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Poesia em Lima – Espanhol

 

Lucila Nogueira

 

 

 

Tradutores:

Elkin Obregón

Marta Spagnuolo

Luiz Carlos Neves

 

 

 

 

Índice:

Pág.

Espejo Veneciano

2

Mas no demores tanto

3

Sentimiento súbito

6

Mujer al mar - (Discurso de Essomericq)

8

Movimiento de cuerdas en los remolcadores

10

Fuego de Santelmo

11

Pecho abierto

12

Poema I de “Zinganares”

13

Lucidor

13

Infancia

14

Velo de luciérnaga

17

Völva

18

 

 


Espejo Veneciano

 

Hallé que estaban muertos los poemas

y abrí los libros sin fascinación

vidrio escarlata en la armadura ceniza

ramo de rosas sobre caracoles.

 

lo que hice de mí

escarcha en el estuario

lo que hice de mí

la nieve en la cubierta

 

tabla partida al medio

loor a la oscuridad

 

(la lámpara interrumpe la llama azul y blanca de la

porcelana y su reflejo en el contorno de las estalactitas en

la gruta submarina nos carga sin resistencia hacia un atajo

lunar donde el musgo fosforescente en el tronco de los

árboles toca la piel como terciopelo en el concierto de

oboe desde altitudes glaciares. Destino de breve

anotación en los márgenes de un diario que nadie leyó,

bermejo vagabundo  en mármol carrara. Un acróbata

duerme sobre un dromedario y un piano de ébano

escribe sin interrupción nuestros nombres en el mar.)

 

Entre el silencio y el trauma

de quien quería todo

ya no se espera nada

dejarse conducir

dejarse naufragar

y no pedir más nada

al sueño alucinada

que tanto hizo volar

 

cercada de unicornios me siento a la orilla del agua

con la lentitud exasperante de los días feriados

y la sombra de la desmemoria en el caballo blanco

es la transparencia de autómatas en noche de

máscaras

 

abalorios coloridos en el dedal de plata

espejo veneciano sobre la almohada árabe

espejo veneciano con cristal de Murano

habrá victoria si cruzara el agua.

 

Volver a verte

porque todo ahora parece demasiado tarde

volver a verte

y borrar del laberinto la furia del minotauro

volver a verte

cara aún intangible en la blancura del lenguaje

 

lo que hice de mí

escarcha no estuario

lo que hice de mí

la nieve en la cubierta

 

lo que hice de mí

espejo veneciano

lo que hice de mí

moldura de Murano

 

bermejo vagabundo en mármol de carrara

 

breve anotación en los márgenes de un diario

que nadie leyó

 

y pensé que estaban muertos los poemas

 

porque de verdad nunca somos nada

 

los cabellos mojados, no aguantamos más.

 

[in A quarta forma do delírio, 2002]

 

Mas no demores tanto

 

El cuerpo - dicen - ya no será más el mismo

en su reflejo exterior,

mas algo se diga de las cavernas fosforescentes

que navegan el hambre del demonio

en la hora de su resplandor

 

Mira mi cuerpo antiguo en la curva del chafariz

o al timón del navío.

Yo soy un pájaro nocturno perturbado.

Yo te ofrezco mis senos muy blancos

en una escalera secreta del mar Caspio.

 

Alguien habló de un modo descuidado

y las gárgolas de Nôtre Dame

contornaron los pezones

como breves y clandestinos fuegos fatuos.

 

El cuerpo - dicen - ya no será el mismo,

desesperadamente yo te deseo

mientras navego rocas subterráneas

a la orilla de la consciencia humana

y la raja de la atmósfera interfiere en la raya luminosa

justo en el centro de la pantalla del televisor que se rompió.

Porque en aquel tiempo

el amor era como un príncipe ebrio

y forzosamente hindú

él era como la voz ronca de Dionisio

haciendo sonar las teclas del piano austriaco

abandonado en la pasarela roja

de un carnaval de plumas en la calle de Buen Jesús.

 

Salí por el embarcadero embriagada

arrastrando candelabros escarlatas

en el río de letreros luminosos

mientras la lluvia golpeaba el pico duro de aquellos senos

ardiendo siempre de tanto amor.

