SANTIAGO MUTIS DURÁN
Santiago Mutis Durán Santiago. Bogotá, Colombia, 1951. Ha publicado los libros: Tú también eres de lluvia; Soñadores de pájaros; El visitante; Afuera pasa el siglo; Relámpagos de la ciudad, Guillermo Wiedemann, Eduardo Ramírez Villamizar y Panorama inédito de la nueva poesía en Colombia.
Es editor desde 1975, y dentro de esta labor ha compilado las obras de José Asunción Silva, Aurelio Arturo, José Antonio Osorio Lizarazo y Álvaro Mutis, entre otros. Ha sido subdirector de Procultura, fundador de la Revista Gaceta, Director de publicaciones del Instituto Colombiano de Cultura y director del Centro Editorial de la Universidad Nacional de Colombia y la Revista Literaria Gradiva.
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
El bosque blanco
Un alma empañada de júbilo
Un alba de cenizas llorando
sobre sus pechos desnudos
El afán de las desdichas
La esperanza, algo, brillando en el aire
El olor del campo
Poleas y cuerdas en el bosque de los campanarios
El canto de maderas, el fuego, las flores
Las hojas cubriendo los senderos
El agua de acequias como espejos
La fraternidad
La vigilia
El esplendor de las lámparas
Las fugaces sombras
El bosque blanco de los días
Las guirnaldas…
Todo es incienso
El inquilino
Algunas veces nos basta con ver
para ser libres
así sea sólo unos instantes
los suficientes para sentir
el aleteo
de ese más allá
que nos habita
La jauría
No podemos detenernos
ni conservar nada
Avanzamos como la sorda jauría
de un ejército invasor
sin poder retener nada a nuestro lado
Así el olvido
Vamos todos
cantando hacia la muerte
Un caballero
Tras su escudo un caballero
vestido de hierro, defiende lo invisible
DÍAS DE BARRIO
Para Arnulfo Julio
Vivíamos en un pequenísimo apartamento
Arriba en la azotea
el viento mecía la ropa dejada a secar
Estaban también cuatro grandes tanques de agua
en los que una tarde azul
nos zambullimos desnudos sobre la ciudad
Cosas de juventud ¡ tan fresca !
Subíamos mecedoras, vasos, cigarros, músicas y una mesita
y tomábamos vodka helada bajo el sol de la amistad
La tarde quemaba —abajo frente a nosotros
las copas de los árboles y los cerros contra el cielo
Todo ardía de serenísima belleza. En plena
maravilla esperábamos la Luna del atardecer
y sus raros países de luz
Después bailábamos todos un poco ebrios de alegría
hasta las tres de la madrugada
Al día siguiente salía tarde a trabajar
cantando El negrito del Batey
Con qué suave pobreza se vivía con qué humildad
Tenía una hijita preciosa y dulce
y una mujer
En aquel entonces
siempre sabía a dónde ir
ENTRANDO A LA LUZ
La luz entrando a la fruta
—al paisaje que hay en la semilla—
densa, algo más lenta que la claridad
tocando con la yema de sus dedos
la piel, todo objeto, la brillante
superficie del mar, una por una las hojas
del silencio —otra luz más misteriosa—
Es el amanecer...
MUTIS DURÁN, Santiago. La esbelta sombra. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2009. 71 p. 10x15 cm.
COLOMBIA HOY
Han vuelto otra vez los días de la Colonia
figuras martirizadas abandonadas a la penumbra
a las interminables galerias sin tiempo
a la atmosfera enrareciada de los templos
Tensos rayos de luz descienden como saetas
como coros como presagios
de que todo y nada son lo mismo
y el hombre — la carne el cuerpo —
sufre
crucificado a semejante mentira
Algo nos ama y nos destruye
el mundo sin paisajes sin lágrimas;
sólo gestos cautiverio suplicios
éxtasis simulacros infierno
vacío…
Una caricia
nos desnuda
nos desfigura
Maldita
como una flor oscura
tierna
que nos desea y repudia
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
O bosque branco
Uma alma empanada de júbilo
Uma alba de cinzas chorando
sobre seus seios desnudos
O afã das desditas
A esperança, algo, brilhando no ar
O aroma do campo
Roldanas e cordas no bosque dos campanários
O canto de madeiras, o fogo, as flores
As folhas cobrindo os caminhos
A água de acéquias como espelhos
A fraternidade
A vigília
O esplendor das lâmpadas
As sombras fugazes
O bosque branco dos dias
As grinaldas...
Tudo é incenso
O inquilino
Algumas vezes é suficiente ver
para sermos livres
assim seja apenas por instantes
os suficientes para sentir
o adejo
desse mais adiante
que nos habita
A matilha
Não podemos deter-nos
Nem conservar nada
Avançamos como matilha surda
de um exército invasor
sem poder reter nada ao nosso lado
Assim o olvido
Vamos todos
cantando para a morte
Um cavaleiro
Detrás de su escudo um cavaleiro
Vestido de ferro, defende o invisível
DIAS SUBURBANOS
Para Arnulfo Julio
Vivíamos num minúsculo apartamento
Em cima no sótão
o vento mexia a roupa posta a secar
Estavam também quatro grandes tanques de água
onde numa tarde azul
submergimos despidos sobre a cidade
Coisas de juventude tão fresca!
Subíamos cadeiras de balanço, vasos, cigarros, músicas e uma mesinha
e bebíamos vodka gelada sob o sol da amizade
A tarde queimava - embaixo diante de nós
as copas das árvores e os morros contra o céu
Tudo ardia de sereníssima beleza. Em plena
maravilha esperávamos a Lua do entardecer
e seus raros países de luz
Depois dançávamos todos um tanto ébrios de alegria
até às três da madrugada
No dia seguinte saía pela tarde para trabalhar
cantando El negrito del Batey
Com que suave pobreza se vivia com que humildade
Tinha uma filha preciosa e cândida
e uma mulher
Naquele tempo
sempre havia aonde ir
ENTRANDO NA LUZ
A luz entrando na fruta
— à paisagem que existe na semente —
densa, algo mais lento que a claridade
tocando na gema de seus dedos
a pele, qualquer objeto, a brilhante
superfície do mar, uma a uma as folhas
do silêncio — outra luz mais misteriosa —
É o amanhecer
COLOMBIA HOY
Regressaram os dias da Colônia
figuras martirizadas abandonadas na penumbra
às intermináveis galerias sem tempo
á atmosfera enrarecida dos templos
Tensos raios de luz descem como setas
como coros como presságios
de que tudo e nada dão no mesmo
e o homem — a carne do corpo —
sofre
crucificado em semelhante mentira
Algo nos ama e nos destrói
o mundo sem paisagens sem lágrimas;
apenas gestos cativeiro suplícios
êxtase simulacros inferno
vazio…
Uma carícia
nos desnuda
nos desfigura
Maldita
como uma flor escura
tenra
que nos deseja e repudia
Ampliada e republicada em novembro de 2016
|