MÁXIMO SIMPSON
Nació en Buenos Aires en 1929. Recorrió América Latina y residió largos años en México y Brasil. Ha sido periodista. Es profesor universitario y ha publicado diversos trabajos sobre teoría política y comunicación.
Obra poética: Túpac Amaru, 1960; Más poesía, 1962; Poemas del hotel melancólico, 1963; Estación final, 1981; Hacia dónde tan lejos, 1981; Estación final, 1985 (edición completa); Elegías americanas, 1992; La casa y otras visiones, 1995; Alrededores .
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
REVISÓN MATINAL
Me miró a mí, me
escucho esta mañana
Rafael Alberti
Me miro a mí, me escucho esta mañana,
me reviso la suela de los sueños,
me examino el olvido,
me observo los quizá, los hasta cuándo.
De costado, de frente, desde abajo,
me averiguo el envés, me fiscalizo
los reversos de mí, la contraseña;
me reviso el encono,
el adversario mío que sustento
y si está presentable mi agonía,
planchado el pantalón,
muy claro el cielo,
me sostengo al trasluz para mirarme,
y la escucho a mi voz como un extraño,
un remoto tambor dando alaridos.
Y si todo está en orden,
si mi traje, el colar, los territorios
de penumbra que arrastro,
entonces me decido:
debo ir al empleo, estar ausente.
Pero antes de salir es necesario
ponerse la corbata,
hacer un ademán, estar contento,
y sacar del ropero el cuello blanco,
mi gran desesperanza almidonada.
LA BALA PERDIDA
Vibra en la contingencia,
y es casual, improbable,
aleatoria, fortuita.
Nadie sabe su origen,
la fuente o arrebato que la impulsa;
acaecer absoluto,
triunfo y esplendor de lo instantáneo,
una bala perdida atraviesa los jardines,
destroza las ventanas, desbarata la siesta,
los gestos, las conversaciones.
Aunque es favorita del azar,
y ambiguo su destino,
ha elegido su meta,
y sin ira, sin odio, sin amor, sin tristeza,
llega certeramente al corazón.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Traduções de Antonio Miranda
REVISÃO MATINAL
Me miro a mi, me
escucho esta mañana.
Rafael Alberti
Me olho, me escuto esta manhã,
reviso a sola de meus sonhos,
examino meu olvido,
observo meus quem-sabe, os até-quando.
De costas, de frente, desde abaixo,
averiguo o avesso, a contra-senha;
repasso o rancor,
o adversário que eu sustento
e se está apresentável minha agonia,
bem passada a calça,
muito claro o céu,
ponho-me ao transluz para fitar-me,
e escuto minha voz como a de um estranho,
um remoto tambor fazendo alarido.
E se tudo está em ordem,
se meu terno, a cor, os territórios
de penumbra que arrasto,
é quando me decido:
devo ir ao trabalho, estar ausente.
Mas antes de sair é necessário
Vestir a gravata,
fazer acenos, estar contente,
e retirar do guarda-roupa o colarinho branco,
minha grande desesperança engomada.
A BALA PERDIDA
Vibra na contingência,
e é casual, improvável,
aleatória, fortuita.
Ninguém sabe sua origem,
a fuente ou arrebato que a impulsa;
suceder absoluto,
triunfo e esplendor do instantâneo,
uma bala perdida atravessa os jardins,
despedaza as janelas, interrumpe o repouso,
os gestos, as conversas.
Mesmo sendo a favorita do azar,
e ambigüo seu destino,
escolheu a sua meta,
e sem ira, sem ódio, sem amor, sem tristeza,
chega certeiramente ao coração.
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