Home
Sobre Antonio Miranda
Currículo Lattes
Grupo Renovación
Cuatro Tablas
Terra Brasilis
Em Destaque
Textos en Español
Xulio Formoso
Livro de Visitas
Colaboradores
Links Temáticos
Indique esta página
Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





VICENTE GERBASI

(1913-1992)
 

Poeta, ensayista y diplomático venezolano, descendiente de inmigrante italiano. Cursó los estudios seucundarios en Florência, Italia. Miembro destacado del grupo y revista Viernes de 1926 a 1941.

 

Obra principal: Vigilia del náufrago (1937), Bosque doliente (1940), Liras  (Premio Municipal de Poesía, 1941), «Poemas de la noche y de la tierra», «Mi padre el inmigrante (1945), Los espacios cálidos (1

 

 

Los huesos de mi padre

 

Los huesos de mi padre se perdieron

en el osario común

de Canoabo. Valle de grandes hojas lluviosas,

de insectos que vuelan como abanicos

y montañas que le dan vuelta al día

y a la noche de los astros.

Los huesos de mi padre

se perdieron en el osario del Universo,

entre las piedras preciosas de Dios

vistas desde la selva mágica

hasta la aurora

que re inventa todos los colores

y el vuelo de las aves

abriendo sus ojos

en el sueño del paraíso.

Los huesos de mi padre suenan

con su color marfil

y se van pareciendo a mis propios huesos

hechos de silencio eterno.

952) y Poesía de viajes (Premio Nacional de Literatura 1969).

 

TEXTO EN ESPAÑOL y/e TEXTO EM PORTUGUÊS

 

EL CAMINANTE

 

Desconozco los bosques de canela

Pero en ellos veo el sol de la tarde

Temblar como una música,

Como un espacio del corazón para el que el tiempo ha reservado sus

abejas

 

Solo los bambúes tienen un silencio azul

Para brillar en el confín del día

 

¿De donde vengo vestido de soledad para reconocer la tierra?

 

Oí los gallos en cada una de las horas de los muertos

Encontré las viviendas después de la lluvia de la noche

Dispersas entre redondos árboles rojos

 

¿Escondo acaso el mundo en mis sentidos?

 

He visto un leopardo dormido entre juncos en el mediodía del año

Cuando comienza a iluminarse la tristeza

 

Vi el entierro de un niño bajar de la montaña

Cuando liebres huían entre hierbas solares

 

Vi una madre cubrirse el rostro con sus cabellos para siempre

 

¿Hacia dónde he de guiar mis pasos que dejaron atrás graneros húmedos

y brillantes,

lumbres con guitarras en las fiestas labriegas?

 

El tiempo aún no me detiene

Hay una tempestad reservada a mis huesos,

Un relámpago en los cañaverales nocturnos

 

 

ESCRITOS EN LA PIEDRA

 

En el valle que rodean montaÑas de la infancia

encontramos escritos en la piedra,

serpientes cinceladas, astros,

en un verano de negras termiteras.

En el silencio del tiempo vuelan los gavilanes,

cantan cigarras de tristeza

como en una apartada tarde de domingo.

Con el verano se desnudan los árboles,

se seca la tierra con sus calabazas.

Pero voIverán las lluvias

y de nuevo nacerán las hojas

y los pequenos grillos de las praderas

bajo el soplo de una misteriosa nostalgia del mundo.

Y así para siempre

en torno a estos escritos en la piedra,

que recuerdan una raza antigua

y tal vez hablan de Dios.

 

(De Por arte de sol)

 

 

TABLERO DE AJEDREZ

 

La plaza tiene mia soledad de cuadros de Chirico:

silencio de la memoria que va hasta una lejanía arcada.

 

Con una delgada nube de horizonte

las campanas iluminan la ciudad.

 

Caballos, torres,

reinas,

en el aire los árboles que florecen en las calles.

 

Pasaron los festejos de las máscaras,

y los barrenderos reunieron colores

en los rincones de Ia madrugada.

Los barrenderos, sombras herméticas

que acumuIan nieves en lejanos inviernos urbanos,

al borde de las carnicerías iluminadas.

Pasaron los festejos

y la plaza abandonada reluce en sus mármoles rojos y negros.

 

Un rey de larga túnica

contempla el silencioso espacio

donde un día fueron decapitados los años. 

