POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
Universidad Complutense de Madrid
VICENTE MOLINA-FOIX
Vicente Molina Foix (Elche, 18 de octubre de 1946) es un escritor y director de cine español. Como literato, ha cultivado la poesía, la narrativa, el ensayo, la autobiografía y la dramaturgia.
Nació en Elche, donde su afición al cine comienza siendo niño, ya que, como él mismo recuerda, podía ver cualquier película gracias al pase de que su padre gozaba por su cargo en la Diputación.
Estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid y residió ocho años en Inglaterra. Allí se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y frecuentó su filmoteca,1 además de trabajar tres años como profesor de literatura española en Oxford. A finales de los 60, también ejerció de ayudante de dirección para Jesús Franco.
Su carrera literaria la comenzó escribiendo poesía, y en 1970 se le incluyó en la histórica antología Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet; el mismo año apareció su primera novela, Museo provincial de los horrores y en los siguientes escribe los guiones para Augusto Martínez Torres El espíritu animal (1971) y Correo de guerra (1972).
Más en: https://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Molina_Foix
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
DESCARTES
En un principio se creyó ver en él al desprovisto de
mensajes,
al venido de lejos,
a sólo un miembro de secciones ocultas
que todo encierran en el estrecho cauce de los libros.
—ignoraban, según se observa, lo fiel de su manejo com
problemas de audiência más vasta—.
Tuvieron que llegar edades más adultas
que le reconocieran.
—algunos han pensado que se hallaban
ante un nuevo profeta de lo inútil—.
(Los grabados de época nos muestran un Descartes
siempre sentado junto al fuego,
con el hábito negro,
más preocupado en la textura o esencia del escrito
que propiamente haciéndolo.)
H. P LOVECRAFT
En mi viaje a las Islas me contarem que Lovecraft jamás murió,
al menos no en el lugar ni en fechas que sus biógrafos marcaron.
Sostienen, ellos, que este escritor sabia otras muchas más cosas de las que consigno en sus libros, y no todas, precisamente, las recibidas de sus—ya certificados—contactos con personas dei Más Allá.
Los moradores me dicen, sin embargo, que ellos nunca observaron por estos parajes sucesos sorprendentes, lejos de lo normal; quizá, retrocediendo mucho, la cabalgadura que se negó a seguir tirando de la rueda del molino, convertida después en manantial (ano 70), o todo un pinar que en el verano más lluvioso del cantón, el que no se re-cuerda, ardió sin un motivo porque, según parece, no se avenía a ser talado de unos árboles sí y de otros no.
MARCEL PROUST
Buscando, buscando, halló, en efecto,
acurrucado entre los pliegues calientes de la sábana,
su sexo de por las mañanas, el pequeño y burlón,
que le enviaba gestos como queriendo continuar su reposo.
Proust, sin embargo, se mostro aquella mañana inflexible
y se lo calzó (ayudándose de un cucharón de palo
y del manípulo de cinc),
y ajustábase después los faldones de la redingote
pronunciando con decisión el apellido del chofer,
«Fon tainebleau ».
DRAMATIS PERSONAE
Aléjanse de mi horizonte algunos personajes de tragedia, aquellos que—preciosamente—guardaba entre los hielos en espera de una hipotética reunión escénica.
Los peces de asimétrica calcificación que Príamo enviara como signo de mal talante a su hija Alejandra.
Las huellas del desespero, las que provocan unas sandálias mal anudadas en pies desobedientes a mandatos del corazón.
El cachorro que después creció, pero en la época en que Holofernes no temia soliviantarlo con maullidos fictícios y una escaramuza de carne cruda y helechos nunca, finalmente, otorgados.
La escarapela de Clitemnestra, de decisivo empleo en la resolución de los debates Cástor-Pólux, aunque aumentado su valor dramático ahora por ciertos célebres sollozos que conserva guardados en los pespuntes de la capa.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
DESCARTES
Em um princípio se acarediotou-se ver nele o desprovisto de
mensagens,
o vindo de longe,
a um único membro de seções ocultas
que tudo encerran no estreito leito dos livros.
—ignoravam, conforme se observa, o fiel de seu manejo com
problemas de audiência mais vasta—.
Tivieroam que chegar idades mais adultas
que o reconoceram.
—alguns pensaram que estavam
diante de um novo profeta do inútil—.
(As gravuras de época nos mostram um Descartes
sempre sentado perto do fogo,
com o hábito negro,
mais preocupado com a textura ou essência do escrito
do que propriamente fazendo-o.)
H. P LOVECRAFT
Em minha viagem às Ilhas me contaram que Lovecraft jamais morreu,
muitol menos no lugar ne nas datas que seus biógrafos registraram.
Sustentam, eles, que este escritor sabia muiito mais coisas do que consignou em seus livros, e não todas, precisamente, as recebidas de seus—já certificados—contatos com pessoas do Mais Além.
Os moradores me dizem, no entanto, que eles nunca observarsm por estas paragens sucesos acontecimentos, além do normal; talvez, retrocedeendo muito, a cavalgadura que se negou a seguir tirando da roda do moinho, convertida depois em manancial (ano 70), a todo um pinheiral que no verão mais chuvoso do cantão, do que não se lembra, ardeu sem um motivo porque, conforme parece, não se ajustava a ser cortado de umas árvores sim e de outros nãoo.
MARCEL PROUST
Buscando, buscando, achou, efetivamente,
agachado entre as dobras quentes do lençol,
seu sexo pelas manhãs, o pequeno e zombador,
que lhe mandava gestos como querendo continuar em repouso.
Proust, no entanto, mostrou-se naquela manhã inflexivel
e calçou (apoiando-se com uma colher de madeira
e do manipulo de zinco), e ajustáva-se depois as abas da sobrecasaca
pronunciando com decisão o apelido do chofer,
“Fontaiinebleau”.
DRAMATIS PERSONAE
Afastam-se de meu horizonte alguns personagens de tragédia, aqueles que—preciosamente—guardava entre os gelos em espera de uma hipotética reunião cênica.
Os peixes de assimétrica calcificação que Príamo enviara como signo de mal talante á sua filha Alexandra.
As trilhas do desespero, as que provocam umas sandálias mal ajeitadas em pés desobedientes aos mandatos do coração.
O cachorro que despois cresceu, mas na época em que Holofernes não temia inquietá-lo com latidos fictícios e unm escaramuça de carne crua e fetos nunca, finalmente, outorgados.
O distintivo de Clitemnestra, de decisivo emprego na resolução dos debates Cástor-Pólux, embora aumentado seu valor dramático agora por certos célebres soluços que conserva guardados nos pespontos da capa.
Página publicada em dezembro de 2018
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