Poesia em Lima – Espanhol
Lucila Nogueira
Tradutores:
Elkin Obregón
Marta Spagnuolo
Luiz Carlos Neves
Índice: |
Pág. |
Espejo Veneciano |
2 |
Mas no demores tanto |
3 |
Sentimiento súbito |
6 |
Mujer al mar - (Discurso de Essomericq) |
8 |
Movimiento de cuerdas en los remolcadores |
10 |
Fuego de Santelmo |
11 |
Pecho abierto |
12 |
Poema I de “Zinganares” |
13 |
Lucidor |
13 |
Infancia |
14 |
Velo de luciérnaga |
17 |
Völva |
18 |
Espejo Veneciano
Hallé que estaban muertos los poemas
y abrí los libros sin fascinación
vidrio escarlata en la armadura ceniza
ramo de rosas sobre caracoles.
lo que hice de mí
escarcha en el estuario
lo que hice de mí
la nieve en la cubierta
tabla partida al medio
loor a la oscuridad
(la lámpara interrumpe la llama azul y blanca de la
porcelana y su reflejo en el contorno de las estalactitas en
la gruta submarina nos carga sin resistencia hacia un atajo
lunar donde el musgo fosforescente en el tronco de los
árboles toca la piel como terciopelo en el concierto de
oboe desde altitudes glaciares. Destino de breve
anotación en los márgenes de un diario que nadie leyó,
bermejo vagabundo en mármol carrara. Un acróbata
duerme sobre un dromedario y un piano de ébano
escribe sin interrupción nuestros nombres en el mar.)
Entre el silencio y el trauma
de quien quería todo
ya no se espera nada
dejarse conducir
dejarse naufragar
y no pedir más nada
al sueño alucinada
que tanto hizo volar
cercada de unicornios me siento a la orilla del agua
con la lentitud exasperante de los días feriados
y la sombra de la desmemoria en el caballo blanco
es la transparencia de autómatas en noche de
máscaras
abalorios coloridos en el dedal de plata
espejo veneciano sobre la almohada árabe
espejo veneciano con cristal de Murano
habrá victoria si cruzara el agua.
Volver a verte
porque todo ahora parece demasiado tarde
volver a verte
y borrar del laberinto la furia del minotauro
volver a verte
cara aún intangible en la blancura del lenguaje
lo que hice de mí
escarcha no estuario
lo que hice de mí
la nieve en la cubierta
lo que hice de mí
espejo veneciano
lo que hice de mí
moldura de Murano
bermejo vagabundo en mármol de carrara
breve anotación en los márgenes de un diario
que nadie leyó
y pensé que estaban muertos los poemas
porque de verdad nunca somos nada
los cabellos mojados, no aguantamos más.
[in A quarta forma do delírio, 2002]
Mas no demores tanto
El cuerpo - dicen - ya no será más el mismo
en su reflejo exterior,
mas algo se diga de las cavernas fosforescentes
que navegan el hambre del demonio
en la hora de su resplandor
Mira mi cuerpo antiguo en la curva del chafariz
o al timón del navío.
Yo soy un pájaro nocturno perturbado.
Yo te ofrezco mis senos muy blancos
en una escalera secreta del mar Caspio.
Alguien habló de un modo descuidado
y las gárgolas de Nôtre Dame
contornaron los pezones
como breves y clandestinos fuegos fatuos.
El cuerpo - dicen - ya no será el mismo,
desesperadamente yo te deseo
mientras navego rocas subterráneas
a la orilla de la consciencia humana
y la raja de la atmósfera interfiere en la raya luminosa
justo en el centro de la pantalla del televisor que se rompió.
Porque en aquel tiempo
el amor era como un príncipe ebrio
y forzosamente hindú
él era como la voz ronca de Dionisio
haciendo sonar las teclas del piano austriaco
abandonado en la pasarela roja
de un carnaval de plumas en la calle de Buen Jesús.
