FERNANDO MOLANO VARGAS
Fernando Molano Vargas (Bogotá, 09 de julio de 1961 - ibídem, 10 de marzo de 1998) fue un escritor y crítico literariocolombiano. Es conocido por sus novelas Un beso de Dick, ganadora del premio de la Cámara de Comercio de Medellín de 1992, y Vista desde una acera, consideradas por muchos como novelas de culto. Molano nació en Bogotá el 9 de julio de 1961 y estudió Lingüística y Literatura en la Universidad Pedagógica y Cine y Televisión en la Universidad Nacional. Durante sus días de estudiante de literatura frecuentaba la Biblioteca Luis Ángel Arango, que posteriormente conservaría el borrador de su segunda novela, Vista desde una acera.
En 1987 fue galardonado en el concurso nacional de cuento de Proartes, en Cali.
Entre agosto de 1989 y abril de 1990 escribió Un beso de Dick, que en 1992 envió al concurso literario de la Cámara de Comercio de Medellín, del cual resultaría ganador.Los jurados del premio fueron Fernando Soto Aparicio, Héctor Abad Faciolince y Carlos José Restrepo. El título se inspira en un episodio de Oliver Twist, novela de Charles Dickens, y narra el amor de dos muchachos en la Colombia de la década de 1990 en forma de monólogo. "Un beso de Dick" ha sido reeditada en tres oportunidades por la editorial colombiana Editorial Babilonia quienes también publicaron "Opio en las nubes" de Rafael Chaparro Madiedo, "El siguiente, por favor" de Íos Fernández y "El rumor del astracán" de Azriel Bibliowicz.
En 1995 recibió una Beca de Creación de Colcultura para acabar una novela en la que estaba trabajando. Dos años después, para cumplir los requerimientos de la beca, entregó un borrador corregido, que sería encontrado años después de su muerte entre los archivos de la Luis Ángel Arango, fruto del trabajo de una amiga del autor. Vista desde una acera permaneció inédita durante casi quince años hasta que en 2012 fue publicada en Colombia por la editorial Seix Barral.
En 1998, antes de morir, Molano alcanzó a ver publicado su poemario Todas mis cosas en tus bolsillos, editado por la Universidad de Antioquia, debido al trabajo del escritor Héctor Abad Faciolince. Murió en ese mismo año debido a complicaciones relacionadas con el sida, al igual que su compañero Diego.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
TENORIO, Harold Alvarado. Ajuste de cuentas. La poesia colombiana del siglo XX. Con un prólogo de Antonio Caballero. Palma de Mallorca, España: Agatha, 2014. 662 p. 16,5x21,5 cm. ISBN 978-980-6523-85-2
Sentado a la puerta de mi casa
Sentado a la puerta de mi casa
sin mirarme
frente a mí pasan
me ofrecen sus espaldas
sobre el mugre de sus bluyines
yo pienso ¡Dios!
y mi tarde se hechiza entre sus pliegues
con sus pasos...
Señor:
¿qué llevan en sus bolsillos
traseros
los muchachos?
Dulce hermano de los aríetes
De niño, papá despeinaba mi copete para que yo
me enojara como un hombre.
En los pesados trabajos de su taller de hierros forjó
rudamente mi cuerpo. A los quince años mis piernas
sostenían sin dificultad una nevera, y en mi pecho
hubiesen podido llorar dos o tres muchachas.
Allí mismo, en los sucios almanaques Texaco que
envejecían sobre las paredes, él me enseñó el amor
por las mujeres desnudas; y asomado a la puerta de
las cantinas donde a veces bebía, aprendí la manera
de aprovecharme de ellas. "Pero llegado el día en
que tu madre enferme de muerte -me decía ebrio
mientras los llevaba a casa-, será justo que prefieras
cuidar de tu esposa".
Sin preguntar nada, un día celebró las heridas de
mi primera riña y, sonriendo, descargo un puño
sobre mi pecho. De alguna manera él supo entonces
sobreponerse al miedo, y hoy, a mis diecisiete, presumo
de poder llegar tarde a casa.
Oh, Diego, en largas jornadas papá hizo de mí una
fortaleza. Y es una maravilla cómo sostienen sus
muros ahora que entras en mí como un duende, y
podemos a solas jugar y amarnos como dos niños.
Al borde de un abismo, mirando este paisaje
Antes de que acabe el amor
¿no podría resbalar -como sin querer
hacia la muerte?