Todos estaban demás y no lo sabían

mas cuando tú me agarraste fuerte yo me sorprendí tímida

y hasta hoy he huido entre palmeras

por las carreteras líquidas del vino y del neón.

 

Digo que continúa urgente la ilusión de ese momento

acometido de inenarrables confesiones.

Utopía presa en el cartílago húmedo,

cuando tu boca recubra el seno

seremos entonces las dos otras caras

de una misma única posesión

como una historia pegada en la otra

mientras se lame el lacre de la carta escrita en la infancia

que un agua súbitamente tibia casi borró.

 

Como decir, sin extrañarte: recúsame

que la dama desnuda al teléfono puede estar en trance

al que tanto aspiras bajo el rojo de las linternas

mientras la lluvia cubre los tejados a la orilla del mar.

Todo ahora se tornó tan urgente

que duele la espera inmemorial de las muñecas

sobre la madera oscura

inmóviles mas no inertes

aguardando su número de magia

rompiendo la banalidad de los noticiarios de la televisión.

 

La blusa de satén verde tiene un escote de princesa judía

asesinada desnuda en un campo de concentración.

Espléndido violinista, nos vamos enloqueciendo lentamente.

La blusa de satén verde deja entrever la parte

muerta de la carne blanca

bajo la luz del globo fosforescente

girando sobre los bailarines

mañana invisibles del bar Royal.

 

Cierra los ojos y piensa lo que quieres

mientras las manos y las bocas cumplen recorridos

de espejismos desérticos

mientras yo toco nuevamente

mi piano austríaco en la calzada del embarcadero

y el mar casi revienta las ventanas dalinianas del

Almacén XIV.

 

Porque el espíritu ha de ser siempre el mismo

yo desafío tu preferencia

y la blusa de satén verde sin mi cuerpo dentro

tiene aún un océano de lentejuelas

reflejando la vibración de la piel

que por algunos momentos la habitó.

Dragón gigante

lengua demoníaca

unión clandestina

avieso encantamiento

abismo volcánico

donde la partitura se deshizo en notas  cubriendo la pauta

que guía el violoncelista al Palacio de Cristal.

 

Cierra los ojos y bésame de modo frágil

porque todo se volvió más urgente

desde el Museo Serralves y los dibujos rosa del mármol

revelan caminos recifenses de la piel emparedada

soñando el éxtasis de la resurrección.

 

Tu mirada tiene el mismo brillo de un lanzador de cuchillos

mientras giro en la rueda sobre mí misma

dramáticamente presa en  las cuerdas

bajo el sonido de Tchaikovski en la Obertura 1812.

 

Tu mirada es como una campana milenariamente gigante

rondando las terrazas de la Regua hasta las aceras de Copacabana

tu mirada es como un barco vikingo pidiendo ensenada

desde los cocoteros de Recife hasta los verdes pinos gallegos

que dieron sombra al romance de mis bisabuelos.

 

Sé que has de venir bajo la nieve  enlunada

conduciendo linterna en el pescuezo del caballo blanco

y me tomarás al galope en tu capa de terciopelo oscuro

mientras en el circo abandonado la trapecista

continuará durmiendo

completamente desnuda

 en la jaula de los leones.

 

Sé que has de venir ferozmente hechizado

en ese rapto anunciado para cruzar las aguas desde el Capibaribe al Duero

y bailaremos bajo la luz de un candelabro de siete brazos

hasta que el sol seque las siete faldas

quitadas bajo el sonido de siete violines

durante las siete noches de encantamiento.

 

Mas no demores tanto.

Que amar es el arte

de hacerse presente

y todo aquello que necesitamos

es de poesía

locura y énfasis

en el acto heroico de reabrir las puertas

e la carne mansa que se equivocó.

 

Que el cuerpo - dicen - ya no será el mismo

y lo que era asedio puede robustecerse en la fuga

y hasta nosotros – dicen – no seremos los mismos

en el extraño instante de rayo láser

en que llega sin aviso

el placer de la mañana.

