WALTER ARDUZ
ARDUZ CABALLERO, Walter (Sucre, Bolivia, 1934).- Poeta y dramaturgo. Profesor de lenguaje y literatura, titulado en la Escuela Nacional de Maestros de Sucre. Ganó el Primer Premio en los Juegos Florales Nacionales con su poema ‘Canto a la ciudad de los cuatro nombres’.
Ha publicado sus trabajos en Suplementos literarios de ‘El Diario’ y ‘Presencia’. El escritor Gabriel Chávez comenta la obra de Arduz: "…huraño es el mundo de este poeta, un mundo que el lector recorre con la timidez y culpa del que atisba por una cerradura. Su obra marca una ruptura formal y temática con la de los poetas precedentes; se trata de una obra inaugural, en la que acaso haya que buscar la raíz de la poesía chuquisaqueña más reciente". Un poema dedicado a su ciudad natal dice: "Zudañez, Moreno, / Monteagudo, Quiroga / eran los nombres amados / por los blancos palomares de esperanza. / El lomo de los vientos cargaba protestas,/ los maizales germinaban / en punta de lanzas bravas. / Los pañuelos azulados del guerrillero / mostraban a sus aires su rebeldía".
LIBROS Poesía: Canto a la ciudad de los cuatro nombres (1960), Peregrino de los sueños (1967); Lumbres de otoño (1990). Teatro: Cuando se rompen los ventanales (1969). Antología: Antología de poetas de Chuquisaca (1977). Otros: Sucre de antaño (1992); Esta ciudad de blancas espadañas (1997).
Fuente de la biografia: http://elias-blanco.blogspot.com
textos en español - textos em português
FERVOR
Sólo amar
después
lo desabrido y el dolor.
En cada viento
una canción
en cada madre
un niño dulce,
en cada trigo
un grano de oro.
Amar sin miedo
con espinhas
y espada fría del invierno.
Después los frutos bendecidos,
la mañana, el sol
exaltando la vida.
Mi padre y mi madre
lejos,
esperando en la puerta de casa
con sonrisa inmaterial.
Pero estamos hechos de miedo,
los pobres ya no lloran,
ni la madre destroza
con su amor
la frialdad de las tardes.
Por eso negamos al viento
su canción,
a la madre su niño,
y al trigal su espiga benigna.
Amar, sólo amar,
después,
las ciudades devastadas,
la niebla, el hielo, el fuego, la muerte.
GUERRERO FRUSTADO
Yo quise, Dios, ser tu guerrero
lanza
y alazán endrino
galopar por la llanura de las avenidas.
Quise devolverle al viento
su canto de alivio,
y a la piedra,
su antiguo corazón.
Guerrero frustrado,
sin embargo,
hoy deambulo entre sueños manchados,
sin el coraje
de los que convierten su morada
en campo abierto,
sin más riqueza
que un pan moreno en las madrugadas
y dos sandalias llenas de polvo.
No puede brotar fuentes
en las piedras pulidas de los templos
para calmar el sollozo de los humildes;
no pude evitar el oro de los báculos,
mientras las muchachas despedían
su pureza
en una tarde de estómagos vacíos.
Quise amar la tierra,
así deshabitada,
sin tedio
ni angustia,
simplemente como un niño desvalido
o un pastor ingenuo de ojos confiados.
Hoy, guerrero frustrado,
deambulo por calles de septiembre dorados,
sin el coraje
de los que sólo aguardan
un trino de pájaros en sus labios
o las vestimentas de un lírio en sus carnes.
textos em português
Tradução: Antonio Miranda
FERVOR
Amar apenas
depois
o insípido e a dor.
Em cada vento
uma canção
em cada mãe
um filho doce,
em cada trigo
um grão de ouro.
Amar sem medo
com espinhos
e espada fria do inverno.
Depois os frutos benzidos,
a manhã, o sol
exaltando a vida.
Meu pai e minha mãe
distantes,
esperando na porta de casa
com um sorriso imaterial.
Mas estamos feitos de medo,
os pobres já não choram,
nem a mãe destroça
com seu amor
a frieza das tardes.
Por isso negamos ao vento
sua canção,
à mãe seu filho,
e ao trigal sua espiga benigna.
Amar, amar apenas,
depois,
as cidades devastadas,
a névoa, o gelo, o fogo, a morte.
GUERREIRO FRUSTADO
Eu quis, Dios, ser teu guerreiro
lança
e alazão endrino
galopar pela planície das avenidas.
Quis devolver ao vento
seu canto de alívio,
e à pedra,
seu antigo coração.
Guerreiro frustrado,
no entanto,
hoje perambulo entre sonhos manchados,
sem a coragem
dos que convertem sua moradia
em campo aberto,
sem mais riqueza
que um pão moreno nas madrugadas
e duas sandálias cheias de pó.
Não pude brotar fontes
nas pedras polidas dos templos
para acalmar o soluço dos humildes;
não pude evitar o ouro dos báculos,
enquanto as moças despediam
sua pureza
numa tarde de estômagos vazios.
Quiz amar a terra,
assim desabitada,
sem tédio
nem angústia,
simplesmente como menino desvalido
ou um pastor ingênuo de olhos confiados.
Hoje, guerreiro frustrado,
deambulo por ruas de setembro dourado,
sem a coragem
dos que apenas aguardam
um trinado de pássaros em seus lábios
ou as vestimentas de um lírio em suas carnes.
Página publicada em maio de 2019
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