JORGE PIMENTEL
Nació en Lima el 11 de diciembre de 1944. Vivió su infancia en el distrito de Jesús María (Lima). Estudió en el colegio italiano Antonio Raimondi, y luego en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Ha publicado seis libros de poesía. También se ha dedicado al periodismo; ha sido editor y cronista en diversos medios de prensa escrita (Visión Peruana, Página Libre, La República, La Crónica, Cambio) dirigidos por periodistas como César Hildebrandt y Guillermo Thorndike.
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
ESSO ITT IPC GULF UNITED FRUIT SHELL
adentrándonos en interrogaciones que nos llevaron a descobrir
al culpable de cuanto pudiera estar sucediéndonos.
Y fue como perdimos la nariz, los ojos y nos arrancaron las
extremidades, y perdimos las orejas, otros extraviaron
la risa en la mesa de las operaciones. A mi madre también la
persiguieron hasta que dieron con ella y nunca más
alcancé a verla claramente; la enclaustraron en uma oficina.
Tengo noticias que a mi padre lo sacrificaron en uma Cía.
de aguas gaseosas. Trabajó hasta su muerte, hasta que
decidieron sacrificarlo amarrándole un tigre a la escalda
hasta que chille, y luego ardió y sus cenizas arañaron
las paredes de cualquier cantina repleta de aserrín, de discos
de Paúl Anka y la Sonora Matancera, como una despedida
como un último brindis; y aquella fu ela hora más solitaria
del mundo.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
ESSO PIT IPC GULF UNITED FRUIT SHELL
penetrando em interrogações que nos levaram a descobrir
o culpado de quando poderia estar atingindo-nos.
E foi como perdemos o nariz, os olhos e nos arrancaram
as extremidades, e perdemos as orelhas, outros extraviaram
o riso, à mesa das operações . Também perseguiram minha mãe
até que a encontraram e nunca mais
voltei a vê-la claramente; enclausuram-na num escritório.
Tenho notícias de que a meu pai sacrificaram-no numa Cia
de águas gasosas. Trabalhou até a morte, até que
decidiram sacrificá-lo amarrando um tigre em suas costas
que chie, e logo ardeu e suas cinzas arranharam
as paredes de alguma cantina repleta de cavaco, de discos
de Paul Anka e da Sonora Montancera, como uma despedida
como um último brinde; e aquela foi a hora mais solitária
do mundo.
Página publicada em janeiro de 2014.
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