FERNANDO CHARRY LARA
(1920-2004)
Poeta y ensayista colombiano nacido en Bogotá en 1920. Doctor en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Nacional de Colombia, fue director de la Radiodifusora Nacional de Colombia y del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Nacional, miembro del consejo de redacción de las revistas literarias Mito, Eco y Golpe de Dados y colaborador de diversas publicaciones literarias de Colombia y del exterior. Fue miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua y miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo.
La poesía de Silva, Aleixandre, Cernuda, y Baudelaire, le sirvió como base para convertirse en uno de los primeros poetas colombianos que incursionó en el campo surrealista. En el año 2000 ganó el Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva en Bogotá, y en el año 2003, la Universidad de Antioquia le otorgó el Premio Nacional de Poesía "por reconocimiento" a su obra.
De su obra poética se destacan: «Poemas» en 1944, «Nocturnos y otros sueños» en 1949, «Los adioses» en 1963, «Pensamientos del amante» en 1981, y «Llama de amor viva» en 1986, considerada su mejor producción. Falleció en U.S.A. en el año 2004. Fuente: http://amediavoz.com/charry.htm
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
TENDIDO EN EL LECHO
El mundo a tus sueños rendido.
La noche, distante. aurora de otra tierra,
el mar y su salvaje
tristeza de animal insomne bajo la luna,
las olas que avanzan perseguidas
como el amor indomable
vagan en uma vibración errante entre los aires.
Tú sientes en el pecho esas secretas
reminiscencias puras de la vida,
lejanas a los brazos
y en el sueño próximas,
y próximas más en esta hora
en el íntimo abrigo de una habitación
como al encuentro furtivo de dos amantes,
lívida ante la sola desnudez deslumbrante.
Tendido de fatiga aquí en el lecho,
de los países extraños amaste
la belleza, remota del otono
y eI obstinado anochecer en el invierno,
la ternura húmeda del paisaje,
tus pasos mudos en la ciudad descubierta,
tus pasos solitarios, el encuentro
de la adorable palidez como fantasma.
Con el movimiento triste en los dedos
no apartes esa música,
no despiertes a la vida:
estas voces que el oído rozan como alas
testigos han de ser del sueño a tus recuerdos.
VIAJERO
La extrañeza del lugar aunque
lo imaginaba. Lo interminable del instante
y lo áspero. Un comedor vasto como el hastío,
Mas aquí, en reposo,
el mudo mantel, el atardecer
junto a la sombra
de los recuerdos en el rostro.
Obstinada la hora
le encierra, solitario, y al hermano
que llora bajo sus pensamientos.
Un sitio siempre ajeno como el amor, un lento salón
que a los fantasmas del viaje, en bandadas,
aparece de súbito con lámparas y memorias.
Conversaciones, alas, palabras apenas,
rumor en tomo. Una cucharada
a los labios con un remordimiento
y sobre la mesa, inmóvil, desconocida;
la silenciosa blancura de sus manos.
Quisiera despertar de entre los muertos
mientras la hora sórdidamente huye.
Lo piensa mientras a su alrededor
la mosca del sueño, el periódico,
el volumen ardiente de una falda,
no importa,
qué cuerpos o miradas, la tenaz
ola de melancolía también
les llega,
y en procesiones nocturnas
los huéspedes no duermen sino avanzan
con equipajes, entre espejos y blancos uniformes,
sonrientes, solos, sonámbulos,
por carrileras, a pie, enlunados,
al subterráneo final de los trenes sin nadie.
De "Los adioses" 1963
TEXTOS EM PORTUGUÊS
ESTIRADO NO LEITO
O mundo rendido a teus sonhos
A noite, distante aurora de outra terra,
O mar e sua tristeza
selvagem de animal insone sob a lua,
as ondas que avançam perseguidas
como o amor indomável
vagam numa vibração errante entre os ares.
Tu sentes no peito essas secretas
reminiscências puras da vida,
distantes dos braços
e no sonho próximas,
e mais próximas nesta hora
no íntimo abrigo de uma alcova
como ao encontro furtivo de dois amantes,
lívida ante a solitária nudez deslumbrante.
Estirado de fadiga aqui no leito,
dos países estranhos amaste
a beleza, remota do outono
e o obstinado amanhecer no inverno,
a ternura úmida da paisagem,
teus passos mudos na cidade descoberta,
teus passos solitários, o encontro
da adorável palidez como fantasma.
Com o movimento triste nos dedos
não apartes essa música,
não despertes a vida:
estas vozes que roçam o ouvido como asas
testemunhos hão de ser do sonho em tuas lembranças.
VIAJANTE
A estranheza do lugar embora
o imaginasse. O interminável do instante
e o áspero. A mesa de jantar vasta como o fastio.
Mas aqui, em repouso,
o mudo mantel, o entardecer
junto da sombra
das lembranças no rosto.
Obstinada hora
a encerra, solitário, e ao irmão
que chora em seus pensamentos.
Um lugar sempre alheio como o amor, um lento salão
que aos fantasmas da viagem, aos bandos,
aparece subitamente com lâmpadas e memórias.
Conversas, asas, palavras apenas
rumor em torno. Uma colherada
aos lábios com um remorso
e sobre a mesa, imóvel, desconhecida,
a silenciosa brancura de suas mãos.
Quisera despertar de entre os mortos
enquanto a hora sordidamente foge.
Pensa enquanto em seu arredor
a mosca do sonho, o jornal,
o volume ardente de uma saia,
não importa
que corpos ou miradas, a tenaz
onda de melancolia também
nos chega,
e em procissões noturnas
os hóspedes não dormem como avançam ?????
com maletas, entre espelhos e brancos uniformes,
sorridentes, solitárias, sonâmbulos,
por trilhas, a pé, alucinados,
ao subterrâneo final dos trens sem ninguém.
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