Salí por el embarcadero embriagada
arrastrando candelabros escarlatas
en el río de letreros luminosos
mientras la lluvia golpeaba el pico duro de aquellos senos
ardiendo siempre de tanto amor.
Todos estaban demás y no lo sabían
mas cuando tú me agarraste fuerte yo me sorprendí tímida
y hasta hoy he huido entre palmeras
por las carreteras líquidas del vino y del neón.
Digo que continúa urgente la ilusión de ese momento
acometido de inenarrables confesiones.
Utopía presa en el cartílago húmedo,
cuando tu boca recubra el seno
seremos entonces las dos otras caras
de una misma única posesión
como una historia pegada en la otra
mientras se lame el lacre de la carta escrita en la infancia
que un agua súbitamente tibia casi borró.
Como decir, sin extrañarte: recúsame
que la dama desnuda al teléfono puede estar en trance
al que tanto aspiras bajo el rojo de las linternas
mientras la lluvia cubre los tejados a la orilla del mar.
Todo ahora se tornó tan urgente
que duele la espera inmemorial de las muñecas
sobre la madera oscura
inmóviles mas no inertes
aguardando su número de magia
rompiendo la banalidad de los noticiarios de la televisión.
La blusa de satén verde tiene un escote de princesa judía
asesinada desnuda en un campo de concentración.
Espléndido violinista, nos vamos enloqueciendo lentamente.
La blusa de satén verde deja entrever la parte
muerta de la carne blanca
bajo la luz del globo fosforescente
girando sobre los bailarines
mañana invisibles del bar Royal.
Cierra los ojos y piensa lo que quieres
mientras las manos y las bocas cumplen recorridos
de espejismos desérticos
mientras yo toco nuevamente
mi piano austríaco en la calzada del embarcadero
y el mar casi revienta las ventanas dalinianas del
Almacén XIV.
Porque el espíritu ha de ser siempre el mismo
yo desafío tu preferencia
y la blusa de satén verde sin mi cuerpo dentro
tiene aún un océano de lentejuelas
reflejando la vibración de la piel
que por algunos momentos la habitó.
Dragón gigante
lengua demoníaca
unión clandestina
avieso encantamiento
abismo volcánico
donde la partitura se deshizo en notas cubriendo la pauta
que guía el violoncelista al Palacio de Cristal.
Cierra los ojos y bésame de modo frágil
porque todo se volvió más urgente
desde el Museo Serralves y los dibujos rosa del mármol
revelan caminos recifenses de la piel emparedada
soñando el éxtasis de la resurrección.
Tu mirada tiene el mismo brillo de un lanzador de cuchillos
mientras giro en la rueda sobre mí misma
dramáticamente presa en las cuerdas
bajo el sonido de Tchaikovski en la Obertura 1812.
Tu mirada es como una campana milenariamente gigante
rondando las terrazas de la Regua hasta las aceras de Copacabana
tu mirada es como un barco vikingo pidiendo ensenada
desde los cocoteros de Recife hasta los verdes pinos gallegos
que dieron sombra al romance de mis bisabuelos.
Sé que has de venir bajo la nieve enlunada
conduciendo linterna en el pescuezo del caballo blanco
y me tomarás al galope en tu capa de terciopelo oscuro
mientras en el circo abandonado la trapecista
continuará durmiendo
completamente desnuda
en la jaula de los leones.
Sé que has de venir ferozmente hechizado
en ese rapto anunciado para cruzar las aguas desde el Capibaribe al Duero
y bailaremos bajo la luz de un candelabro de siete brazos
hasta que el sol seque las siete faldas
quitadas bajo el sonido de siete violines
durante las siete noches de encantamiento.
Mas no demores tanto.
Que amar es el arte
de hacerse presente
y todo aquello que necesitamos
es de poesía
locura y énfasis
en el acto heroico de reabrir las puertas
e la carne mansa que se equivocó.
Que el cuerpo - dicen - ya no será el mismo
y lo que era asedio puede robustecerse en la fuga
y hasta nosotros – dicen – no seremos los mismos
en el extraño instante de rayo láser
en que llega sin aviso
el placer de la mañana.
