POESÍA ESPAÑOLA / POESIA ESPANHOLA
Coordinación/coordenação de AURORA CUEVAS CERVERÓ
ELENA MARTÍN VIVALDI
(1907-1998)
Nació en Granada, España.
“Cuando la conocí, allá por los años 80, pálida, leve, parecía una metáfora de sí misma. Elena vivía en su poesía, la poesía fue su forma de hablar, de decir “existo”. (…)
“La calidad patente de su obra contrasta con el escaso reconocimiento público. El terreno de lo público ha sido con demasiada frecuencia para la mujer un territorio extranjero.” ÁNGELES MORA
TEXTO EN ESPAÑOL / TEXTO EM PORTUGUÊS
OTRO DOMINGO
Leyendo un libro de Virginia Woolf
Y es de nuevo domingo.
Y la tarde envejece,
y tiene un corazón lastimado de nombres,
herido de renuncias,
y un silencio despierto por anónimos pasos,
pulso gris de la casa.
Y estay sola
y leo
un libro:
alma
que se desnuda,
que dice del recuerdo,
de la vida que pasa,
de los hombres que existen, a pesar de su historia;
de problemas y nimios sucedidos,
de cosas que, sin embargo,
ponen su temblor hacia el labio.
Y estoy sola,
y quisiera
que el teléfono hablara,
que hablaran los extraños,
que cruzaran imágenes,
las próximas y ausentes.
Imagen,
compañía,
voces que se entrelazan.
Y es domingo.
Y como siempre es tarde.
Debo negarle al llanto
su alivio de almohada,
su consuelo prohibido
por leyes de esta hora.
Y debo estar en pie,
desviar la mirada,
arrinconando el fácil peligro a la tristeza,
negándome a su astuta
maquinación,
su trampa.
Pero ya es noche. Escribo
—y estoy sola— y el mundo
gime. Existen calles, tráfico,
enamorados, gentes,
las ciudades.
Hay un hombre,
otro hombre,
más dolor,
risas, luces.
Hay crímenes, angustias.
Y chocan
por el aire palabras sin sentido.
Y estoy sola, es domingo.
Un cigarrillo ... , otro,
un contener las manos
que descubren, apresan la soledad.
Es la vida. Página densa, en blanco,
colmada,
rota,
sucia de barro;
alucinante,
limpia,
manancial, casi río.
Vida.
Ya no hay tarde. Es domingo,
y escucho
otra vez el silencio.
De Durante este tiempo, 1972
Extraídos de Centuria; cien años de poesía en español. 2 ed. Madrid: Visor Libros, 2004.630 p. (Col. Visor de Poesía, 100) ISBN 84-7522-913-1
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
OUTRO DOMINGO
Lendo um livro de Virginia Woolf
É domingo outra vez.
e a tarde envelhece,
e tem um coração flagelado por nomes,
ferido de renúncias
e um silêncio acordado por anônimos passos,
pulso gris da casa.
Estou sozinha
e leio
um livro:
alma
que se desnuda,
que fala da lembrança,
da vida que passa,
dos homens que existem, apesar de sua história,
de problemas e nímios sucedidos,
de coisa que, no entanto,
põem seu tremor até o lábio.
E estou só,
e quisera
que o telefone tocasse,
que falassem os estranhos,
que cruzassem imagens,
as próximas e as ausentes.
Imagem,
companhia
vozes que se entrelaçam.
E é domingo.
E como sempre é tarde.
Devo negar ao pranto
seu alívio de almofada;,
o consolo proibido
pelas leis desta hora.
E devo ficar de pé,
desviar a mirada,
isolando o fácil perigo à tristeza
negando-me à astuta
maquinação,
sua armadilha.
Mas já é tarde. Escrevo
— e estou só — e o mundo
geme. Existem ruas, trânsito,
apaixonados, gente,
as cidades.
Há um homem,
outro homem,
mais dor,
risos, luzes.
Há crimes, angústias.
E se chocam
no ar palavras sem sentido.
E estou só, é domingo.
Um cigarro..., outro,
um conter as mãos
que descobrem, apesar da solidão.
É a vida. Página densa, em branco,
colmada,
rota,
suja de barro;
alucinante,
limpa,
manancial, quase rio.
Vida.
Já não há tarde, É domingo,
e escuto
outra vez o silêncio.
De Durante este tiempo, 1972.
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