HUMBERTO VINUEZA
El escritor Humberto Vinueza nació en Guayaquil, Ecuador, en 1942. En la década de los sesenta perteneció al grupo de vanguardia cultural Tzántzicos. Ha formado parte de consejos editoriales de destacadas revistas literarias del país (Pucuna, La Bufanda del Sol, Procontra, Letras del Ecuador, Eskeletra) y ha publicado libros de poesía como Un Gallinazo Cantor Bajo un sol de a perro (1970), Poeta Tu palabra (1989), Alias Lumbre de Acertijo (1990) y Tiempos Mayores (2001). Libros inéditos de poesía, de próxima aparición son: Palabra habitada, Libro de las migraciones, Constelación del instinto, El marelmar y Versos de carne travesti. En 1991 recibió el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, por su libro Alias Lumbre de Acertijo. Sus textos poéticos constan en antologías nacionales y latinoamericanas, en el idioma original y traducidos al inglés y francés. Fuente: http://www.poemaspoetas.com
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
De tanto esperarte ahora tengo tu edad
De tanto esperarte ahora tengo tu edad
o más: podrías ser mi primogénito.
Tu voz me despierta en el sueño
y me dice “para qué tanta vigilia
de la sal
de los enredos de la carne”.
Nuestro tiempo –respondo– se celebra
con exactitud al reverso de las hojas
en el sacramento de orfandades semejantes.
Nadie vive interesado en saber
de cuál paternidad somos transcurso.
A nadie le importa que tú seas mi padre
o que yo sea el tuyo.
Lo percibimos de idéntico modo.
Ambos nos besamos en la frente
entre dos puertas.
La memoria colectiva
La memoria colectiva es la cúspide
de profetas poetas y santos
pero hemos llegado muy temprano
demasiado tarde o quien sabe en el momento justo:
la memoria humana reserva solo un sitio cada mil años.
Tal vez nos registre algún confidente de la nada
nos diluya el yodo de las inconstancias cardinales
o el olvido infrarrojo de dios.
A destiempo hemos llegado a la trama abierta en el extremo
oportunamente quizás a la cisura del fondo.
El poeta remienda su tropo trunco cada día
y en el bullicio o en el silencio bucea
la constelación atávica de su voz.
La suma de todos los poetas
se condensa apenas en la primera sílaba
del hombre iniciado como verso.
La meta ondea en la memoria colectiva.
Más aca de los signos zodiacales
Estoy triste, andino,
equinoccialmente triste. No cabe
en mi fardo, en mi paciencia vacante de shamán
tanta harina monótona para el verso ázimo;
tanto ensimismamiento, vasos comunicantes,
tanto Vallejo, dispuesto y prelúdico,
tanto alambique triste. Beso en mi bufanda
las tristécimas de la unidad que somos,
tú yo, pareja más impostergable que póstuma.
Puedo gritar, aullar como Ginsberg
al eco en el silencio del silencio.
(La luna se dilata, bajísima, como propaganda
de preservativos contra el SIDA).
Puedo, ahora lo sé, ahora puedo
como Pound escribir en las paredes:
"Lo que bien amas permanece.
Pero haber hecho en vez de no haber hecho
eso no es vanidad".
Soy un actor sensible a las autocríticas
— laxante rasgo incorporado a mi cultura
de nieves perpetuas, páramos y marismas.
Reasumo la libido y sus lindes elásticas
en cuarta dimensión; la vida desde lo más
simple hasta lo compuesto-descompuesto;
todos los reflejos condicionados o no,
con señuelos siniestros; los complejos
(todos), especialmente el de superioridad
tan venido a menos: incomparable.
Mi lucidez impasible busca símiles
en los laberintos siderales, en el tiempo
de los tiempos recién inventado
por el primer segundo de los amantes;
en el infinito visto a través del milímetro
recuperado de humanidad.
Es la desgarradura nuestro striptease verídico
y nunca se callarán las rocolas lejanas
a no ser que, de pronto, el camino
sea Marx y Cristo el atajo,
pero, mientras tanto, ocurre lo contrario.
Marx en la cruz y
Cristo sobre la geometría magnética
entre el frenesí y la quimera. Así,
los desuniversados bajo la intemperie
teneblosa del cosmos esperan, siempre
esperamos lo peor de la resurrección imposible.
El camino es el atajo;
con Marx y las cruces construiremos la rueda.
Por lo demás, ya lo intuía,
¡quién no tiene su década de los sesenta,
por no decir lustros maleables, años de soler y amanecer,
instantes remordidos entre paralelos y meridianos,
su aura de hombrenuevo, implícita en el instinto
como vacuna; su aventura en serio,
portátil, su Gagarin; su tonada mundial
en un poema para el íntimo baile!
¡Quién no escarba en su mochila llena de bitácoras,
lámparas, añicos, lascas, hojas de coca en la escarcela,
partituras de los más bellos cantos de sirenas,
reencarnaciones a medio re, clones místicos,
fotografías de ovnis con Dulcineas redundantes,
cabellos de ellas de cuando la calvicie
era todavía un arcano síntoma,
brújulas arrojadas al insomnio
por la imposibilidad siempre inconclusa del absurdo,
horóscopos que rozan la espalda intermitente
para fenecer un poco y mucho renacer
burlando los signos del zodíaco!