[in Amaya, 2001]
Sentimiento súbito
Porque tú nada sabes del insomnio
no vengas así despreocupado con ese universo de frases protocolares
y toda una higiene pasteurizada de ternura
cuidado no te aproximes demasiado
existe una parte de mí donde nadie llegó aún
y el desespero siempre hace que la gente precise creer
en todo. Voy quedando cada vez
más con miedo de ese sentimiento súbito
el agua que lavó las letras de la biblioteca
es señal de que el amor y la palabra exigen renovación
que tanto estudio no resuelve el desamparo
y que continúa deshabitada la casa que soy
fínjome autobiográfica y renazco como personaje
espasmo de electroshock yo sirvo a mi señor
ducha de electricidad yo sirvo a mi señor
y basta que su tono de voz sea un poco menos tierno
que yo ya siento dolor
como quien escoge una ensalada de rúcula
en un menú de terciopelo oscuro
tú estás sentado en una poltrona de acero
que ya comienza a ser engullida
por el mar volcánico de mi locura
no sé por que todo venía tan vagarosamente de modo calmo
y de repente fue aquel estallido aquel sobresalto
y tú no entendiste en los intervalos del lenguaje
mi manera por el reverso de cantar un blue
tú no entendiste nada
tú no percibiste que soy un fósforo apagado
olvidado en el hollín con memoria del pasado
que la vida cae pesadamente en mi cabello
azulado y para que la pantalla pierda el color
basta una pila gastarse
por eso yo me acerco a ti en una pompa de jabón gigante
soplada en canuto de lechozo del huerto de la infancia
cuando aprendí la noche el sol los
cristales coloreados y las músicas gitanas
de ahí que basta que me toques y yo retorno a la vida
se quiebra el encanto y el hechizo
y salgo hacia la realidad carne que se desprende de las páginas del libro
escribo sobre la vida como un exorcismo
no tengo remordimiento del que vivo
mi poema es el sinónimo de mi piel expuesta
en la implosión del muro de Berlín de los sentimientos físicos
semáforo rojo
rostros vacíos
caminé cubierta de sargazo por la avenida
como un insignificante alfiler atraído por un imán
y perdí el sueño deambulando en los tejados
en busca de las palabras más precisas
cuando finalmente descubrí que lo que importa en verdad
siempre está implícito
y ahora
yo sólo quiero que tú oigas mi voz subterránea
retumbando más allá de toda superficie
aunque en mí nada esté a salvo
quiero que observes con perplejidad como yo tengo estilo
y la melancolía de mis ojos claros
atraviesa nerviosamente el cosmos como un neutrino
arcilla submarina de temblores sísmicos
en la mañana de una calle vacía de domingo
hoy me falta compañía para salir y beber un vino
nada acontece y yo no sé cómo haga para mantenerme viva
nada acontece y yo quedo inerte sin regreso ni partida
debo mudar una vida que ya no me sirve
pero ando muy cansada de ser siempre yo en tomar todas las iniciativas
tú no entendiste nada
y yo estaba diciendo apenas de verdad
que súbitamente yo me fui quedando perturbada
tú me lees solamente para encontrar tus palabras
mas yo vengo de una raza de saltimbanquis y acróbatas
y brillan relámpagos de las tempestades
en mis gestos delicados
