POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de Aurora Cuevas Cerveró
Universidad Complutense de Madrid
NARCIS COMADIRA
Narcís Comadira i Moragriega (Gerona, 1942) es un poeta y pintor español. Además, se le puede considerar dramaturgo, traductor, periodista y crítico literario. Su poética es de factura más bien clásica, de temática contemplativa y un punto de vista a veces irónico. Es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi. En su obra es frecuente la aparición de temas homoeróticos.
TEXTOS EN ESPAÑOL – CATALÁN - PORTUGUÊS
Extraído de
POESIA SEMPRE – Revista Semestral de Poesia. ANO 4 – NÚMERO 7 – JULHO 1996. Rio de Janeiro: Fundação Biblioteca Nacional, Ministério da Cultura, Departamento Nacional do Livro, 1996. Ex. bibl. Antonio Miranda
Cisterna
Ni las grietas de la piedra calcárea
donde las lagartijas tienen su secreto imperio
y suben por la corteza del algarrobo siempre vibrantes,
ni esta tierra cansada, de abandonados campos
donde el arbusto abraza a la pesada higuera
y el etéreo almendro pone su verde ácido
sobre el más inmutable, tranquilo, del olivo,
sino esta alma úmbria
esta fértil entraña que conserva
los llanos del invierno y de ellos hace vida
latente. Por ella
el angustiado estío de cigarras
que ve arder su piel mientras mira impasible
como envejece el árbol l, como se secan
ramas y campos añorantes de azadas, se hace tierno.
Y por ella, también,
toda otra sequedad se ve reconfortada.
A sol batiente, en una noche oscura,
tesoro de cristales fresquísimos,
reserva del recuerdo,
cueva de amor, cisterna...
Ni les clivelles de la pedra calcária
ni tenen les sargantanes el seu secret imperi
(pugen per l´escorça del garrofer, sempre vibrants ,
ni aquesta terra cansada, de camps abandonats
on la savina abraça la figuera feixuga
il els ameillers eteris posen el seu verd àcid
sobre el més inmutable, tranquil de l´olivera,
sinó aquest cor ombrívol,
aquesta estranya fértil que conserva
tots els plors de l´hivern i em sap fer vida
latente. Per ella
l´estiu angoixat de cigales
que es veu cremar la pel mentre impassible mira
com es fan vells els arbres, com s´aquessen
Branques i campos enyorosos d´arades, es torna tendre.
Per ella, també,
tota altra sequedat es veu reconfortada.
A sol batente, em la nit més obscura,
tresor de cristalls frequíssims,
cova d´amor, cisterna...
Requiem
Ahora tengo ante mí las anchas sementeiras
y el sol que se ha escondido detrás de las montañas,
y desde los tejados de las humildes chozas
sube al cielo rojizo uma hilacha de humo
y sieno enmudecer el arroyuelo,
la rama voluptuosa, la caricia del guijo,
y se apacigua el mundo que dispone
la hora del reposo que ha llegado,
y vuela, rezagada, a lo lejos de la alondra
confundida a la niebla, que, confusa,
la recoge em el seno de un olvido callado.
Y yo contemplo el mundo, resguardado
por el tronco del mítico ciruelo
en donde ya no canta el ruiseñor,
y es que mi pobre alma no alza el vuelo
ni quiere aquel rugir de passados torrentes.
Sueña con los estanques del corazón.
El reposo enfangado de agua mansa,
los cañares de acero y los frágiles juncos,
el excesso de vida le fatiga;
Y aun con muy poca vida ya se siente morir.
Busca umbríos rincones donde el musgo
acuna la hojarasca con amor maternal,
donde verdea el líquen y se doran los hongos,
donde un licor fatal destila el eléboro.
ii
Volamos sarandeados por el carro del tiempo
que va por el caminho marcado por la sombra
mientras hacia el oriente, allí donde partimos, oscurece
(y quizá no veamos la aurora de mañana),
atravesando ríos que despacio se apagan
y cuyo curso a veces sigue discretamente
bajo arboledas donde se ocultan los recuerdos,
o atraviesa desiertos de amor desvanecido.
Y nos hiela la sangre em tanto que las ruedas
resbalan ardorosas por roderas de olvido
y con el implacable encono de un Herodes
degolla ilusiones, cubierto por la noche.
iii
Ahora tengo ante mí las anchas sementeiras
y este ocaso encendido y la niebla que se alza.
Se mueren lentamente los granos enterrados
y, pues renacerán, ning´n ansia les turba.
Pero sobre la tierra yo también me corrompo
y la niebla me angustia en vez de cobijarme
y este ocaso encendido consume ojos y párpados
y el más menudo viento me dobla como um junco.
iv
Y tú que nos contemplas impasible
no sé si acogedor, si hospitalario,
¿qué haces de este dolorll, de este calvário
privado en que morimos, sin que el templo
retiemble, ni se desgarre el velo?
