POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
Universidad Complutense de Madrid
R. SANTOS TORROELLA
Rafael Santos Torroella (Portbou (Gerona) 21 de enero de 1914 – Barcelona, 29 de septiembre de 2002) fue un crítico de arte, traductor, poeta y dibujante español.
Estudió Derecho en las universidades de Valladolid y Salamanca. Durante la guerra civil colaboró en la revista Juliol (Barcelona, 1936), y en 1938 ganó el premio de poesía Combatiente del Este (Valencia, 1938). Era hermano de la pintora Ángeles Santos Torroella.
Fue autor de diversos libros sobre Joan Miró, Pablo Picasso y Salvador Dalí, entre otros, y contribuyó a renovar el panorama artístico catalán después de la guerra, lo que le hizo ser considerado una autoridad en el universo artístico. Sus estudios, especialmente los dedicados a Miró y Dalí, se pueden consultar en las bibliotecas de todo el mundo.
En el campo literario, Santos publicó diversos volúmenes de poesía en español. Efectuó también muchas traducciones del inglés y el francés, especialmente de libros infantiles y estudios de arte; en ocasiones, firmaba como R.S.Torroella. Tradujo poesías de Fernando Pessoa y Carles Riba. Fue una de los descubridores del talento de Joan Brossa, del que realizó la primera traducción al español en 1951.
Fue distingido con el premio Juan Boscán en 1959, y con la Medalla de Oro de las Bellas Artes. También fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi.
Poesía : Ciudad perdida Barcelona: Cobalto, 1949; Sombra infiel Madrid: Rialp, 1952; Nadie: poemas del avión Melilla: Cremades, 1954; Cerrada noche Barcelona: Instituto de Estudios Hispánicos, 1959. Premi Boscán; Poesías (1935-1962) Buenos Aires: Losada, 1964; 4 poemas de Rafael Santos Torroella Barcelona: Sala Gaspar, 1967; Sueños Barcelona: Rafael Santos, 1976; Cuaderno-77 Barcelona: Rafael Santos, 1977; Cuaderno-78 Barcelona: Rafael Santos, 1978; Antología poética Madrid: Visor, 1996. Biografia: es.wikipedia.org
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
[ MELO NETO, João Cabral ] O CAVALO DE TODAS AS CORES # revista trimestral dirigida por ALBERTO DE SERPA e JOÃO CABRAL DE MELO NETO. Barcelona Espanha, número 1, janeiro de 1950. Inclui Inclui: “Nove canções católicas, por Pedro Homem de Mello; “A bomba atômica”, por Vinicius de Moraes; “Cuatro poetas” [Antonio Machado, Frederico García Lorca, Miguel de Unamuno e Miguel Hernández], por R. Santos Torroella; Poesia”, texto por José Régio/ “Xilogravura popular en Cataluña”, por E. Tormo. Publicação inconsútil, duzentos exemplares. “João Cabral de Melo Neto “. Ex.bibl. Antonio Miranda.
CUATROPOETAS
Poema de
R. SANTOS TORROELLA
Su voz quedó sin ellos y quisiera
recordar cómo fueron, cómo pueden
acaso ser ahora,
si hay algo en los poetas que no muere.
¿ Un árbol solitario,
un ágil chopo sobre el campo verde?
¿ Un arroyo delgado entre los riscos
que la sierra desciende?
¿ Un alcor, de una torre coronado,
donde el viento se agita y se revuelve?
¿ O tal vez esos surcos que inauguran
la Primavera siempre?
ANTONIO MACHADO
Tú serías, Antonio
— don Antonio Machado—, lo que eres:
un chopo pensativo y solitario
sobre el rubio oleaje de las mieses.
O mejor, el olivo silencioso
que en los grises aprende
a mitigar un poco la pujanza
de su verdor perenne.
Así, tiene tu verso,
sobre la desnudez, el soplo leve
que a las frondas del chopo y del olivo
en la meseta con sosiego mueve.
Y nos gusta sentarnos a tu sombra
—tu sombra de hombre bueno que comprende —
para leer tu voz bajo tus hojas
y ganar tus silencios al leerte.
FEDERICO GARCÍA LORCA
¿No corre por tu nombre, Federico,
un arroyo de sueño que se pierde, un arroyo nocturno que discurre por ausencias de voz oscuramente?
Hay algo de rumor en tus palabras que se desliza como lejos siempre, buscando las caricias vegetales que por la noche en los jardines crecen.
Y tú debes estar,
por tu almunia celeste,
reclinado en la tierra de tu noche
— con nube la mirada, sol la frente —
al pie de un limonero granadino
y la voz esparcida sobre el césped.
MIGUEL DE UNAMUNO
No son los asfodelos de tu cima
vigilante acecho que previene
la guardia de tu nombre;
tu torre combatida sí que puede
hablarnos, don Miguel, desde la altura
del alcor que vigilas y sostienes.