 

EN EL PONDO PORESTAL DEL DIA

El acto simple del araña que teje una estrella en la penumbra,

el paso elástico del gato hacia la mariposa,

la mano que resbala por Ia espalda tibia del caballo,

el olor sideral de la flor del café,

el sabor azul de la vainilla,

me detienen en el fondo del día.

 

Hay un resplandor cóncavo de helechos,

una resonancia de insectos,

una presencia cambiante del agua en los rincones pétreos.

Reconozco aquí mi edad hecha de sonidos silvestres,

de lumbre de orquídea,

de cálido espacio forestal,

donde el pájaro carpintero hace sonar el tiempo.

Aquí el atardecer inventa una roja pedrería,

una constelación de luciérnagas,

una caída de hojas lúcidas hacia los sentidos,

hacia el fondo del día,

donde se encantan mis huesos agrestes.

 

 

SOLEDAD DEL DÍA

 

La tierra tiene aquí  bordes de tulipanes ardientes.

Veo el alba ascender en las garzas

como uma cación que se lleva las estrellas.

Y aquí junto a mí, el agua estancada,

con su limo de espesos colores

como una tela bordada por las madres de la noche.

Pasa el vaquero en médio de la luz de las palmas

con  cierto descuido de profeta,

mirando las suaves cabezas de las vacas.

Yo pertenezco a este silencio del canto

donde la lluvia dejó asomar algunas flores,

a este territorio en que la soledad

hace pasar el día con sus tristes aves ocultas.]

 

 

SENTIDO DE LA NOCHE

 

Los silêncios oscuros donde brillan los escarabajos,

la pupila cálida como un rencor donde se incendia un pino,

el miedo de la ardilla en mdio de los ojos,

un relâmpago en el fondo fluvial de la memoria,

he aquí un instante para convertirme en un poco de noche,

en un estanque de insomnio estelar.

las oscuridades en el agua me dan espacios inconclusos,

joyas palpitantes, lampadários de moradas nupciales.

Flotan telas en el viento de la sombra,

y alrededor suenan fuentes de bocas aborígenes,

aguas hacia el fondo donde la luz se agota,

donde un eco recomienza viniendo de nosotros.

La noche avanza como un palacio sin fondo

                             (De Las espacios cálidos)

De
Enrique Hernámdez-D´Jesús

GERBASI

Del trazo y la palaras – fotografia

Caracas: Fundación Esta Tierra de Gracia, 1999

 

 

LUZ VESPERTINA

 

Arpas suenan
en el horizonte del crepúsculo,
doradas en la melancolía,
semejantes a fuentes
que se derraman en hilos
de cristal
en jardines
de una ciudad de resplandores.
Sentimos en las nubes
del sol poniente
nuestra soledad
y la noche.


LA ETERNIDAD

La eternidad
es un trompo
que se agarra en la uña.
es el terror de los
                       astros
en la cabellera de los muchachos.


SUEÑO

En el azul
claro del mar
                  los islotes
se distanciaban
                  los unos
                  de los otros.
Es el silencio del sueño
de un ser
                  de otro planeta.
Yo volaba
con las manos tendidas
                  hacia adelante
con  liviandad de gaviota
en el inmenso azul de los islotes.
Volé sin tiempo
                   siempre.
Volé sin la muerte
en la eternidad.


EL PAN

          a Luis Alberto Crespo

Vinieron los ángeles
y me dijeron al oído:
— Mira el relâmpago
en la nube oscura.
El mundo estaba abajo
con mis ojos absortos en un plato
de ramajes úmbrios y de frutas,
y vi caer del cielo aquella lumbre
sobre el pan de la mesa.


EL SOMBRERO DEL MAGO

Uno va aprendiendo
poco a poco a hablar
y uno se convierte
en un mago que
saca del sombrero
del Universo liebres
interplanetarias. Somos
los tristes del espacio.


 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

 

OS OSSOS DE MEU PAI

Os ossos de meu pai se perderam
no ossário comum
de Canoabo.  Vale de grandes folhas chuvosas,
de insetos que voam com abanos
e montanhas que dão a volta ao dia
e pela noite dos astros.
Os ossos de meu pai
se perderam no ossário do Universo,
entre as pedras preciosas de Deus
vistas desde a selva mágica
até a aurora
que reinventa todas as cores
e o voo das aves
abrindo seus olhos
no sonho do paraíso.
Os ossos de meu pai soam
com sua cor de marfim
e se vão assemelhando aos meus próprios ossos
feitos de silêncio eterno.

