de perseguir a literalidade das palavras, relacionando idéias e imagens, indo como ele do culto ao popular, do erudito ao vulgar... Pretendi verter o frescor e a malícia do texto, buscando rimas pela fluidez das intenções críticas e burlescas, sem abandonar o estilo enviesado oitocentista (com que o autor parece pretender parodiar mais do que cultuar o estilo...).
O poema diz muito de sua obra, de seu estilo, de sua visão de mundo e de época, sem véus e disfarces.
Antonio Miranda, nov. 2006
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QUÉ É POESIA
Poema de Ricardo Palma
Tradução de Solon Borges dos Reis
— É arte do demônio ou bruxaria
isso de escrever versos? — lhe dizia
não sei se a Victor Hugo ou a Campoamor,
um rapazote de nenhum valor.
—Ensina-me a fazer, ao menos, mestre,
obra qualquer, mesmo que não me adestre.
— É preciso estar fora do juízo
para que um homem aspire a ser poeta,
mas, a receita, enfim, não é secreta:
faze as linhas com métrica e iguais,
e se em fila depois as aproximas,
no final dessas linhas ponhas rimas...
— E no meio? E no meio? Esse é o intento!
— É preciso por talento...
Página ampliada e republicada em março de 2008 |