Mira
es bello el sol en este ocaso
y es mas tierno el verde en las montañas
poco antes de que lo apague la noche.
Ahora que tu corazón palpita alegre
como un niño recién raptado
¿no sería hermoso morir antes de que el raptor
se harte de ti
y te devuelva a la triste casa?
Es bastante
hondo
el precipicio.
Vamos: da un paso al frente.
Es la hora propicia:
avanza...
A trois
"Mientras ellos me quitaban la camisa
-aún no busco algún botón sobre la alfombra-
yo pensaba: tus manos por mi pecho
querido amigo que
de prisa
me has dejado.
Sin embargo, me decía yo:
tus dedos enredados en mi pelo
y tu voz sobre mí
desnuda
y lenta:
tu ternura.
Pero ellos
babeaban mi cuerpo como orugas
y al oído me gritaban suave:
¡voltéate
mariquita!
Hasta el alba tu cuerpo junto al mio
imaginaba
cuando ellos se habían marchado con el goce.
Recogía pues
mi cuerpo
recostado
y no recordaba -en verdad no me dijeron-
sus nombres.
Dura cosa es la venganza."
¿Así me justificaré de nuevo
cuando ya sea la mañana
en el espejo? me digo
mientras rondamos esta calle oscura
y entramos por fin en el motel.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
Sentado na porta de minha casa
Sentado na porta de minha casa
sem mirar-me
diante a mim passaram
se oferece costas
na sujeira de seus blue jeans
eu penso, Deus!
e minha tarde se enfeitiça entre suas pregas
com seus passos...
Senhor:
que levam nos bolsos
traseiros
os rapazes?
Doce irmão dos aríetes
Quando menino, papai despenteava meu topete para que eu
me irritasse como um homem.
Nos trabalhos pesados de sua oficina de ferragem forjou
rudemente meu corpo. Aos quinze anos, minhas pernas
sustentavam sem dificuldade uma geladeira, e em meu peito
poderiam chorar duas ou três meninas.
Ali mesmo, nos sujos almanaques Texaco que
envelheciam pelas paredes, ele me ensinou o amor
pelas mulheres peladas; e postado à porta de
bares onde às vezes bebia, aprendi a maneira
que aproveitar-me delas. “Mas chegado o dia em
que tua mãe enferme de morte – disse bêbedo
íamos para casa —, será melhor que prefiras
cuidar de tua esposa”.
Sem perguntar nada, um dia celebrou as ferida de
minha primeira briga e, sorrindo, descarregou um punho
sobre meu peito. De alguma maneira ele soube então
sobrepor-se ao medo, e hoje, nos meus dezessete, presumo
poder chegar tarde em casa.
Ó, Diego, na longas jornadas papai fez de mim uma
fortaleza. E é uma maravilha como sustentam seus
muros agora que entras em mim como um duende, e
podemos sozinhos brincar e amar-nos como dois meninos.
À beira de um abismo, olhando esta paisagem
Antes que o amor termine
não poderia resvalar — assim sem querer
para a morte?
Olha
é belo o sol neste ocaso
e é mais suave o verde das montanhas
pouco antes de que a noite o apague.
Agora que teu coração palpita alegre
como um menino recém raptado
não seria belo morrer antes de que o raptor
se farte de ti
e te devolva à triste casa?
É muito
fundo
o precipício.
Vamos: dá um passo adiante.
É a hora propícia:
avança...
A trois
“Enquanto eles me tiravam a camisa
— ainda não busco algum botão sobre o tapete —
eu pensava: tuas mãos pelo meu peito
querido amigo que
de pressa
me deixaste.
No entanto, eu me dizia:
teus dedos enredados em meus cabelos
e tua voz sobre mim
desnuda
e lenta:
tua ternura.
Mas eles
lambiam meu corpo como larvas
e no meu ouvido gritavam suave:
vira
mariquinha!
Até o amanhecer teu corpo junto ao meu
imaginava
quando eles se foram com o gozo.
Recolhia pois
meu corpo
recostado
e mão recordava — em verdade não disseram —
seus nomes.
Dura coisa é a vingança.
Assim vou me justificar outra vez
quando chegue a manhã
no espelho? digo-me
enquanto rondamos por esta rua escura
e entramos finalmente no motel.
Página publicada em julho de 2016.
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