 

                    (Tradução: Antonio Miranda)

 

 

O CAMINHANTE

Traduzido por Anderson Braga Horta

 

Desconheço os bosques de canela

Mas neles vejo o sol da tarde

Tremer como uma música,

Como um espaço do coração a que o tempo reservou suas abelhas

 

Só os bambus têm um silêncio azul

Para brilhar nos confins do dia

 

Donde venho vestido de solidão para reconhecer a terra?

 

Ouvi os galos em cada uma das horas dos mortos

Encontrei as moradas depois da chuva da noite

Dispersas entre redondas árvores vermelhas.

 

Escondo acaso o mundo em meus sentidos?

 

Vi um leopardo adormecido entre juncos no meio-dia do ano

Quando começa a iluminar-se a tristeza

 

Vi o enterro de um menino descer a montanha

Quando lebres fugiam entre ervas solares

 

Vi uma mãe cobrir o rosto com os cabelos para sempre.

 

Aonde hei de guiar meus passos que deixaram para trás celeiros úmidos

e brilhantes, fogueiras com violões nas festas camponesas?

 

O tempo ainda não me detém

Há uma tempestade reservada a meus ossos,

Um relâmpago nos canaviais noturnos.

 

 

ESCRITOS SOBRE A PEDRA
Versión de Antonio Miranda

 

No vale em que rodeiam montanhas da infância

encontramos escritos sobre a pedra,

serpentes cinzeladas, astros,

num verão de cupinzeiros.

No silêncio do tempo voam os gaviões,

cantam cigarras de tristeza

como uma afastada tarde de domingo.

Como o verão se despem as árvores,

resseca a terra com suas cabaças.

Mas retornarão as chuvas

e outra vez nascerão as folha

e os pequenos grilos das campinas

com o sopro de uma misteriosa nostalgia do mundo.

E assim para sempre

arredor destes escritos sobre a pedra,

que relembram uma raça antiga

e que talvez falem de Deus.

 

                (De Por arte del sol) 

 

 

TABULEIRO DE XADREZ
Versión de Antonio Miranda

 

A praça tem a solidão dos quadros de Chirico:

Silêncio da memória que vai até a arcada distante.

 

Com uma estreita nuvem de horizonte

As campanas iluminam a cidade.

 

Cavalos,

torres,

rainhas,

no ar as árvores que florescem nas ruas.

 

Passaram os festejos das máscaras,

e os varredores reuniram cores

nos rincões da madrugada.

Os varredores, sombras herméticas

que acumulam neve nos distantes invernos urbanos,

junto dos açougues iluminados.

Passaram os festejos

e a praça abandonada reluz em seus mármores vermelhos e negros.

 

Um rei de longa túnica

contempla o silencioso espaço

onde um dia decapitaram os anos. 

 

 

NO FUNDO FLORESTAL DO DIA
Versión de Antonio Miranda

 

O ato simples de aranha que tece uma estrela na penumbra,

o passo elástico do gato até a borboleta,

a mão que resvala pela espalda tépida do cavalo,

o odor sideral da flor do café,

o sabor azul da baunilha,

retêm-me no fundo do dia.

 

Há um resplendor côncavo de samambaias,

uma ressonância de insetos,

uma presença cambiante de água nos rincões pétreos.

Reconheço aqui minha idade feita de sons silvestres,

de lume de orquídea,

de cálido espaço florestal

o pica-pau faz soar o tempo.

Aqui o entardecer inventa uma rubra pedraria,

uma constelação de pirilampos,

uma queda de folhas lúcidas para os sentidos,

até o fundo do dia,

onde se encantam meus ossos agrestes.

 

 

            (De Los espacios cálidos)

 --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

OS ESPAÇOS CÁLIDOS

(Trad. de Cleto Assis*)

Brasília: Fundação Cultural Nossa América, 1988. 132 p.

ISBN 85-85110-02-2

 

 

 

SOLIDÃO DO DIA

 

A terra tem, aqui, contornos de tulipas ardentes.

Vejo a Alba ascender nas garças

como uma canção levada pelas estrelas.