 

[in Amaya, 2001]

 

Sentimiento súbito

 

Porque tú nada sabes del insomnio

no vengas así despreocupado con ese universo de frases protocolares

y toda una higiene pasteurizada de ternura

cuidado no te aproximes demasiado

existe una parte de mí donde nadie llegó aún

y el desespero siempre hace que la gente precise creer

en todo. Voy quedando cada vez

más con miedo de ese sentimiento súbito

 

el agua que lavó las letras de la biblioteca

es señal de que el amor y la palabra exigen renovación

que tanto estudio no resuelve el desamparo

y que continúa deshabitada la casa que soy

 

fínjome autobiográfica y renazco como personaje

espasmo de electroshock yo sirvo a mi señor

ducha de electricidad yo sirvo a mi señor

y basta que su tono de voz sea un poco menos tierno

que yo ya siento dolor

 

como quien escoge una ensalada de rúcula

en un menú de terciopelo oscuro

tú estás sentado en una poltrona de acero

que ya comienza a ser engullida

por el mar volcánico de mi locura

 

no sé por que todo venía tan vagarosamente de modo calmo

y de repente fue aquel estallido aquel sobresalto

y tú no entendiste en los intervalos del lenguaje

mi manera por el reverso de cantar un blue

 

tú no entendiste nada

tú no percibiste que soy un fósforo apagado

olvidado en el hollín con memoria del pasado

que la vida cae pesadamente en mi cabello

azulado y para que la pantalla pierda el color

basta una pila  gastarse

 

por eso yo me acerco a ti en una pompa de jabón gigante

soplada en canuto de lechozo del huerto de la infancia

cuando aprendí la noche el sol los

cristales coloreados y las músicas gitanas

de ahí que basta que me toques y yo retorno a la vida

se quiebra el encanto y el hechizo

y salgo hacia la realidad carne que se desprende de las páginas del libro

 

escribo sobre la vida como un exorcismo

no tengo remordimiento del que vivo

mi poema es el sinónimo de mi piel expuesta

en la implosión del muro de Berlín de los sentimientos físicos

semáforo rojo

rostros vacíos

caminé cubierta de sargazo por la avenida

como un insignificante alfiler atraído por un imán

y perdí el sueño deambulando en los tejados

en busca de las palabras más precisas

cuando finalmente descubrí que lo que importa en verdad

siempre está implícito

 

y ahora

yo sólo quiero que tú oigas mi voz subterránea

retumbando más allá de toda superficie

aunque en mí nada esté a salvo

quiero que observes con perplejidad como yo tengo estilo

y la melancolía de mis ojos claros

atraviesa nerviosamente el cosmos como un neutrino

arcilla submarina de temblores sísmicos

en la mañana de una calle vacía de domingo

 

hoy me falta compañía para salir y beber un vino

nada acontece y yo no sé cómo haga para mantenerme viva

nada acontece y yo quedo inerte sin regreso ni  partida

debo mudar una vida que ya no me sirve

pero ando muy cansada de ser siempre yo en tomar todas las iniciativas

 

tú no entendiste nada

y yo estaba diciendo apenas de verdad

que súbitamente yo me fui quedando perturbada

tú me lees solamente para encontrar tus palabras

mas yo vengo de una raza de saltimbanquis y acróbatas

y brillan relámpagos de las tempestades

en mis gestos delicados

 

mi cuerpo fluctúa como sílabas de imágenes congeladas

y en esa opresión desarticulada

decido desesperadamente quedar callada

pero no olvido el convite a ver las estrellas en un

desierto de Marruecos

ni mi extraña fuga automática

de aquel mundo rosa entre peñascos

para volver aquí y quedar siempre a la espera del destino

y del acaso centinela de la nada

 

y la vida pasa como las nubes en la ventana

la próxima vez yo voy a tener más cuidado

porque las otras sé que estragué todo

sólo por tener miedo de encarar la realidad

 

yo voy a telefonear

después hablamos

ahora no puedo despertar

entiende que yo cargo la saudade de las aves migratorias

que sobrevuelan a los alpinistas del círculo polar

 

porque tú nada sabes del insomnio

y existe una parte de mí donde nadie llegó aún

y la desesperación siempre hace que la gente

precise creer en todo

voy quedando cada vez más con miedo de ese

sentimiento súbito

 

