ANDRÉS SABELLA
(1912-1989)
Poeta, narrador y periodista, Andrés Sabella nació en Antofagasta el 13 de diciembre de 1912. Viajó a Santiago para estudiar derecho en la Universidad de Chile, carrera que no concluyó. Sin embargo, durante nueve años fue ayudante en la cátedra de Derecho del Trabajo. Permaneció 21 años en la capital, integrándose a la bohemia literaria junto a Diego Muñoz, Pablo Neruda, Oreste Plath, Alberto Rojas Jiménez y Alberto Valdivia (el "Cadáver" Valdivia), entre muchos otros escritores. Fue miembro de la Hermandad de la Costa donde alcanzó el grado máximo de Capitán Nacional.
Escribió en numerosas revistas y diarios del país, siendo colaborador constante, durante más de 40 años, del diario Las Últimas Noticias de Santiago. Dirigió la revista Mástil de la Escuela de Derecho. Desde 1933 editó los Cuadernos de Poesía Hacia, publicación fundamental en la difusión de la literatura nacional. En ella inició, además, una importante labor como dibujante; actividad que mantuvo durante toda su vida.
En 1930 apareció Rumbo indeciso su primer libro de poemas. Años más tarde ingresó al Partido Comunista y en 1937 fue uno de los fundadores de la Alianza de Intelectuales contra el Fascismo. Gran parte de su producción literaria contiene una fuerte denuncia social. Exaltó figuras como las de Luis Emilio Recabarren y la de José Domingo Gómez Rojas, poeta estudiante encarcelado y muerto en 1920.
Situado en la llamada Generación Literaria de 1938, entre sus temas principales se encuentran la pampa y el mar. Su novela más conocida y comentada es Norte Grande, epopeya de las salitreras, cuyo personaje central es la pampa, tratada con gran sentido social y poético. El título de esta obra dio nombre a la zona que se extiende entre la primera y segunda regiones.
Otro aspecto importante en su obra, celebrado con entusiasmo por Gabriela Mistral, es su poesía para niños, difícil género en que alcanza armonía, originalidad y juego lingüístico, con títulos como Canciones para que el mar juegue con nosotros, Chile, fértil provincia y Cetro de bufón. En 1978, fue designado Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua. Andrés Sabella murió en Iquique, el 26 de agosto de 1989.
Fuente: http://www.memoriachilena.cl/
SABELLA, Andrés. Hombre de cuatro rumbos. Antología del Norte Grande. Segunda edición aumentada. Dibujos de Pedro Quinquincha. Santiago de Chile, Editorial Nascimento, 1978. 125 p. 15,5x24 cm. Ex. bibl. Elga Pérez-Laborde.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
YO VIVO PARA UN TIEMPO
A Juan Negro
Yo vivo para un tiempo en que la estrella mostrará sus sueños,
para un tiempo que no sea propiedad de la muerte.
Yo vivo para un tiempo, augustamente, claro.
Por los ríos pasarán las estaciones, sin miseria
y no habrá ópalos siniestros en el reír del niño.
Yo vivo para un tiempo de cristales,
para un tiempo del dominio del cordero sobre el oro,
de la mano serena sobre la metralla.
Yo vivo para entonces: el trigo cabrá en todas las miradas,
los pies tropezarán con la alegría.
HIMNO EN LA CORDILLERA
DE LA COSTA
¡La piedra! Yo quiero cantar la piedra:
¡oh, madre oscura, mía, repartida!
Cuando mi amor la toma y acaricia,
en la mano me queda, pura y tibia,
la forma temblorosa de la Tierra.
La piedra es flor dormida en su tristeza,
espuma de la Muerte, grave harina.
Tal vez, la piedra sea una sonrisa:
la del silencio puesto de rodillas,
levadura de rabias y osamentas.
La piedra en cuajos, como fruta seca,
o en multitud de inmóvil fantasía,
recuerda al hombre su raíz marchita:
¡ella —la piedra— mendicante o cima,
siempre es un más allá de sementeras!
BALADA QUE NO
ENCONTRÓ LA PUERTA
Aquí donde el mar sueña de espaldas
y aprende la roca a pronunciar tu nombre,
tú sigues hechizando flores con tus ojos de rocío
y sima,
tus ojos más bellos que la soledad del aire
y la melancólica sonrisa del otoño en los pontones.
Aquí donde el mar engruesa el hastío de las horas
y el sol envejece, a gotas,
mi cabeza te anochece los pechos
y vas conmigo a las tabernas
para ver cómo el humo se transforma en bailarina.
TEMA DE GAVIOTAS
Este canto de gaviotas
es un relámpago ciego en mi corazón.
Recuerdo mi infancia silenciosa,
cuando cruzaban el cielo del hogar.
Sentado en el patio de la casa,
tenía el mar por las espaldas.
Pesadas por la niebla de las tardes,
volvían a la pampa: regresaban del mar.
Obreras del viento,
recogían el día y lo guardaban,
allá, donde las nubes
rodean el ojo de cuarzo de la luna.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
EU VIVO PARA UM TEMPO
Para Juan Negro
Eu vivo para um tempo em que a estrela revelará seu sonhos,
para um tempo que não seja propriedade da morte.
Eu vivo para um tempo, augustamente, claro.
Pelos rios passarão as estações, sem miséria
e não haverá opalas sinistros no sorrir do menino.
Eu vivo para um tempo de cristais,
para um tempo ao domínio do cordeiro sobre o ouro,
da mão serena sobre a muralha.
Eu vivo para então: o trigo caberá em todos as miradas
os pés tropeçarão com alegria.
HINO DA CORDILHEIRA DA COSTA
A pedra! Eu quero cantar a pedra:
ó, mãe escura, minha, repartida!
Quando meu amor toma-a e acaricia,
na mão me resta, pura e tíbia,
a forma trêmula da Terra.
A pedra é flor dormida em sua tristeza,
espuma da Morte, grave farinha.
Talvez pedra seja um sorrido:
o do silêncio posto de joelhos,
levedura de raiva e ossadas.
A pedra em coalhos, como fruta seca,
ou na multidão de imóvel fantasia,
lembra o homem sua raiz murcha:
ela — a pedra — mendicante ou tope,
sempre é.
BALADA QUE NÃO ENCONTROU A PORTA
Aqui onde o mar sonha de costas
e a rocha aprende a pronunciar teu nome,
tu segues enfeitiçando flores com teus olhos de orvalho e a sima,
teus olhos mais belos que a solidão do ar
e o melancólico sorriso de outono nas pinguelas.
Aqui onde o mar engrossa o fastio das horas
e o sol envelhece os seios
e vais comigo como a fumaça se transforma em bailarina.
TEMA DAS GAIVOTAS
Este canto de gaivotas
é um relâmpago cego em meu coração.
Recordo minha infância silenciosa,
quando cruzavam o céu de nosso lar.
Sentado no pátio da casa,
tinha o mar pelas costas.
Pesadas pelo névoa das tardes,
voltavam ao pampa: regressavam do mar.
Operárias do vento,
recolhiam o dia e o guardavam,
lá aonde nuvens
rodeiam o olho de quartzo da lua.
CEMITÉRIO ABANDONADO
Mejillones, 1954
Quando encima do mar, um cemitério
de memória roída e desmemoria;
é um porto de mastros sinistros
onde o cal inventa novas ondas.
Caminho entre os túmulos com o vento,
a dos trancos de mim ri a costa!
Se raspasse a angústia destes ossos,
Encontraria o mar, de sombra a sombra.
Página publicada em fevereiro de 2015
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