Llega el atardecer y nos quedamos solos, carcomidos
por amargas noticias que nos trae el diario:
el nilño apaleado que ha muerto en soledad
la niña que han violado, la guerra que palpita
en la piel de los bosques y la luz de los astros.
¿Habremos de llorar por la vida y la muerte,
cuando el no-ser me coma a denteladas.
Pero quiero crer que allí estás, y encendido
tu hogar v acalentando un rincón para mí,
que tus ojos lloraron por haberme querido.
Voy de una parte a outra, tanteando...
¡Oh, cuándo al fin llegaré a reposarme
en tu amplio refugio de perenne certeza!
Requiem
Ara tine al devam l´estesa del sembrat
i el sol que es colga darrera los muntanyes,
i per sobre els teulats de les humils cabanyes
puja cap el cel roig um fumerol
i sento com s´apaga el rierol
i el complau de la blanca i el còdol la caricia
i s´aquieta el món, que té condicia
de l´hora del repòs que li há arribat,
i, já tocatardana, pasa al lluny uma alosa
i es confon amb la boira que, confosa,
l´engoleix dins du´um oblit callat.
I jo contemplo el món, arrecerat
al tronc d´aquella mitica pronera
on ja no canta el rossivol,
i el meu pobre espirit ja no alça el vol
ni vol aquel brogit passat de torrentera.
Sommia els estanys del cor,
el repós enfangat de l´aigua mansa,
els canvars acerats i els frágils jones,
perqué l´excés de vida el cansa:
i amb poca vida sent que es mor.
Vols els racons ombrivols on la molsa
acull les fulles saques amb amor maternal,
on verdegen els liquens i grogegen els fongs,
on lél-lebor destil-la el seu licor fatal.
ii
Il carro alat del temps que ens sotragueja
i segueix el camí que l´ombra fa,
mentre cap a oriente, d´on venim ja fosqueja
(i potser no veurem l´aurora de demà)
va creaunt rius que lentamente s´apaguen
i a voltes en segueix el curs discret,
sota arbredes on els records s´amaguen,
o travesa deserts d´amor desfet
I ens va glaçant la sang mentre les rodes
llisquens ardentes per roderes d´orbit
i amb l´implacable afany d´um rei Herodes
degola illusions,cobert de nit.
iii
Ara tinc al alavant l´estesa del sembrat
i aquesta ponent encès i la boira que s´alça
Ara es mor lentamente tot el gra soterrat
i, car renaixerà, cap neguit no el trasbalsa.
Però sobre la terra jo també en descomponc
i la boira m´angoixa més que no n´emmantella
i aquest ponent encès em crema ull i parpella
i el ventet més menut em vincla com un jonc.
iv
I tu que impassible ens contemples,
no sé si acollidor, si hospitalari,
¿què en fas del nostre dolor, del calvari
privat on morim, sense que els temples
es commonguin ni s´esquincin els vels?
Al vespre ens quedem sols i ens rosega
el corc amarg dels fets que da el diari:
el men apallisat que s´há mort solidari,
la nena violada, la guerra que batega
en l´escorça dels arbres i en la llum dels estels.
¿Plorarem per la vida i per la mort,
quam el no-res s´em mengi amb dent aspriva.
Però vull creure que tu hi ets i que, encesa,
la teva llar m´escalfa algun topant,
que els teus ulls han plorat per estimar-me.
Jo vaig d´aquí d´allá , lentinejant...
Oh quan será que vindré a reposar-me
al teu recès de perenne certesa!
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Cisterna
Nem as gretas da pedra calcária
onde as lagartixas têm seu império secreto
e sabem pela crosta do algarrobo, sempre vibrantes,
nem esta terra cansada, de campos abandonados
onde o arbusto abraça a pesada figueira
e a eterna amendoeira põe seu verde ácido
sobre o mais imutável, tranquilo, da oliva,
senão esta alma sombria
esta fértil entranha que conserva
os prantos do inverno e deles faz vida
latente. Por ela
o angustiado estio das cigarras
que vê arder sua pele enquanto olha impassível
como envelhece a árvore, como secam
os ramos e campos melancólicos de enxadas, faz-se tenro.
E por ela, também,
toda secura se vê reconfortada.
Ao sol batente, numa noite escura,
tesouro de cristais fresquíssimos,
reserva da lembrança,
cova de amor, cisterna...
Réquiem
Agora tenho diante de mim as largas sementeiras
e o sol que se escondeu detrás das montanhas,
e desde os telhados das humildes choças
sobe ao céu rubro um fiapo de fumaça
e sinto emudecer o riachuelo,
o ramo voluptuoso, a carícia dos seixos,
e se apazigua o mundo que dispõe
a hora do repouso que chegou,
e voa, atrasada, longe a cotovia
confundida com a névoa, que, confusa,
a recolhe no seio de um olvido calado.