mi cuerpo fluctúa como sílabas de imágenes congeladas
y en esa opresión desarticulada
decido desesperadamente quedar callada
pero no olvido el convite a ver las estrellas en un
desierto de Marruecos
ni mi extraña fuga automática
de aquel mundo rosa entre peñascos
para volver aquí y quedar siempre a la espera del destino
y del acaso centinela de la nada
y la vida pasa como las nubes en la ventana
la próxima vez yo voy a tener más cuidado
porque las otras sé que estragué todo
sólo por tener miedo de encarar la realidad
yo voy a telefonear
después hablamos
ahora no puedo despertar
entiende que yo cargo la saudade de las aves migratorias
que sobrevuelan a los alpinistas del círculo polar
porque tú nada sabes del insomnio
y existe una parte de mí donde nadie llegó aún
y la desesperación siempre hace que la gente
precise creer en todo
voy quedando cada vez más con miedo de ese
sentimiento súbito
[in Desespero Blue, 2003]
Mujer al mar
(Discurso de Essomericq)
Calle del Buen Jesús en tarde de domingo
tambores y clarines
frevo y maracatú
Mama África
llegó encadenada como esclava
hoy su rostro es como un sello de mi patria
Calle del Buen Jesús en tarde de domingo
la multitud baila en la calle
allá voy
santa pobreza en traje de reina
allá voy
tu alegría de tambor me resucita
tu alegría de clarines por la calzada
cabezas degolladas como máscaras
son los hombres que amé
en sumiso ritual antropofágico
caníbales anteriores a Montaigne
son los náufragos de la bahía de Audierne
y mi silencio te dolió en tu tierra oh Goneville
porque era la voz de Calibán desesperado
contra la ocupación de las Américas
poderoso Goneville
soy carijó y debo regresar a mi tribu
Martinho de Nantes
soy cariri y debo regresar a mi Recife
Villegagnon de Bretaña
soy carioca y quiero volver a Río
a la Francia Antártica, a la Francia Equinoccial
a los brazos de Azenor, Levenez y Riwanon
por eso enséñame a escribir
Jean de Léry
que soy tupiniquím
enséñame la brujería del papel que habla
las palabras derivadas del tupí
enséñame tu ciencia
Lévy-Strauss
que soy tupiniquím
y te devuelvo la infancia
Marcel Proust
y te devuelvo el sueño
mon Ronsard
con el hechizo del azúcar
en los sentidos
te devuelvo
le tranquille repos de la première vie
vien dans ma chaumière
dedans il fait si bon
reste ici
y entonces tú me pediste
reste ici
y entonces tú me rogaste
un peu de bonheur
mais je suis le beau sauvage
y estuve en Nantes
oh Julio Verne
sólo para decirte
que allá en Olinda
yo conduje vraiment
una jangada nordestina
era el viento en mi rostro
la tempête
era el sol en la piel
entre navíos
je suis desamparée
mujer al mar
j’ai besoin de secours
mujer al mar
oh bravo viento fuerte
Pernambuco
corsaria veli vaga
en dakar
canoa góndola
rabelo balandra
zambra sultana
arvingel baidar
mi jangada
a babor
a estribor
barca de luces
lecho de faro
la torre color de rosa
junto al muelle
libre de remolcadores
ven a visitar
oh Goneville
a la venus prisionera
acostada sobre la espuma
de un trapecio de plumas
soy tapuia
somos todos hijos de Saturno
reúno tus partes mutiladas
Yemanjá en día de ofrenda
mujer al mar.
