MARGARITA PAZ PAREDES
Nació en San Felipe Torres Mochas, Guanajuato, el 30 de marzo de 1922.
Realizó estudios de la carrera de Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, y de Periodismo en la Universidad Obrera.
Narradora y ensayista, ejerció también la docencia.
Entre sus libros se encuentran Sonaja (1942), Voz de la tierra (1946), El anhelo plural (1948), Andamios de sombra (1949), Dimensión del silencio (1953), Presagio en el viento (1955), Casa en la niebla (1956), Rebelión de ceniza (1960), La imagen y su espejo (1962), El rostro imposible (1963), Adán en sombra (1964), Lumbre cautiva (1968), Señales (1972), Otra vez la muerte (1976), La terrestre esperanza (1977), Puerta de luz líquida (1978) y Memorias de hospital y presagio (1979).
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
BUSQUEDA
A Luís Gallegos Valdés
I
Ahora
que encamino mis pasos hacia el alto crepúsculo,
cadáveres de sueños siembran su cal inútil
a lo largo del día.
Mi deyoción frustrada no acierta ni siquiera
a imaginar un súbito color entre la sombra.
¡Esta tarde, como todas Ias tardes,
he perdido una estrella!
Apareció de pronto flotando sobre el río
y fué como nenúfar transitorio
su anunciación insólita.
Su nombre de rocío
dejó en mis lábios avidez lacustre;
y ai fin, celeste y evasiva,
se diluyó en derroche de iluminada espuma.
Vino después a mis hambrientas playas
y era un pez rutilante en mis redes de asombro;
pero sobre la arena se deshizo
su inusitada piel de azogue.
II
Decidme, amigos:
¿habéis visto mi estrella?
Por la alegria con que bañó mi aurora,
yo la busqué en la zarca sonrisa de los niños;
en el piafar ardiente del caballo;
en la congregación dei pan sencillo;
en la dorada fuga
de una silvestre lagartija;
en el remanso donde las palomas
trizan a picotazos los luceros,
y en la miel inocente
con que el amor construye sus panales.
III
Avisadme
si encontrais una huella
de mi pequeña luz desvanecida.
Por el temblor que aposento en mi alma,
le percibí en el viento
— salterio alucinado para cantar tu nombre —
que encendió fuegos fátuos
en el encarcelado panteón de mi esqueleto.
La seguí en el salitre de la ola imprevista
que me acerco un instante
ai ojo pavoroso del velero
perdido en la vigilia de mi oceánica noche.
Me conmovió la orquesta sensual de su llamada
y el corazón en brasas consumido en su estirpe
la espera en el secreto sacerdócio del fuego.
IV
Alerta, caminantes:
Ha caído mi exhalación en el vacío.
Prestadme vuestros mantos;
tendedlos sobre el polvo;
que su llama fugaz no se lastime
y me deje
en cenizas transida.
Vosotros, los que portais antorchas iluminando bosques,
y mares y desiertos,
no abandoneis mi paso
que enigmas y tinieblas asaltan.
Escuchadme:
si no encuentro la brecha
donde sabias y diseminadas espinas
conducen a la rosa;
si este llanto
con su pasión de cándida ternura
no logra humedecer
el contorno inflamado de su ausencia;
antes que muera a obscuras,
sin el contraste de su leve cirio,
heridme aqui en el pecho,
sacadme el corazón, arrojadlo a la noche
y retiraos, amigos,
porque su incandescencia de volcán retenido
libertará sus vetas
incendiando la tierra, el aire, la esperanza...
V
¡He perdido mi estrella!
Si la encontrais un día,
decidle, que en su busca
este pequeño corazón de trigo
quiso ser para ella
el pulso universal dei firmamento.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Aurélio Buarque de Holanda Ferreira
BUSCA
A Luís Gallegos Valdés
I
Agora
que encaminho os meus passos para o alto crepúsculo,
cadáveres de sonhos deitam sua cal inútil
pela extensão do dia.
Minha frustrada devoção sequer acerta
a imaginar uma cor súbita entre a sombra.
Esta tarde, como todas as tardes,
eu perdi uma estrela!
De repente surgiu flutuando sobre o rio,
e foi como nenúfar transitório
sua anunciação insólita.
Seu nome de rocio
pôs-me nos lábios avidez lacustre;
e ao fim, celestial e evasiva,
diluiu-se em desperdício de iluminada espuma.
Veio depois às minhas famintas praias
e era um peixe rutilante em minhas redes de assombro;
mas sobre a areia desmanchou-se-lhe
a estranha pele de azougue.
II
Dizei-me, amigos:
vistes a minha estrela?
Pela alegria com que banhou minha aurora,
busquei-a no sorriso entreazul dos meninos;
e no escarvar ardente do cavalo;
e na congregação do pão singelo;
e na dourada fuga
de uma silvestre lagartixa;
e no doce remanso adonde as pombas
traçam a bicoradas as lumeeiras;
e no mel inocente,
com o qual o amor os favos seus fabrica.
III
Avisai-me
se encontrardes um rastro
da minha estrelazinha esvanecida.
Pelo tremor que me invadiu a alma,
percebi-a no vento
— salterio alucinado para cantar teu nome —
que acendeu fogos-fátuos
no encarcerado panteão de meu esqueleto.
Segui-a no salitre da inesperada onda
que me acercou, um instante,
do olho pavoroso do veleiro
perdido na vigília da minha oceânica noite.
Enterneceu-me a orquestra sensual de sua chamada,
e o coração em brasas consumido em seu imo
espera-a no secreto sacerdócio do fogo.
IV
Alerta, caminhantes:
caiu a minha exalação no vácuo.
Emprestai-me os vossos mantos;
estendei-os na poeira;
que sua chama fugaz não se magoe
e não me deixe
em cinzas retransida.
Vós, que fachos trazeis iluminando bosques,
e mares e desertos,
amparai o meu passo,
assaltado de enigmas e de trevas.
Escutai-me:
se a brecha não encontro
onde sabios e disseminados espinhos
levam até à rosa;
se este pranto
com sua paixão de cândida ternura
não logra umedecer
o inflamado contorno de sua ausência,
— antes que eu morra a escuras,
sem o contraste do seu leve cirio,
feri-me aqui no peito,
tirai-me o coração, arremessai-o à noite,
e afastai-vos, amigos,
porque sua incandescência de vulcão reprimido
libertará suas betas,
incendiando a terra, os ares, e a esperança...
V
Perdi a minha estrela!
Se a encontrardes um dia,
dizei-lhe que em sua busca
este pequeno coração de trigo
desejou ser para ela
o pulso universal do firmamento.
Página publicada em fevereiro de 2009
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