PEDRO FRANCISCO LIZARDO
(1920-2001)
Nació en Bejuma, Carabobo, en 1920, fue director de la revisa Imagen y la Revista Nacional de Cultura. Obtuvo el Premio Internacional de Poesía Andrés Eloy Blanco y el Premio Municipal de Poesía. Entre sus libros se destacan Canción del agua clara (1939), La viva elegia (1943) y La memoria y los días (1975).
De
POESÍA ESENCIAL
Compilación, prólogo, bibliografia y notas de Efrain Subero.
Caracas: Monte Ávila, 1982
ISBN 97 89800 111475
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
IMAGEN DE LA ROSA
(fragmento)
III
Una rosa dulcísima crece junto a la tarde
donde hay un piano abierto y unas manos profundas.
Cae un río en la tarde y una rosa amanece en la aurora y su límite
fresca de amor y sangre.
(Oh, la rosa armonía de la Amada en silencio.)
La tarde fluye lentamente en el tiempo
mientras la rosa vuela de unos labios al beso.
El beso va en la tarde, rosa y miel encendida,
y la rosa en el aire le da su propia forma.
Oh, la rosa amorosa, la clara rosa electa,
la rosa presentida y la rosa secreta,
esta rosa en el pecho que cuenta mis latidos
y esa rosa inmortal que abre y cierra el destino.
CANTO EN LEVEDAD DE AMOR
El amor es a veces una leve presencia iluminada.
Resbala una hoja, un papel delirante, un rumor.
Hay humos y cenizas, puertas y resplandores.
Mueve el aire las luces, y espigas conmemoran el día,
mientras el cielo cae dolidamente en los hombros y nos descubre.
Entonces el amor nos contiene en su vaso como una agua inmortal.
I somos los alegres camaradas del mundo,
los ciertos habitantes de la tierra, enamorados y terribles,
llenos de la dulzura prodigiosa del tiempo y de la primavera.
Cantamos con la voz que nos llega del día y nos levanta con
[su frutal designio.
I la pasión nos nutre con sus jugos vitales,
con esa dulce tierna humana melancólica insistenda materna
que nos descubre el mundo del pecho y de la abeja.
\Somos así gloriosos, dolidos y gloriosos nuevamente y por siempre.
El amor es a veces tan leve que una mano
puede mover la tarde, iluminar el mundo
y desnudar la oscura materia de los sueños.
LAS NUBES
Arden corno cinturas consumidas
en el amor. Y se prolongan, gráciles,
cristal sobre cristal mojado,
minuto de eternidad dorado
por el aire seráfico y metálico
donde la luz suena, persiste, vibra.
Están, sin tiempo, detenidas y pasando.
Son las doncellas que cambian velo y sombra,
y se quedan dormidas y desnudas
mientras el rapto se consuma
en un incendio azul. Sopla la brisa matinal
y certera, sobre su cabellera pura,
y gótica, pasan y ruedan bajo el día
que las consume todas.
Pasan y arden, en renovantes giros.
Y están allí, bajo mis ojos, golosas
y perfectas, en su espléndida
desnudez fronteriza
con el oscuro cansancio, dardo y señal
que remueve toda la espesura celeste
y hace huir las manadas de mansas,
dulces y frágiles cervatillas cotidianas.
Permanecen y se esfuman. Cantan.
¡Oh, nubes pasajeras y mortales
símbolo erguido y móvil
de la vida plural que habita el ser
y lo destruye!
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TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
IMAGEN DE LA ROSA
(Fragmento)
III
Uma rosa dulcíssima cresce durante a tarde
onde há um piano aberto e algumas mãos profundas.
Cai um rio na tarde e uma rosa amanhece na aurora e seu limite
fresca de amor e sangue.
(Oh, a rosa harmonia da Amada em silêncio.)
A tarde flui lentamente no tempo
enquanto a rosa voa de uns lábios ao beijo.
O beijo vai pela tarde, rosa e mel aceso,
e a rosa no ar dá-lhe seu própria forma.
Oh, a rosa amorosa, a clara rosa eleita,
a rosa pressentida e a rosa secreta,
esta rosa no peito que conta meus latejos
e essa rosa imortal que abre e fecha o destino.
CANTO NA LEVEZA DO AMOR
O amor é às vezes uma leve presença iluminada.
Resvala uma folha, um papel delirante, um rumor.
Há fumaça e cinza, portas e resplendores.
O ar move as luzes, e espigas celebram do dia,
enquanto o céu cai dolorosamente nos ombros e nos descobre.
Então o amor nos contém em seu vaso como água imortal.
E somos os alegres camaradas do mundo,
os certos habitantes da terra, apaixonados e terríveis,
plenos de doçura prodigiosa do tempo e da primavera.
Cantamos com voz que os vem do dia e nos desperta com
seu frutal desígnio.
E a paixão nos nutre com seus néctares vitais,
com essa doce terna humana melancólica insistência materna
que nos revela o mundo do peito e da abelha.
Somos assim gloriosos, doridos e gloriosos, novamente e para sempre.
O amor é às vezes tão leve que a mão
pode mover a tarde, iluminar o mundo
e despir a escura matéria dos sonhos.
AS NUVENS
Ardem como cinturas consumidas
no amor. E se prolongam, gráceis,
cristal sobre cristal molhado,
minuto de eternidade dourado
pelo ar seráfico e metálico
onde soa a luz, persiste, vibra.
Estão, sem tempo, detidas e pensando.
São as donzelas que trocam véu e sombra,
e que ficam dormidas e despidas
enquanto o rapto se consuma
num incêndio azul. Sopra a brisa matinal
e certeira, sobre sua cabeleira pura,
e gótica, passam e rodam no dia
que as consome todas.
Passam e ardem, em renovadores giros.
E estão ali, à vista, gulosas
e perfeitas, em sua esplêndida
nudez fronteiriça
com o escuro cansaço, dardo e sinal
que remove toda a espessura celeste
e faz que fujam as manadas de mansas,
doces e frágeis gazelas quotidianas.
Permanecem e se esfumam. Cantam.
Oh, nuvens passageiras e mortais
símbolo erguido e móvel
da vida plural que habita o ser
e o destrói.
Página publicada em julho de 2009.
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