E aqui, junto a mim, a água estancada,

com seu limo de espessas cores

como um tecido bordado pelas mães da noite.

Passa o vaqueiro com meio à luz das palmas

com certo descuido de profeta,

olhando as suaves cabeças das vacas.

Eu pertenço a este silêncio do canto

onde a chuva deixou assomar algumas flores,

a este território em que a solidão

faz passar o dia com suas tristes aves ocultas.

 

 

NO FUNDO FLORESTAL DO DIA

 

O ato simples da aranha que tece uma estrela na penumbra,

o passo elástico do gato ruma à borboleta,

a mão que resvala pelas costas mornas do cavalo,

o odor sideral da flor do café,

o sabor azul da baunilha,

me detém no fundo do dia.

 

Há um resplendor côncavo de samambaias,

uma ressonância de insetos,

uma presença cambiante da água nos rincões pétreos.

 

Reconheço, aqui, minha idade feita de sons silvestres,

de lume de orquídea,

de cálido espaço florestal,

onde o pica-pau faz soar o tempo.

 

Aqui o entardecer inventa uma rubra pedraria,

uma constelação de vagalumes

uma queda de folhas lúcidas rumo aos sentidos,

rumo ao fundo do dia,

onde se encantam meus ossos agrestes.

 

 

SENTIDO DA NOITE

 

Os silêncios escuros onde brilham os escaravelhos,

a pupila cálida como um rancor onde se incendeia um pinheiro,

o medo do esquilo em meio dos olhos,

um relâmpago no fundo fluvial da memória,

eis aqui um instante par converter-me em um pouco de noite,

em um tanque de insônia estelar.

As obscuridades na água dão-me espaços inconclusos,

jóias palpitantes, lampadários de moradas nupciais.

Flutuam tecidos no vento da sombra

e, ao redor, soam fontes de bocas aborígenes,

água rumo ao fundo onde a luz se esgota,

onde um eco recomeça, vindo de nós.

A noite avança como um palácio sem fundo.

 

 

*Uma edição bilíngüe, digna de ser lida e divulgada. O livro oferece também uma excelente apresentação da obra do grande poeta venezuelano Vicente Gerbasi escita por Sérgio Franco, e um apêndice biobibliográfico sobre o autor e sua obra.

 

De
Enrique Hernámdez-D´Jesús

GERBASI

Del trazo y la palaras – fotografia

Caracas: Fundación Esta Tierra de Gracia, 1999

 

 

LUZ VESPERTINA

Arpas soam
no horizonte do crepúsculo,
douradas na melancolia,
semelhantes às fontes
que se derramam em fios
de cristal
em jardins
de uma cidade de esplendores.
Sentimos nas nuvens
do sol poente
nossa soledade
e a noite.

 

A ETERNIDADE

A eternidade
é um pião
que rodopia na unha.
É o terror dos
                    astros
na cabeleira dos garotos.


SONHO

No azul
claro do mar
                  as ilhotas
se distanciavam

                   umas
                  das outras.
No silêncio do sonho
de um ser
                  de outro planeta.
Eu voava
com as mãos levantadas
                   para a frente
com leveza de gaivota
no imenso azul das ilhotas.
Voei sem tempo
                       sempre.
Voei sem a morte
na eternidade.

O PÂO

          a Luis Alberto Crespo

Vieram os anjos
e sussurraram ao meu ouvido:
— Olha o relâmpago
na nuvem escura.
O estava embaixo
com meus olhos absortos em um prato
de ramagens úmbrias e de frutas,
e vi cair do céu aquela luz
sobre o pão na mesa.

 

 

O CHAPÉU DO MÁGICO

A gente aprendendo
pouco a pouco a falar
e se transforma
em um mágico
que retira do chapéu
do Universo coelhos
interplanetários. Somos
os tristes do espaço.

 

 

Página ampliada e republicada em janeiro de 2008.
Página ampliada e republicada em setembro de 2008

 



Voltar para a  página da Venezuela Topo da Página Click aqui

 

 

 
 
 
Home Poetas de A a Z Indique este site Sobre A. Miranda Contato
counter create hit
Envie mensagem a webmaster@antoniomiranda.com.br sobre este site da Web.
Copyright © 2004 Antonio Miranda
 
Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Home Contato Página de música Click aqui para pesquisar