FLAVIO HERRERA
(1895-1968)
Nació en la ciudad de Guatemala, el 18 de febrero de 1895. Poeta y escritor. Realizó sus primeros estudios en el Colegio de Infantes y en el Instituto Central para Varones. A la corta edad de 13 años ya se había iniciado en el mundo literario y escribía para la Revista Juan Chapín. Se graduó de Abogado y Notario en la Universidad Manuel Estrada Cabrera (1918), ganando el premio Gálvez de ese año por su tesis profesional. Posteriormente complementó sus estudios con algunas disciplinas jurídicas en la Universidad de Roma, y de derecho constitucional y literatura, en la Universidad Central de Madrid.
Durante el gobierno de Juan José Arévalo desempeñó varios cargos importantes, fue Embajador de Guatemala ante Brasil y Argentina; dirigió la Escuela Centroamericana de Periodismo; fue catedrático de Literatura en la Facultad de Derecho y Humanidades de la Universidad de San Carlos, en donde recibió distinciones de Profesor Emeritisumum, y además, La Orden del Quetzal del Gobierno de Guatemala.
En la vida familiar no fue muy afortunado, y su único hijo nació muerto. A eso se atribuyen ciertos descuidos que lo llevaron a aislarse de la vida social. En la literatura, fué un acucioso investigador de las formas del Hai-Kai y cultivador de dicho género *.
Cuando murió, el 31 de enero de 1968, donó su casa a la Universidad de San Carlos de Guatemala, al igual que los derechos de autor de toda su obra. La mayoría de sus libros han sido traducidos a varios idiomas.
Obra poética : - El Ala de la Montaña (versos viejos); Sinfonías del Trópico (Hai-kais, 1923); Bulbuxyá (Hai-kais, 1930); Trópico (Hai-kais, 1931); Cosmos Indio (Hai-kais, 1938); Palo Verde (Hai-kais, 1946); Oros de Otoño; Rescate; y Patio y nube.
Fuente: www.deguate.com/infocentros/personajes/escritores
Tradução de Solon Borges dos Reis
DA VOZ PERDIDA
Tua voz tem um aroma de opacas latitudes
e um eflúvio saudoso de solidão remota.
Tua voz é como o gasto vôo de uma gaivota
que é nas ondas música e é silêncio nas nuvens.
Mas, comigo tua voz morre e até sem mim morre.
Tuas últimas palavras se vão em minha memória,
como ao vento as pétalas de jardins extintos.
Por sílabas... por timbre... por isso... por pedaços...
Sem o saber...
Como quando o aço
se vai dos espelhos...
Página publicada em dezembro de 2007.
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