JOSÉ MARÍA GÓMEZ SANJURJO
(1930-1988)
José María Gómez Sanjurjo nació en Asunción, Paraguay, el 3 de febrero de 1930, hijo de José Domingo Gómez Sanjurjo y de Pura López.
Poeta y escritor paraguayo. Conforma, junto con otros escritores, a la "Generación del '40", grupo de notables literatos que marcó un hito de la producción literaria del Paraguay. En su producción se destacan la poesía y la novela, géneros literarios a través de los cuales este autor expresa su arte en forma cálida y profunda.
Más detalles de su biografia y obra literária en:
https://es.wikipedia.org/wiki/José_María_Gómez_Sanjurjo
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
Árbol abierto y desnudo.
Solo contra el aire.
Se ha ido el hombre verde que cuidaba estos árboles.
Doblan sordas campanas en la niebla
porque tenía los ojos vegetales.
Le lloran los pájaros, y a veces
se duele de su muerte el viento loco de la calle.
Así el invierno:
pudo ser nuestro y no es de nadie.
Mi casa azul, y las lejanas
alas de las palavras.
Mi cielo abierto, mi ventana
y todo el cuarto mío
deshabitado, quieto
y aguardando.
Mi memoria sola de los pájaros
que ayer cantaron
junto al dintel
de un día muy claro.
No puedo crer que sea este aire,
este mismo,
el que los hay llevado.
A ellos, tan libres,
con mi canto.
CUESTA DECIR:
No,
no es nada.
Cuesta callar, y ver
la sombra de la tarde larga
caída entre sus ojos con la misma
sombra de una tarde pasada.
Cuesta volverse, sonriendo
a la sonrisa que nace en la mirada,
apenas con una luz
levemente cambiada.
Cuesta sentir, por dentro,
el peso de unas palabras:
la quiero menos. Y es esto
todo lo que pasa.
Cambiaría
la nostálgica memoria de mí mismo
por un ala en vuelo
hacia el azul, clavada.
Toda la historia, sí, todo el recuerdo
por un ala
diseminada en el cielo.
Domingo por la tarde,
cuando todos se han ido, qué solas
qué tristes
se quedan las cosas conmigo.
La casa está vacía, los ruidos
demoran en los naranjos
sus soles ardidos,
ocultos entre las ramas
como pájaros enceguecidos.
Qué solas las cosas en la tarde
del domingo.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
Árvore aberta e desnuda.
Sozinha contra o ar.
Foi-se o homem verde que cuidava destas árvores.
Dobram surdos sinos na névoa
porque tinha os olhos vegetais.
Choram por ela os pássaros e às vezes
dói por sua morte o vento louco da rua.
Assim é o inverno:
pôde ser nosso e não é de ninguém.
Minha casa azul, e as distantes
alas das palavras.
Meu céu aberto, minha janela
e todo o meu quarto
desabiltado, quieto
e aguardando.
Minha memória apenas dos pássaros
de ontem cantaram
junto à viga
de um dia muito claro.
Não posso acreditar que seja este ar,
este mesmo,
o que os levou.
A eles, tão livres,
com meu canto.
CUSTA DIZER
Não,
não é nada.
Custa calar, e ver
a sombra da tarde longa
caída entre seus olhos com a mesma
sombra de uma tarde passada.
Custa voltar-se, sorrindo
para o sorriso que nasce na mirada,
apenas com uma luz
levemente mudada.
Custa sentir, por dentro,
o peso de umas palavras:
eu a quero menos. E é isto
tudo o que acontece.
Trocaria
a nostálgica memória de mim mesmo
por uma asa voando
para o azul, cravada.
Toda a história, sim, toda a lembrança
por uma asa
disseminada no céu.
Domingo pela tarde,
quando todos já se foram, que solitárias
que tristes
restam as coisas comigo.
A casa está vazia, os ruídos
demoram nas laranjeiras
seus sóis ardidos,
ocultos entre os ramos
como pássaros enceguecidos.
Que solitárias as coisas na tarde
do domingo.
Página publicada em novembro de 2017
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