E eu contemplo o mundo, resguardado
pelo tronco da mística ameixeira
onde já não canta o rouxinol,
e é que minha pobre alma não alça voo
nem quer aquele rugir de passadas torrentes.
Sonha com os estanques do coração.
O repouso enlameado de água mansa,
os canavais de aço e os frágeis juncos,
o excesso de vida o fadiga;
e mesmo com bem pouca vida sente que morre.
Busca sombrios rincões onde o musgo
embala da folharada com amor maternal,
onde verdeja o líquen e se douram os fungos,
onde um licor fatal destila o heléboro.
ii
Voamos sacudidos pelo carro do tempo
que vai pelo caminho marcado pela sombra
enquanto para o oriente, ali de onde partimos, escurece
(e talvez não vejamos a aurora da manhã),
atravessando rios que devagar desaparecem
e cujo curso às vezes segue discretamente
sob arvoredos onde as lembranças se ocultam,
ou atravessa desertos de amor desfalecido.
E nos gela o sangue enquanto as rodas
resvalam ardorosas pelos rodeios do olvido
e com o implacável rancor de um Herodes
degola ilusões, coberto pela noite.
iii
Agora tenho diante de mim largas sementeiras
e este ocaso aceso e a névoa que se eleva.
Morrem lentamente os grãos soterrados
e, logo renascerão, nenhum ânsia os turva.
Mas sobre a terra eu também me corrompo
e a névoa me angustia em vez de abrigar-me
e este ocaso aceso consome olhos e pupilas
e o menor dos ventos me dobra como um junco.
iv
E tu que nos contemplas impassível
não sei se acolhedor, se hospitaleiro,
que fazes com esta dor, deste calvário
particular em que morremos, sem que o templo
estremece, nem se desgarre o véu?
Chega o entardecer e ficamos sós, carcomidos
por amargas notícias que o jornal nos traz:
o menino espancado que morreu em solidão
a menina que foi violada, a guerra que palpita
na pele dos bosques e a luz dos astros.
Haveremos de chorar pela vida e a morte,
quando o não-ser me devore a dentadas.
Mas quero crer que ali estás, e aceso
teu lar vai esquentando um rincão para mim,
que teus olhos choraram por haver-me querido.
Vou de um lugar a outro tateando...
Ó, quando afinal chegarei a repousar
em teu amplo refúgio de perene certeza!
COMADIRA, Narcis. Desdesig precedit d´”Un passeig pels bulevards ardentes”. Desdesejo precedido de “Um passeio pelos bulevares ardentes”. TraduçãO: Ronaldo Polito. Rio de Janeiro: Lamparina; Barcelon (España): Intitut Ramon Llull, 2005. 104 p. 12,5 x 18 cm. Texto bilíngue Português e Catalão. ISBN 85-98271-30-6. Ex. bibl. Antonio Miranda
Febre
Orbs de tanta bellesa,
eis meus ulls ja no miren
eis teus ulls: aquest sol
de negra cabellera;
la teva pell: miratge
de ciar de lluna, estany
de dolcíssim repós.
Dunes suaus, blancoses,
lleu paisatge nevat
confós entre eis coixins...
Ploma entre plomes, ala
de frecs subtils, consola'm!
Lassa amb glaç d'abraçades
aquests membres ardents.
Febre
Cegos de tal beleza,
meus olhos já não vêem
teus olhos: este sol
de negra cabeleira;
tua pele: miragem
de luz da lua, lago
de repouso dulcíssimo.
Dunas suaves, álbidas,
leve vista nevada
confusa entre os coxins...
Pluma entre as mais, consola-me,
asa de leve atrito!
Cansa em gelo de abraços
estes membros ardentes.
Desordre
Com un somnàmbul vaig,
d'esma només, passant,
frisos de cambra a cambra,
blanques estances buides.
I la remor deis passos
és un silenci més.
I la meva ombra fosca
més negror a la tenebra.
I pensar que al matí
per tu i per mi somreia
(ah quin tou de lilás,
rou i perfum tendríssims!)
l'amor, aquesta espuma.
Sol, sóc només desordre.
Desordem
Sigo como um sonâmbulo,
só a esmo, passando,
aflito, quarto a quarto,
brancas celas vazias.
E o barulho dos passos
é um silêncio a mais.
E a minha sombra escura
mais negridão à treva.
Pensar que de manhã
por mim e ti sorria
(ah, que lilases pródigos,
perfume, orvalho ternos!)
o amor, esta fagulha.
Só, eu sou só desordem.
Página publicada em janeiro de 2018; página ampliada em fevereiro de 2019.
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