[in A quarta forma do delírio, 2002]
Movimiento de cuerdas en los remolcadores
Movimiento de cuerdas en los remolcadores
hora europea de un calidoscopio de brumas
dedos como submarinos entre sargazos
no es tan lejos
de Babilonia a Jerusalén
Ciudad-muelle de Saint-Nazaire
el atracar y partir de los navíos
movimiento lento en agua quieta
horizonte indefinido en el Loire
balcón entre los andamios y las grúas
éxtasis inesperado de las embarcaciones
Yo aquí soy solamente una extranjera
y llevo la marca de la casualidad
yo soy la transeúnte forastera
y así como llegué debo partir
Yo soy aquí sólo la pasajera
y por más que me entregue
permanecí ajena
por más que te quiera
yo soy farouche
y esta ciudad es sólo mi trayecto
foso muralla puente y centinela
así como llegué debo volver
Nadie me saludará
desde cualquier ventana
aunque yo fuera
muelle platónico de mí
dimensión metafísica del sueño
muelle metáfora del cuerpo pasaporte
somos nosotros los barcos de esta noche
muelle invisible de la resurrección
[in A quarta forma do delírio, 2002]
Fuego de Santelmo
I
Suelto las amarras de todos los pájaros
vareta a la deriva de tu nombre
perdida de sargazo oliendo a mar
invado las escalas de tu sueño
hasta que te levantes del silencio
marino y mimético gigante
atravesando la sede en mis piernas
portal de obsesivas caravanas
nadando en mis súbitas arterias
mi infinito azul subterráneo
chispa en mi fiebre sumergida
suave y primitivo dios neptuno
y entonces grito fuego de santelmo
y la calma desciende en mi sangre
II
Si grito así no pienses que reclamo
y rasga y dobla y prensa
victorioso amante
mi felino cuerpo trepidante
deja que los débiles mueran de quimeras
vé renaciendo en garras incesantes
en mi piel ávida de fieras
en mis canales de fuego alucinante
y sumergiéndose y flotando y siempre
yendo y viniendo y pronto regresando
tus pelos en mi flora en un perplejo
continuo inaugurar de fuerza extraña
y el mar entero corre en nuestros gestos
por donde late el corazón humano
[in Peito aberto, 1983]
Pecho abierto
Tal vez solamente la tecla del piano
bien lista para tintinear al menor toque
yo nervio interminable pecho abierto
extiendo mi vida hacia el norte
yo milagro de vino en el desierto
arrebatadamente carne y sueño
yo violenta yo clara yo tan liberta
obstinadamente sed y fuego
yo que no sé de naipes ni de reglas
y desenmascaro las intenciones del juego
y parto por la senda primitiva
y cada día más yo voy llegando
a la cima del origen sin el grito
vulgar que no se escucha en parte alguna
yo merecidamente franca y firme
no tengo espacio para un velo de plumas
hacia atrás viejas máscaras de vidrio
con rabia soy más fuerte y peleo desnuda
la casa en que nací tenía rosales
el bosque hoy me extiende su futuro
el mar se precipita hacia arriba
cuando recibe mi cuerpo fecundo
mas toda furia apago si domina
en mi camino un canto de ternura
no siendo la voz del amor disparo la guerra
con mis manos pequeñas y gigantes
perdonen tanta energía torrente
tanto universo transbordando los años
pertenezco a la legión que sin tener timón
aporta ubicuamente en todo instante
en la más remota lumbre en la vorágine
vertiginosamente trepidante
aléjate si en ti no es solemne
tu compromiso con el amor de los hombres
yo nervio interminable pecho abierto
tal vez solamente la tecla del piano
[in Peito aberto, 1983
Poema I de “Zinganares”
Dirán mis poemas por las calles
de memoria como receta de vivir
y aquellos que se rían por la espalda
recitarán mis versos sin haberlos leído
Dirán mis poemas por las calles
de memoria como receta de vivir
dirán que fui un mar misterioso
donde quien navegó no olvidó
Dirán mis poemas por las calles
de memoria como receta de vivir
dirán que era poesía y no locura
mi manera de soñar todos ustedes
Dirán mis poemas por las calles
de memoria como receta de vivir
preguntarán por qué viví tan poco
sin darles tiempo para percibirme
- y aquellos que se rían por la espalda
recitarán mis versos de memoria
[in Zinganares, 1998 (Lisboa)
Lucidor
I
Viene de las aguas un barco
bajo la luna
y de él sale un hombre
muy antiguo
viene delante mí
y en su rostro
yo veo los ojos
que me hipnotizan
sin palabras me entrega
un pergamino
escrito con una tinta
ya invisible
un poema en sueco
va surgiendo
“Lucidor”
veo al fin del manuscrito.
