WALTER GONZALEZ PENELAS
(1913-1983)
Poeta, Walter Gonzalez Penelas nasceu em Montevideu, Uruguai.
Walter nació en Montevideo en 1913, de modo que vivió una corta pero intensa vida de 70 años. Sociólogo de profesión, fue catedrático de esta materia en Uruguay, y profesor de Literatura y Lengua Española. Después de su primer libro, Cantos para los fuegos del hombre y de la estrella, publicado en 1937, no fue hasta 1956, casi veinte años más tarde, cuando publica su segundo poemario, Elegías y otros poemas. Luego, en 1959, El perro y la muerte, todos ellos en Uruguay, La escalera, publicado en Argentina, y en 1977, Bosque de espejos, publicado ya en España.
Finalmente, en 1979, la colección Angaró de Sevilla le publica sus espléndidos Poemas de amor y otros Dolores.
Fuente de la biografia: http://www.propronews.com
TEXTOS EN ESPAÑOL – TEXTOS EM PORTUGUÊS
EVOCO LA DULZURA DE TU ROSTRO EN LA TARDE
Evoco la dulzura de tu rostro en la tarde,
antes de que te pierdas, ¡oh evaporada niña!,
mi memoria apacible como una lluvia lenta,
moja mi voz de cielo pensando en tu sonrisa.
Te busco largamente donde todo es posible,
donde puedo decirte las cosas que te digo.
Las palabras me salen con un gusto a inocencia,
y el recuerdo me entra como un gajo florido.
No hubo más. Brevemente. Todo de piel lejana.
Eso extraño que viene no se sabe de dónde.
Me queda la penumbra, algo de miel herida,
un tacto en la tristeza y el rumor de tu nombre.
Estoy como saliendo del sueño de ti mismo,
esa sutil atmósfera para entrar a un espejo
y asirme de una rosa que retorna a la niebla
y nos deja en los dedos la mitad del silencio.
Evoco la dulzura de tu rostro en la tarde,
y todo se me queda por la sombra del verso.
ME AVENTURO EN LA NOCHE CONTIGO, Y ESTOY SOLO
Me aventuro en la noche contigo, y estoy solo
con tu piel de alfabeto para mis dedos ciegos,
anda la noche entera detrás de nuestro paso,
y delante, la noche, como espada del cielo.
Ya no tengo más nada que decir, y me callo;
una palabra, apenas, dejo sobre tu hombro,
te enjoyo a mordeduras, con una sangre urgente
y algo de bosque cae, de pronto, entre nosotros.
La noche entera y toda la calle enteramente
y esta mitad tan tuya que pareces tú misma;
empiezo un paraíso donde la muerte acaba
y la muerte nos sigue con paso de ceniza.
Y entonces nos dejamos morir, el tiempo pasa,
pasa la muerte y pasa el olvido infinito,
todo infinitamente, cae la noche y sigue
y se queda y quedamos, estatua del olvido.
¡Oh evasión!, tú misma con tu mitad posible,
ya anticipada toda como mitad del sueño,
hoja de una penumbra donde escribo mi nombre
para intentar, de pronto, vivir el sueño entero.
Me abandono a tu boca donde la noche gira
y sorprendo mi sangre constelada en tus labios,
hay una estrella negra que me sube las venas
obstinada y terrible detrás de mis abrazos.
Quiero quedarme en esto, pero la noche pasa,
un paso y otro paso y otro paso en la noche.
Si alguien me preguntara quién soy, respondería
que ya sólo me entiendo si me dicen tu nombre.
Pero la noche pasa fatalmente, y el alba
me sorprende tocándome ya por tu piel ausente,
y recobro este nombre con que a veces respondo,
y amanece otro día que entregar a la muerte.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
Evoco a doçura de teu rosto na tarde,
antes que desapareças, ó evaporada menina!,
minha memória aprazível como uma chuva lenta,
molha minha voz de céu pensando em teu sorriso.
Eu te busco longamente onde tudo é possível,
onde posso dizer-te as coisas que te digo,
As palavras me saem com um gosto de inocência,
e a lembrança entre em mim como um galho florido.
Não houve mais. Brevemente. Todo de pele distante.
Esse estranho que vem não sabe de onde.
Me resta a penumbra, algo de mel ferido,
um tato na tristeza e o rumor de teu nome.
Estou apenas saindo do sonho de ti mesmo,
esse atmosfera sutil para entrar em um espelho
e segurar uma rosa que retorna à névoa
e nos deixa nos dedos a metade do silêncio.
Evoco a doçura de teu rosto na tarde,
e tudo que me resta pela sombra do verso.
EU ME AVENTURO NA NOITE CONTIGO, E ESTOU SÓ
Eu me aventuro na noite contigo, e estou só
com tua pele de alfabeto para meus dedos cegos,
caminha a noite inteira atrás de nosso passo,
e adiante, a noite, como espada do céu.
Já não tenho mais nada que dizer, e me calo;
uma palavra, apenas, deixo sobre teu ombro,
e enfeitar a mordidas, com um sangue urgente
e algo de bosque cai, de repente, entre nós.
A noite inteira e toda a rua inteiramente
e esta metade tão tua que parece contigo;
começo um paraíso onde a morte acaba
e a morte nos segue com passo de cinza.
E então não deixamos morrer, o tempo passa,
passa a morte e passa o olvido infinito,
tudo infinitamente, cai a noite e segue
e fica e ficamos, estátua do esquecimento.
Ó evasão, tu mesmo com tua metade possível,
já antecipada toda como metade do sonho,
folha de uma penumbra onde escrevo meu nome
par tentar, de repente, viver o sonho inteiro.
Me entrego à tua boca onde a noite gira
e surpreendo meu sangue constelado em teus lábios,
há uma estrela negra que sobre por minhas veias
obstinada e terrível detrás de meus abraços.
Quero ficar nisto, mas a noite passa,
um passo e outro passo e outro passo na noite.
Se alguém me perguntasse quem sou, responderia
que já não entendo se falam o teu nome.
Mas a noite passa fatalmente, e a alvorada
me surpreende roçando-me já por tua pele ausente,
e recupero este nome com que às vezes respondo,
e amanhece outro dia para entregar à morte.
Página publicada em maio de 2019
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