[in Desespero Blue, 2003]

 

Mujer al mar

                              (Discurso de Essomericq)

 

Calle del Buen Jesús en tarde de domingo

tambores y clarines

                                    frevo y maracatú

Mama África

llegó encadenada como esclava

hoy su rostro es como un sello de mi patria

 

Calle del Buen Jesús en tarde de domingo

la multitud baila en la calle

                                                   allá voy

santa pobreza en traje de reina

                                                   allá voy

tu alegría de tambor me resucita

tu alegría de clarines por la calzada

cabezas degolladas como máscaras

                         son los hombres que amé

en sumiso ritual antropofágico

caníbales anteriores a Montaigne

son los náufragos de la bahía de Audierne

y mi silencio te dolió en tu tierra oh Goneville

porque era la voz de Calibán desesperado

contra la ocupación de las Américas

poderoso Goneville

             soy carijó y debo regresar a mi tribu

Martinho de Nantes

            soy cariri y debo regresar a mi Recife

Villegagnon de Bretaña

                  soy carioca y quiero volver a Río

       a la Francia Antártica, a la Francia Equinoccial

         a los brazos de Azenor, Levenez y Riwanon

 

por eso enséñame a escribir

                                               Jean de Léry

                           que soy tupiniquím

enséñame la brujería del papel que habla

las palabras derivadas del tupí

enséñame tu ciencia

                                              Lévy-Strauss

                            que soy tupiniquím

y te devuelvo la infancia

                                              Marcel Proust

y te devuelvo el sueño

                                             mon Ronsard

con el hechizo del azúcar

                                             en los sentidos

te devuelvo

le tranquille repos de la première vie

vien dans ma chaumière

dedans il fait si bon

 

reste ici

                             y entonces tú me pediste

reste ici

                             y entonces tú me rogaste

un peu de bonheur

                          mais je suis le beau sauvage

y estuve en Nantes

                                    oh Julio Verne

sólo para decirte

                                     que allá en Olinda

yo conduje vraiment

                                     una jangada nordestina

 

era el viento en mi rostro

                                     la tempête

era el sol en la piel

                            entre navíos

je suis desamparée

                            mujer al mar

j’ai besoin de secours

                            mujer al mar

 

oh bravo viento fuerte

                                     Pernambuco

corsaria veli vaga

                            en dakar

canoa góndola

                            rabelo balandra

zambra sultana

                            arvingel baidar

 

mi  jangada

                            a babor

                            a estribor

barca de luces

                            lecho de faro

la torre color de rosa

                             junto al muelle

libre de remolcadores

                            ven a visitar

 

                                     oh Goneville

a la venus prisionera

                                     acostada sobre la espuma

de un trapecio de plumas

                                     soy tapuia

somos todos hijos de Saturno

                           reúno tus partes mutiladas

Yemanjá en día de ofrenda

 

                           mujer al mar.

 

[in A quarta forma do delírio, 2002]

 

 

Movimiento de cuerdas en los remolcadores

 

Movimiento de cuerdas en los remolcadores

hora europea de un calidoscopio de brumas

dedos como submarinos entre sargazos

no es tan lejos

de Babilonia a Jerusalén

 

Ciudad-muelle de Saint-Nazaire

el atracar y partir de los navíos

movimiento lento en agua quieta

horizonte indefinido en el Loire

balcón entre los andamios y las grúas

éxtasis inesperado de las embarcaciones

 

Yo aquí soy solamente una extranjera

y llevo la marca de la casualidad

yo soy la transeúnte forastera

y así como llegué debo partir

 

Yo soy aquí sólo la pasajera

y por más que me entregue

permanecí ajena

por más que te quiera

yo soy farouche

y esta ciudad es sólo mi trayecto

foso muralla puente y centinela

así como llegué debo volver

 

Nadie me saludará

desde cualquier ventana

aunque yo fuera

muelle platónico de mí

dimensión metafísica del sueño

muelle metáfora del cuerpo pasaporte

somos nosotros los barcos de esta noche

muelle invisible de la resurrección

 

