HÉCTOR SOTO PERALTA
(Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela, 1978)
Licenciado en Comunicación socia por la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE). Dentro de la universidad asistió a un taller permanente de poesia y fue fundador del grupo poético Alguno de Nosotros. Ha realizado, participado y promovido la poesia en diferentes recitales y talleres en la ciudad de Maracaibo, em la actualidad forma parte del grupo poético, del cual es co-fundador, llamado Formas del Fuego.
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
De
Héctor Soto Peralta
Inquilino
Caracas: El perro y la rana, 2009.
48 p. ISBN 980-140744-7
PARA QUE LLEGUEN LAS VOCES
La valija está lista
ya no hay tiempo,
ni sitio para más nada.
HESNOR RlVERA
Ver como se siente uno en cada boca
con la vida estrecha de la casa del sur
Ia noche pasa
con parsimonia de décadas
recojanse las huellas
y los cristales que reflejan
la inexistencia de un murmullo
quizá una minuta que perdió la silla
tenga la respuesta de Camilo
y así cuatro memórias antiguas
caminen en la garganta de una ciudad
que olvidó la muerte de alguno
mas he debido saberlo
Emocionado entonces
encuentro el retroceder de Ias gotas
por Ia ceniza de una voz
voz de una calle nacida en Ia diminutes de Ia puerta
en Ias andanadas de un patio nacido ayer
Martha también sabe que hace frío
en un parque donde veinte siglos no bastaron para sostenernos
hoy
por los que vienen cansados
el perro distrae los ladridos con otro acento
vedados por estar a ciegas
Se sigue acumulando el sucio en Ias pestanas
de una muerte
de un plazo sucesivo de luz débil
Se diria que los moradores de Ia calle esraban allí
sustraje escombros de Ia mesa
cada estruendo
un paso en falso
y es que Ramos Sucre también vive en un ciudad infeliz
Poco es el tiempo que recorre un día
y en Ia esquirla de Ia partida sobraron Ias sombras
queda Ia calle
LA EXCUSA DEL QUE CALLA
Vivo en la respiración de alguien que demora la noche
y doy gradas por otro dia sordo
justo en la molicie de un cuerpo
que reposa en el dorso de una evocación cansada
Espado que camina a contra luz
vigilamos la precaución al usar las manos
en la escama que tines
con el cúmulo de la renuncia
Donde las camisas planchadas
aquí el balbuceo de una lámpara
trotando lo vetusto
Abatido encuentro los hilos de una pregunta
llego tarde a la certeza de un registro inútil
removemos las marcas de la pared
y algún rastro sobrevive al cansancio
Descubro lo que nota en la desaparición del oceano
encontrando adernas las pisadas del pánico escabulléndose
y es que cuanto me he llevado se restituye en el espejo
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TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
PARA QUE CHEGUEM AS VOZES
A maleta está pronta
já não há mais tempo,
nem lugar para mais nada.
HESNOR RIVERA
Ver como cada um sente em cada boca
com a vida estreita da casa do sul
a noite passa
com parcimônia de décadas
recolhamos os vestígios
e os cristais que refletem
a inexistência de um murmúrio
talvez uma minuta que perdeu a cadeira
tenha a resposta de Camilo
e assim quatro memórias antigas
caminham na garganta de uma cidade
que esqueceu a morte de alguém
mas devia sabe-lo
Emocionado então
encontro o retroceder das gotas
pela cinza de uma voz
voz de uma rua nascida na diminutes da porta
nas bancadas de um pátio nascido ontem
Martha também sabe que faz frio
num parque onde vinte séculos não bastaram para sustentar-nos
hoy
pelos que vêm cansados
o cão distrai os latidos com outro tom
impedido por andar às cegas
Seguimos acumulando sujeira nas pestanas
de uma morte
de um prazo sucessivo de luz débil
Dir-se-ia que os moradores da rua estavam ali
extraí escombros da mesa
cada estrondo
um passo em falso
e é que Ramos Sucre também vive numa cidade infeliz
Escasso é o tempo que um dia percorre
e na esquírola da partida sobraram as sombras
resta a rua
A DESCULPA DO QUE SE CALA
Vivo na respiração de alguém que atrasa a noite
e dou graças por outro dia surdo
justo na moleza de um corpo
que repousa no dorso de uma evocação cansada
Espaço que caminha na contraluz
vigiamos a precaução ao usarmos a mão
na escama que tinges
com o cúmulo da renúncia
Onde as camisas engomadas
aqui o bruxulear de uma lâmpada
roçando o vetusto
Abatido encontro os fios de uma pergunta
chego tarde à certeza de um registro inútil
apagamos as marcas da parede
e algum rastro sobrevive ao cansaço
Descubro o que flutua na ocultação do oceano
encontrando também os passos do pânico escapando
e é que quanto levei se recompõe no espelho
Página publicada em abril de 2011
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