LUIS DE RODRIGO
Luís Rodrigo (Puno 1897- Lima 1989), seudónimo. Su nombre verdadero era Luís Augusto Rodriguez Ortiz, nació en Juliaca en mayo de 1.897. En 1.926 ganó el concurso de poesía promovido por el "Ateneo de la Juventud" de Arequipa, con el poema Himno al ande. José Carlos Mariátegui lo presenta en la revista Amauta en ese mismo año. En 1944 presenta su libro Puna, escrito entre los años 1925 y 1934 y cuya inspiración transita por los paisajes y tradiciones altiplánicas. En este libro que está escrito a tres voces, comparte espacio con el Cajamarquino Mario Florián y su poemario URPI, con el cusqueño Luís Nieto y su poemario Charango.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
Extraído de
PANTIGOSO, Manuel. El ultraorbicismo en el pensamento de Gamaliel Churata. Lima, Perú: Universidad Ricardo Palma, 1999. p. cm. Cuadro de la carátula: "Órbicas del Titikaka", del pintor Manuel Domingo Pantigoso.Edición conmemorativa de los 30 años de la muerte de Gamaliel Churata (1969-1999)". Ej. bibl. Antonio Miranda
PUNA
Noche de puna y lluvia musical,
noche sin fondo, de tanto dolor apagado,
aquí donde el silencio es un abismo.
Si me habré golpeado ya duro, duro, duro
para estar resignado,
encogido en un rincón de la vida,
diente con diente, ojo con ojo, frente a la Nada.
Esto pienso en la noche musical,
¡noche mía! Sin recordar que mi sombra es un perro
ululante
que dio la vuelta al mundo
y aquí se pone a ladrar, sin piedad,
al fantasma encrespado de su miedo.
Sólo el río silencioso se escapa
— resvalar de tinieblas y cantos apagados —.
Y yo debo quedarme fijo como una roca.
¡Adiós río, adiós,
palabra enternecida de la noche!...
(De Puna, 1944)
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
PUNA
Noite de puna* e chuva musical,
noite sem fundo, de tanta dor apagada,
aqui onde o silêncio é um abismo.
Se já me golpeei duro, duro, duro,
para estar resignado,
encolhido num rincão da vida,
dente com dente, olho com olho, frente ao Nada.
Isso penso na noite musical,
noite minha! Sem recordar que minha sombra é um cão
ululante
que deu ao volta ao mundo
e aqui se põe a ladrar, sem piedade,
ao fantasma encrespado de seu medo.
Somente o rio silencioso escapa
— resvalar de trevas e cantos apagados —.
Y eu devo ficar fixo como uma rocha:
Adeus rio, adeus,
palavra enternecida da noite!...
*mal provocado pela altura.
Página publicada em outubro de 2017
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