[in A quarta forma do delírio, 2002]

 

Fuego de Santelmo

 

I

 

Suelto las amarras de todos los pájaros

vareta a la deriva de tu nombre

perdida de sargazo oliendo a mar

invado las escalas de tu sueño

 

hasta que te levantes del silencio

marino y mimético gigante

atravesando la sede en mis piernas

portal de obsesivas caravanas

nadando en mis súbitas arterias

mi infinito azul subterráneo

chispa en mi fiebre sumergida

suave y primitivo dios neptuno

y entonces grito fuego de santelmo

y la calma desciende en mi sangre

 

II

 

Si grito así no pienses que reclamo

y rasga y dobla y prensa

victorioso amante

mi felino cuerpo trepidante

 

deja que los débiles mueran de quimeras

vé renaciendo en garras incesantes

en mi piel ávida de fieras

en mis canales de fuego alucinante

y sumergiéndose y flotando y siempre

yendo y viniendo y pronto regresando

tus pelos en mi flora en un perplejo

continuo inaugurar de fuerza extraña

y el mar entero corre en nuestros gestos

por donde late el corazón humano

 

[in Peito aberto, 1983]

 

Pecho abierto

 

Tal vez solamente la tecla del piano

bien lista para tintinear al menor toque

yo nervio interminable pecho abierto

extiendo mi vida hacia el norte

yo milagro de vino en el desierto

arrebatadamente carne y sueño

yo violenta yo clara yo tan liberta

obstinadamente sed y fuego

yo que no sé de naipes ni de reglas

y desenmascaro las intenciones del juego

y parto por la senda primitiva

y cada día más yo voy llegando

a la cima del origen sin el grito

vulgar que no se escucha en parte alguna

yo merecidamente franca y firme

no tengo espacio para un velo de plumas

hacia atrás viejas máscaras de vidrio

con rabia soy más fuerte y peleo desnuda

la casa en que nací tenía rosales

el bosque hoy me extiende  su futuro

el mar se precipita hacia arriba

cuando recibe mi cuerpo fecundo

mas toda furia apago si domina

en mi camino un canto de ternura

no siendo la voz del amor disparo la guerra

con mis manos pequeñas y gigantes

perdonen tanta energía torrente

tanto universo transbordando los años

pertenezco a la legión que sin tener timón

aporta ubicuamente en todo instante

en la más remota lumbre en la vorágine

vertiginosamente trepidante

aléjate si en ti no es solemne

tu compromiso con el amor de los hombres

yo nervio interminable pecho abierto

tal vez solamente la tecla del piano

 

[in Peito aberto, 1983

 

Poema I de “Zinganares”

 

Dirán mis poemas por las calles

de memoria como receta de vivir

y aquellos que se rían por la espalda

recitarán mis versos sin haberlos leído

 

Dirán mis poemas  por las calles

de memoria como receta de vivir

dirán que fui un mar misterioso

donde quien navegó no  olvidó

 

Dirán mis poemas  por las calles

de memoria como receta de vivir

dirán que era poesía y no locura

mi manera de soñar todos ustedes

 

Dirán mis poemas  por las calles

de memoria como receta de vivir

preguntarán por qué viví tan poco

sin darles tiempo para percibirme

 

- y aquellos que se rían por la espalda

recitarán mis versos de memoria

 

[in Zinganares, 1998 (Lisboa)

 

Lucidor

 

I

 

Viene de las aguas un barco

bajo la luna

y de él sale un hombre

muy antiguo

 

viene delante mí

y en  su rostro

yo veo los ojos

que me hipnotizan

 

sin palabras me entrega

un pergamino

escrito con una tinta

ya invisible

 

un poema en sueco

va surgiendo

“Lucidor”

veo al fin del manuscrito.