II
El tomó mi mano y me dijo en lengua rara:
desde el siglo XVIII yo te esperaba
de pie en el castillo de popa del navío
en medio del sol y de la lluvia de la muerte y de la vida
bajo el discurso jadeante del océano
yo te esperaba
en los cuartos de los hoteles en las estaciones de tren
sin más nada querer del mundo
yo te esperaba
ojos vueltos cenicientos de tantas lágrimas
pensando que hace mucho fuimos abandonados
y ninguna fuerza ya nos podría reunir
yo sabía ser la vida hojas de un libro cerrado
donde se apagan y encienden letras todas en código
y que los pinos que parecen muertos renacen lustrosos
porque aquel que va a morir siempre protege
aquel que resiste y va a sobrevivir
aunque todo lo que sea extraño me parezca también familiar
porque traemos el presente y el pasado enteros dentro de nosotros
como la ostra carga la perla secretamente en el fondo del mar
[in Estocolmo, 2004]
Infancia
A Antonio Carlos Secchin
I
Dibujé constelaciones en el patio de la calle de Lima
con el musgo de las matas de mango en mis dedos de satén
las tablas del sótano rechinaban bajo los pasos de la niña
enrollada en una sábana como las diosas pre-cristianas
un día robé de los caldeos las tablas de astronomía
y los mapas que centellaban junto a las estrellas de mar
y lloré porque no estaba en la nave que había ido a la luna
y anunció al mundo que nuestra tierra era azul
II
Yo sólo tenía cinco años
el agua subía coloreada
se encendía y se apagaba en el parque Trece de Mayo
yo seguía agarrada a la mano de mi madre
maestra de gimnasia en el Instituto de Educación
las alumnas hacían rueda para que yo leyera en voz alta
errores no cometía
y aún nada sabía de Platón
yo sólo tenía cinco años
agarraba la caja de zapatos y hacía un corte en la base
por donde iba pasando una cinta de figuritas
recortadas de un cuaderno que el agua coloreaba
yo inventaba diálogos y rodaba la cinta
los niños se juntaban para ver el cinemita
y yo quería ser directora de cine en Holywood
aprender es recordar
el dibujo de la figura continúa
cuando la materia desaparece
en la hora del placer detona en mi mente
un film siempre nuevo de imágenes virtuales
escenarios sucesivos sin cualquier conexión
yo sólo tenía cinco años
no sabía que existían hipnotismo y telepatía
así bajo su efecto no puedo dar declaraciones
III
Mi almohada de niña era de plumas de ganso
y fue mi compañera hasta los treinta y pocos años
una sirvienta la descosió escondida
y retiró sus plumas dejándola casi vacía
mis lágrimas y sueños ella recibía
mis versos sufridos
aún en la placenta de las imágenes
antes del tejido de las palabras
yo sobrevolaba el arcoiris de cristal de la licorera
en las tardes de domingo asoleado en Santo Amaro
donde conducía la regadera roja al jardín
sobre los helechos las begonias y la aspereza de los alfileres
mi almohada de niña era de plumas de ganso
tal vez sea por eso que las arrugas están demorando
IV
El papel arrugado de plata que recubría el chocolate
Me daba también anillos pulseras y coronas de juguete
y la palangana de hojalata con agua era una moldura redonda
que amparaba en la caída las mariposas en tarde de lluvia
hoy llamarían instalación a ese espectáculo
de la atracción inconsciente de las almas hacia la luz
V
A cualquier hora veo que se aproxima
el coro de los barqueros del pozo del mar
yo pido que mis partes se reúnan
a la niña que cualquiera engaña y la vieja chamán
era yo misma mirándome del otro lado
yo del lado de acá desmayándome
una parte de mí fue empujada
hacia el lado de allá
una parte de mí fue hacia lo alto del cuarto
la otra quedó sin poder moverse
llaman desdoblamiento a ese estado
a esta duplicidad de visión
yo pido que mis partes se reúnan
a la niña que cualquiera engaña y la vieja chamán
VI
En aquel tiempo yo tocaba una campana en lo alto de la montaña
y en los corredores secretos las canciones eran en latín
bajaba siempre los ojos en la consagración de la misa
y rezaba cada noche un rosario antes de dormir
fui educada para ser santa como la patrona del colegio
y a cada corona de espinas dar la otra mejilla al agresor
cuando me enamoré no miraba el rostro de otro hombre
y al sexo yo resistí virgen hasta los veintiséis
en aquel tiempo yo tocaba una campana en lo alto de la montaña
mas ahora prefiero decir mis versos en portugués
[in Refletores, 2002]
Velo de luciérnaga
Y el vanidoso fabricante de versos preguntó, con tono superior:
-¿Y esos lentes oscuros de noche, para qué son?
