DONDE SANGRAN LOS FAROLES
Silencio de puertas mudas
y de dormidos balcones.
Contra los portales sordos
descansan los llamadores.
Media noche trastornada
del barrio dos veces pobre,
inquieta por una horrible
pesadilla de faroles.
Canaletas de penumbra,
las calle filtran la noche
y juegan a las esquinas
entrecruzando sua nombres.
La luna que ya se va
le da un abrazo a las torres.
En el filo de una esquina
hiere su paciencia un hombre.
El reloj de un campanário
lo mira desde las doce
y lo burla con su larga
risa de la media noche.
Las esperas son un hazme
reír para los relojes.
Con las tijeras del tiempo
se fue acortando la noche,
y el hombre llenó su espera
larga de malos humores.
Una mujer trae um viaje
recostado a los balcones
y al andar recita un verso
de carne, de los mejores.
Sobre la vereda ondulan
olas de cadera joven,
agitado mar de carne
donde naufragan los hombres.
Contra las paredes sueñan
su silhueta los faroles.
Callejas del barrio infame
entristecidas de olores,
enfermas de celestinas
y de mujeres sin nombre;
¿qué fue que pasós en la esquina
que miraron los faroles?
La mujer está diciendo
la mano bruta del hombre
por dos palavras ahogadas
donde manan los doloress.
El hombre se fue, escondiendo
su caminho de los hombres.
Crucificada en dos calles
la mujer se quedó pobre.
Llaga incuarable supura,
por las mujeres sin nombre,
rufianes y Celestinas
hacen sangre a los faroles.