 

II

 

El tomó mi mano y me dijo en lengua rara:

 

desde el siglo XVIII yo te esperaba

de pie en el castillo de popa del navío

en medio del sol y de la lluvia de la muerte y de la vida

bajo el discurso jadeante del océano

yo te esperaba

en los cuartos de los hoteles en las estaciones de tren

sin más nada querer del mundo

yo te esperaba

ojos vueltos cenicientos de tantas lágrimas

pensando que hace mucho fuimos abandonados

y ninguna fuerza ya nos podría reunir

 

yo sabía ser la vida hojas de un libro cerrado

donde se apagan y encienden letras todas en código

y que los pinos que parecen muertos renacen lustrosos

porque aquel que va a morir siempre protege

aquel que resiste y va a  sobrevivir

aunque todo lo que sea extraño me parezca también familiar

porque traemos el presente y el pasado enteros dentro de nosotros

como la ostra carga la perla secretamente en el fondo del mar

 

[in Estocolmo, 2004]

 

Infancia

A Antonio Carlos Secchin

 

I

 

Dibujé constelaciones en el patio de la calle de Lima

con el musgo de las matas de mango en mis dedos de satén

 

las tablas del sótano rechinaban bajo los pasos de la niña

enrollada en una sábana como las diosas pre-cristianas

 

un día robé de los caldeos las tablas de astronomía

y los mapas que centellaban junto a las estrellas de mar

 

y lloré porque no estaba en la nave que había ido a la luna

y anunció al mundo que nuestra tierra era azul

 

II

 

Yo sólo tenía cinco años

el agua subía coloreada

se encendía y se apagaba en el parque Trece de Mayo

yo seguía agarrada a la mano de mi madre

maestra de gimnasia en el Instituto de Educación

las alumnas hacían rueda para que yo leyera en voz alta

errores no cometía

y aún nada sabía de Platón

 

yo sólo tenía cinco años

agarraba la caja de zapatos y hacía un corte en la base

por donde iba pasando una cinta de figuritas

recortadas de un cuaderno que el agua coloreaba

yo inventaba diálogos y rodaba la cinta

los niños se juntaban para ver el cinemita

y yo quería ser directora de cine en Holywood

 

aprender es recordar

el dibujo de la figura continúa

cuando la materia desaparece

 

en la hora del placer detona en mi mente

un film siempre nuevo de imágenes virtuales

escenarios sucesivos sin cualquier conexión

 

yo sólo tenía cinco años

no sabía que existían hipnotismo y telepatía

así bajo su efecto no puedo dar declaraciones

 

III

 

Mi almohada de niña era de plumas de ganso

y fue mi compañera hasta los treinta y pocos años

una sirvienta la descosió escondida

y retiró sus plumas dejándola casi vacía

 

mis lágrimas y sueños ella recibía

mis versos sufridos

aún en la placenta de las imágenes

antes del tejido de las palabras

 

yo sobrevolaba el arcoiris de cristal de la licorera

en las tardes de domingo asoleado en Santo Amaro

donde conducía la regadera roja al jardín

sobre los helechos las begonias y la aspereza de los alfileres

 

mi almohada de niña era de plumas de ganso

tal vez sea por eso que las arrugas están demorando

 

IV

 

El papel arrugado de plata que recubría el chocolate

Me daba también anillos pulseras y coronas de juguete

 

y la palangana de hojalata con agua era una moldura redonda

que amparaba en la caída las mariposas en tarde de lluvia

 

hoy llamarían instalación a ese espectáculo

de la atracción inconsciente de las almas hacia la luz

 

V

 

A cualquier hora veo que se aproxima

el coro de los barqueros del pozo del mar

 

yo pido que mis partes se reúnan

a la niña que cualquiera  engaña y la vieja chamán

 

era yo misma mirándome del otro lado

yo del lado de acá desmayándome

 

una parte de mí fue empujada

hacia el lado de allá

 

una parte de mí fue hacia lo alto del cuarto

la otra quedó sin poder moverse

 

llaman desdoblamiento a ese estado

a esta duplicidad de visión

 

yo pido que mis partes se reúnan

a la niña que cualquiera engaña y la vieja chamán

 

VI

 

En aquel tiempo yo tocaba una campana en lo alto de la montaña

y en los corredores secretos las canciones eran en latín

 

bajaba siempre los ojos en la consagración de la misa

y rezaba cada noche un rosario antes de dormir

 

fui educada para ser santa como la patrona del colegio

y a cada corona de espinas dar la otra mejilla al agresor

 

cuando me enamoré no miraba el rostro de otro hombre

y al sexo yo resistí virgen hasta los veintiséis

 

en aquel tiempo yo tocaba una campana en lo alto de la montaña

mas ahora prefiero decir mis versos en portugués

 

[in Refletores, 2002]

 

Velo de luciérnaga

 

Y el vanidoso fabricante de versos preguntó, con tono superior:

-¿Y esos lentes oscuros de noche, para qué son?