Y yo le contesté en silencio:
-Porque su maldad es eterna. Y porque los poetas ven mejor en la oscuridad.
Y yo me coloqué mis lentes oscuros
contra la mediocridad de los neones
contra la agresión de las almas monstruosas
y la crueldad oculta de las mañanas
- en la penumbra amnésica resguardo
el cotidiano fuego de los dragones.
Y yo ajusté mis anteojos oscuros
pero vi gente comiendo carne humana
niños asaltando a mano armada
oliendo pega o siendo trucidados
mientras los vanidosos declamaban
su dolor tan diccionarizado.
Y yo salgo a la calle con anteojos oscuros
porque me ciega la escena de la injusticia
porque la ley sólo legitima la fuerza
descubrió la platea el fondo falso
del palco donde se concluyó el último acto
y se olvidaron de cerrar el telón.
Y yo uso siempre los anteojos oscuros
porque el mundo es un cuchillo en las pupilas
trapecio entero de alambre de púas
sobre la red de arena movediza
la piel triturada y sin aplausos
prosigo encantadora de serpientes
Y yo salgo a la noche con anteojos oscuros
porque mi cuerpo se enciende a esa hora
mis anteojos son velo de luciérnaga
me resguardan desde dentro hacia fuera
esconden mi sol subcutáneo
-son la nave en que llego hasta los hombres.
[in Bastidores, 2002]
Völva
I
Quiero los estantes vacíos de la dictadura de los libros
yo estrofa desterrada en un diccionario Vikingo
yo teatro solitario de metáfora en ruina
yo un ángel clandestino padre de Cristo y Juan Bautista
yo sé dislocar materia con energía psíquica
yo locura en forma fija en botella de vino tinto
vida real ese acaso puesto ante el destino
estar vivo es rendirse al oficio de adivino
nuestra diva está durmiendo con saudades de Bolivia
su gusto a anís/ canela y clavo/ azúcar / jengibre
yo ave de la madrugada volando sobre el patíbulo
yo una völva sagrada estremeciendo los caminos
yo estatua tutelar de dioses desconocidos
yo diva que adormeció a la espera en vano de los vampiros
cubierta por una sábana de seda y algodón egipcio
majestad de un trapecio abandonado en el circo
yo dolor de la reina Urraca traicionada hasta por su hijo
anónima como las mujeres de los viejos cantares de amigo
II
Yo un ángel clandestino padre de Cristo y Juan Bautista
yo teatro solitario de metáfora en ruina
yo estrofa desterrada en un diccionario vikingo
quiero los estantes vacíos de la dictadura de los libros
cubierta por una sábana de seda y algodón egipcio
nuestra diva está durmiendo con saudades de Bolivia
su gusto a anís/ canela y clavo/ azúcar / jengibre
congénita embriaguez de otros mundos en las pupilas
la lengua hecha de fuego con su método divino
provocando besos íntimos en su cuerpo envejecido
vida real ese acaso puesto ante el destino
letras giran en los binoculares del olvidado videoclip
bajo el candelabro de Indonesia durmiendo viaja la diva
toda la vida la engañaron toda la vida le mintieron
majestad de un trapecio abandonado en el circo
yo una völva sagrada estremeciendo los caminos
yo la casa abandonada de los milagros femeninos
yo ave de la madrugada revoloteando el patíbulo
yo dolor de la reina Urraca traicionada hasta por su hijo
anónima como las mujeres de los viejos cantares de amigo
[in Estocolmo, 2004]
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