Como torre te vemos,
como torre que asedias y defiendes.
Desde ella nos llamabas, aunque nunca
pudiéramos en ella conocerte.
Querías enseñarnos los cimientos,
mostrarnos las almenas donde a veces,
por pelear contigo, acostumbrabas
tan sólo de ti mismo a defenderte.
¡ Cuánto más nos gustaba y preferimos
cabe los porches de su patio verte,
los ojos entornados y a la escucha,
igual que Fray Luís, de alguna fuente!
MIGUEL HERNÁNDEZ
Sin Don ni torre, aunque Miguel lo mismo,
Miguel Hernández del alcor desciendes.
Tu rayo que no cesa, más que rayo,
fué la reja en el pecho que rompiese,
Como rompe las hazas el arado,
el humus de tu voz y la caliente .
entraña campesina de tus versos,
de tu sentir, tus prados y tus mieses...
Algo que vive aún de los poetas,
al nombrarlos, con su nombre vuelve.
Algo que está con ellos
a la par tras la vida y tras la muerte.
Algo que en sus palabras
quedó como semilla para siempre:
semilla de las torres, los arroyos,
los árboles, los surcos y las fuentes.
NOTAS
— al verso 26: Así se llamó a sí mismo Antonio Machado, en su poema RETRATO:...
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
— al verso 41: Colina de asfódelos, como Don Miguel repetía, quiere decir en vasco el apelli¬do Unamuno.
— al verso 61: EL RAYO QUE NO CESA es el título del segundo libro poético de Miguel Hernández, publicado em 1936, por Manuel Altolaguirre.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
QUATROPOETAS
Poema de
R. SANTOS TORROELLA
Sua voz ficou sem eles e quisera
recordar como eram, como podem
por acaso ser agora,
se há algo nos poetas que não morre.
Uma árvore solitária,
um ágil choupo sobre o campo verde?
Um riacho esbelto entre os riscos
que a serra desce?
Uma colina, de uma torre coroada,
onde o vento se agita e se move?
Ou talvez estes sulcos que inauguram
a Primavera sempre?
ANTONIO MACHADO
Tu serías, Antonio
— don Antonio Machado—, o que és:
um álamo pensativo e solitário
sobre a loura ondulação dos cultivos.
Ou mehor, a oliveira silenciosa
que no cinzento aprende
a mitigar um pouco a pujança
de seu verdor perene.
Assim, o teu verso tem,
sobre a desnudez, o sopro leve
que as frondes do choupo e da oliveira
no planalto devagar se move.
E apreciamos sentar-nos em tua sombra
—tua sombra de homem bom que entende —
para ler tua voz debaixo de tuas folhas
e ganhar os teus silêncios ao te lermos.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Não corre por teu nombre, Federico,
um riacho de sonho que se perde,
um riacho noturno que percorre
por ausências de voz obscuramente?
Há algo de rumor em tuas palavras
que desliza como distante sempre,
buscando as carícias vegetais
que pela noite nos jardins crescem.
E tu deves estar,
por teu horto celeste,
reclinado na terra de tua noite
— com nuvem o olhar, sol adiante —
ao pé de um limoeiro granadino
e a voz dispersa pela relva.
MIGUEL DE UNAMUNO
Não são os asfódelos de tuu superior
vigilante vigilância que previne
a guarda de teu nome;
tua torre combatida sim que pode
falar-nos, don Miguel, desde a altura
do alcorão que vigias e sustentas.
Como torre nós te vemos,
como torre que assedias e defendes.
Desde ela nos chamavas, embora nunca
pudéssemos nela conhecer-te.
Querias ensinar-nos os fundamentos,
mostrar-nos os parapeitos onde às vezes,
por pelear contigo, costumavas
apenas de ti mesmo defender-te.
Quanto mais apreciávamos e preferíamos
cabe aos átrios de teu pátio ver-te,
os olhos derramados e escutando
igual que Fray Luís, de alguma fonte!
MIGUEL HERNÁNDEZ
Sem Dom nem torre, embora Miguel também,
Miguel Hernández do alcor* é descendente
Teu raio que não cessa, mais que raio,
foi a grade do peito que rompesse,
Como rompe as lâminas do arado,
o húmus de tua voz e a ardente.
entranha camponesa de teus versos,
de teu sentir, teus prados e tuas colheitas...
*alcor – relacionado com o Alcorão; pequena estrela na cauda da Ursa-Maior. Outeiro, colina.
Algo que vive ainda dos poetas,
ao citá-los, com seu nome regressa.
Algo que está com eles
concomitante com a vida e depois da morte.
Algo que em suas palavras
ficou como semente para sempre:
semente das torres, os riachos,
as árvores, as sendas e as fontes.
Página publicada em fevereiro de 2019
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