Y yo le contesté en silencio:

-Porque su maldad es eterna. Y porque los poetas ven mejor en la oscuridad.

 

Y yo me coloqué mis lentes oscuros

contra la mediocridad de los neones

contra la agresión de las almas monstruosas

y la crueldad oculta de las mañanas

- en la penumbra amnésica resguardo

el cotidiano fuego de los dragones.

 

Y yo ajusté mis anteojos oscuros

pero vi gente comiendo carne humana

niños asaltando a mano armada

oliendo pega o siendo trucidados

mientras los vanidosos declamaban

su dolor tan diccionarizado.

 

Y yo salgo a la calle con anteojos oscuros

porque me ciega la escena de la injusticia

porque la ley sólo legitima la fuerza

descubrió la platea el fondo falso

del palco donde se concluyó el último acto

y se olvidaron de cerrar el telón.

 

Y yo uso siempre los anteojos oscuros

porque el mundo es un cuchillo en las pupilas

trapecio entero de alambre de púas

sobre la red de arena movediza

la piel triturada y sin aplausos

prosigo encantadora de serpientes

 

Y yo salgo a la noche con anteojos oscuros

porque mi cuerpo se enciende a esa hora

mis anteojos son velo de luciérnaga

me resguardan desde dentro hacia fuera

esconden  mi sol subcutáneo

-son la nave en que llego hasta los hombres.

 

[in Bastidores, 2002]

 

Völva

 

I

 

Quiero los estantes vacíos de la dictadura de los libros

yo estrofa desterrada en un diccionario Vikingo

yo teatro solitario de metáfora en ruina

yo un ángel clandestino padre de Cristo y Juan Bautista

 

yo sé dislocar materia con energía psíquica

yo locura en forma fija en botella de vino tinto

vida real ese acaso puesto ante el destino

estar vivo es rendirse al oficio de adivino

 

nuestra diva está durmiendo con saudades de Bolivia

su gusto a anís/ canela y clavo/ azúcar / jengibre

 

yo ave de la madrugada volando sobre el patíbulo

yo una völva sagrada estremeciendo los caminos

yo estatua  tutelar de dioses desconocidos

yo diva que adormeció a la espera en vano de los vampiros

 

cubierta por una sábana de seda y algodón egipcio

majestad de un trapecio abandonado en el circo

yo dolor de la reina Urraca traicionada hasta por su hijo

anónima como las mujeres de los viejos cantares de amigo

 

 

II

 

Yo un ángel clandestino padre de Cristo y Juan Bautista

yo teatro solitario de metáfora en ruina

yo estrofa desterrada en un diccionario vikingo

quiero los estantes vacíos de la dictadura de los libros

 

cubierta por una sábana de seda y algodón egipcio

nuestra diva está durmiendo con saudades de Bolivia

su gusto a anís/ canela y clavo/ azúcar / jengibre

congénita embriaguez de otros mundos en las pupilas

 

la lengua hecha de fuego con su método divino

provocando besos íntimos en su cuerpo envejecido

vida real ese acaso puesto ante el destino

letras giran en los binoculares del olvidado videoclip

 

bajo el candelabro de Indonesia durmiendo viaja la diva

toda la vida la engañaron toda la vida le mintieron

majestad de un trapecio abandonado en el circo

 

yo una völva sagrada estremeciendo los caminos

yo la casa abandonada de los milagros femeninos

yo ave de la madrugada revoloteando el patíbulo

 

yo dolor de la reina Urraca traicionada hasta por su hijo

anónima como las mujeres de los viejos cantares de amigo

 

[in Estocolmo, 2004]


 

 

 
 
 
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