GUILLERMO BLEST GANA
(Santiago, 28 de abril de 1829 - ibídem, 7 de noviembre de 1904) fue un escritor chileno, habitualmente considerado uno de los principales exponentes del romanticismo literario en su país.
Se le recuerda sobre todo por su obra lírica. También incursionó, con menor éxito, en la novela, el cuento, el drama histórico e incluso la zarzuela. Comenzó a publicar poesía a los 19 años en la Revista de Santiago. Sus escritos fueron reunidos en como Obras completas en 1907.
Carlos Orrego Luco lo describió de la siguiente manera:
Era alto, esbelto, muy blanco, con frente amplia y levantada en la que resplandecía la inspiración, coronada de cabellos rubios, largos y ondulados a la manera romántica; grandes ojos luminosos color de cielo, de mirada soñadora que, al decir de las crónicas, cautivaba a todos los corazones femeninos...
Fue hijo del doctor irlandés Guillermo Blest, uno de los pioneros de la modernización de la medicina en Chile en la primera mitad del siglo XIX. Su hermano menor Alberto Blest Gana también se dedicó a la escritura, siendo considerado el mayor novelista chileno de su época, su obra aún es lectura escolar y sigue siendo editada. Otro hermano suyo, Joaquín, ejerció la crítica literaria.
Obras poéticas: Poesías, 1854; Armonías, 1884.
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
[Extraído de: ALENCAR, Fontes de. Anotações de Poesia no centenário da Revista Americana (1909-1919). Brasília: Thesaurus Editora, 2010. 142 p. ]
SONETO
Al llegar a la página postrera
De esta tragicomédia de la vida
Vuelvo a mirar al punto de partida
Con el dolor del que ya nada espera.
¡Cuánta noble ambición que fué quimera!
¡Cuánta bela ilusión desvanecida!
Sembrada está la sienda recorrida
¡Con las flores de aquella primavera!
En esta hora de verdade, sombría
De profundo dolor y desencanto.
De inmensa soledad y de agonía.
Es mi mayor dolor, es mi quebranto,
No haber amado más, yo que creía
¡Yo que pensaba haber amado tanto!
SONETO
Ao rematar a página severa
Desta tragicomédia que é a vida,
Volto a mirar o ponto de partida
Com a pena de quem nada mais espera.
Quanta nobre missão que foi quimera!
Quanta bela ilusão desvanecida!
Semeada está a senda percorrida
Com as flores daquela primavera.
Nessa hora de verdade sombria,
De profundo pesar e desencanto,
De solidão imensa e de agonia.
É minha dor maior, é meu quebranto,
Não ter amado mais; eu que então cria,
Eu que pensava haver amado tanto.
(Tradução de José Santiago Naud)
Página publicada em junho de 2016
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