La duda hace lo suyo
atada al vuelo de dos murciélagos.
Está agotado el script.
Quizás algún motel esté abierto
para lúdicos, terrícolas, vulnerables
amantes;
mas
tú no estás conmigo.
Nadie, a esta hora, camina en la ciudad.
VER también vídeos:
http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/yo-es-otro/20673-humberto-vinueza
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
DE TANTO ESPERAR POR TI AGORA TENHO A TUA IDADE
De tanto esperar por ti agoara tenho a tua idade
ou mais: poderias ser meu primogênito.
Tua voz me desperta no sonho
e me diz “ para que tanta vigília
do sal
dos enredos da carne”.
Nosso tempo — respondo — celebramos
com exatidão ao contrário das folhas
no sacramento das orfandades semelhantes.
Ninguém vive interessado em saber
de que paternidade somos o transcurso.
A ninguém interessa que tu sejas pai
ou que eu seja o teu.
E percebemos de igual maneira.
Ambos nos beijamos na face
entre duas portas.
A MEMÓRIA COLETIVA
A memória coletiva é o ápice
de profetas poetas e santos
mas chegamos bem cedo
demasiado tarde ou quem sabe no momento exato:
a memória humana reserva apenas um lugar a cada mil anos.
Talvez nos registre algum confidente do nada
nos dilua o iodo das inconstâncias cardeais
ou o olvido infravermelho de deus
A destempo chegamos à trama aberta no extremo
oportunamente talvez à incisão de fundo
O poeta remenda seu tropo mutilado cada dia
e no rumor ou no silêncio mergulha
a constelação atávica de sua voz
A soma de todos os poetas
se condensa apenas na primeira sílaba
do homem iniciado como verso.
A meta ondula na memória coletiva.
La suma de todos los poetas
se condensa apenas en la primera sílaba
del hombre iniciado como verso.
La meta ondea en la memoria colectiva.
Bem antes dos signos zodiacais
Estou triste, andino,
equinocialmente triste. Não cabe
em meu fardo, em minha paciência vacante de xamã
tanta farinha monótona para o verso ázimo;
tanto ensimesmamento, vasos comunicantes,
tanto Vallejo, disposto e prelúdico,
tanto alambique triste. Beijo meu cachecol
as tristérrimas da unidade que somos,
tu eu, casal mais impostergável que póstuma.
Posso gritar, uivar como Ginsberg
ao eco no silêncio do silêncio.
(A lua se dilata, baixíssima, como propaganda
de preservativos contra a AIDS).
Posso, agora eu sei, agora posso
com Pound escrever nas paredes
“ O que bem amas permanece
Mas haver feito em vez de haver feito
isso não é vaidade”.
Sou um ator sensível às autocríticas
— laxante rasgo incorporado à minha cultura
de neves perpétuas, paramos e lamaçais.
Reassumo a libido e seus limites elásticos
em quarta dimensão; a vida desde o mais
simples até o composto-descomposto,
todos os reflexos condicionados ou não,
com iscas sinistras; os complexos
(todos), especialmente o de superioridade
tão depreciado: incomparável.
Minha lucidez impassível busca símiles
nos labirintos siderais, no tempo
dos tempos recém inventado
pelo primeiro segundo dos amantes,
no infinito visto através do milímetro
recuperado da humanidade.
É desgarrador nosso strip-tease verídico
e nunca vão calar-se as rock-olas distante
a não ser que, de repente, o caminho
seja Marx ou Cristo o atalho,
mas, enquanto isso, ocorre o contrário.
Marax na cruz e
Cristo sobre a geometria magnética
entre o frenesi e a quimera. Assim
os desuniversalizados sob a intempérie
tenebrosa dos cosmo esperam, sempre
esperamos o pior da ressurreição impossível.
O caminho é o atalho;
com Marx e as cruzes construiremos a roda.
Além disso, eu o intuía,
quem não tem sua década dos sessenta,
para não dizer quinquênios maleáveis, anos de costumar
e amanhecer,
instantes atormentados entre paralelos e meridianos,
sua aura de homem novo, implícita no instinto
como vacina; sua aventura em sério,
portátil, seu Gagarin, sua toada mundial
em um poema para o íntimo baile!
Quem não esgaravata em sua mochila cheia de bitácoras,
lâmpadas, áticos, lascas, folhas de cocaína no moral,
partituras dos mais belos cantos de sirenas,
reencarnações a meio ré, clones místicos,
fotografias de óvnis com Dulcinéias redundantes,
cabelos delas de quando a calvície
era ainda um arcano sintoma,
bússolas lançadas à insônia
pela impossibilidade sempre inconclusa do absurdo,
horóscopos que roçam a espalda intermitente
para fenecer um pouco e muito renascer
burlando os signos do zodíaco!
A dúvida faz o seu
atada ao voo dois morcegos.
Está esgotado o script.
Talvez algum motel esteja aberto
para lúdicos, terrícolas, vulneráveis
amantes;
mas
tu não estás comigo.
Ninguém, a esta hora, caminha pela cidade.
Quizás algún motel esté abierto
para lúdicos, terrícolas, vulnerables
amantes;
mas
tú no estás conmigo.
Página publicada em agosto de 2016
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