ARIEL BADANO
Ariel Humberto Germán Badano Pereira (11 de octubre de 1920, Montevideo - 4 de mayo de 2005) fue un ingeniero, periodista y escritor uruguayo.
Fue hijo de Humberto Badano y María Elonor Pereira. Ingeniero de profesión, se dedicó también al periodismo, participando en distintos semanarios, diarios y revistas uruguayas, particularmente en las publicaciones periódicas del Partido Comunista, el cual integró gran parte de su vida. A nivel poético, su período de mayor producción tuvo lugar entre 1947 y mediados de la década de 1960. Sus libros de poesías recibieron premios en distintas oportunidades.
Según Enrique Fierro, Badano fue evolucionando su poesía desde su libro Cantos Generales (1947), donde se nota "muy respetuoso de la tradición literaria", hacia textos y poesías de marcada tendencia política y reivindicación social.1 Asimismo tuvo una incursión en la dramaturgia, con la obra de teatro en colaboración con Alejandro Lerena llamada "Una muerte para Pedro Bueno", la cual se estrenó en 1957.2 Según Raviolo y Rocca su obra presenta una gran influencia del poeta chileno Pablo Neruda.
Su voz leyendo varios de sus poemas fue editada en un disco de vinilo de 45Oo RPM.
Murió el 4 de mayo de 2005 a la edad de 84 años.
Poesía: Sonetos a Don Quijote (1947); Cantos generales (Letras. 1947); Voces del hombre (Ciudadela. 1949); Artigas (Montevideo. 1950); Alba combatiente (Pueblos Unidos. 1951); Amor, amor (1951); Ocho sonetos (1952); Cantos para niños (1953); Canto a la primavera (1958); Canto para los nuevos horizontes (Ciudadela. 1962).
TEXTO EN ESPAÑOL – TEXTO EM PORTUGUÊS
OTOÑO
Otoño, distancia detenida
como un pájaro gris sobre las venas...
Las horas se nos secan sollozando en el alma
y el corazón quisiera gritar y no pudiera...
Tiempo de hacer pequeñas cosas con la sangre
y sordamente heridos probar que todo existe,
que dulce estar así, que amarillea
la vida en los rincones, y los árboles
se alejan por las calles como una selva muerta...
Otoño, con sus pájaros quietos, estancados,
sus gorriones de triste pulsación de madera,
lleno de un humo negro de metal, nos arrastra
lentamente las hojas, la oscura muchedumbre
de todo lo vivido, como lágrima en pena.
Otoño, tiempo muerto, estabelecido
sin piedad, de un reloj que nunca suena...
Las horas se nos caen amarillas del alma,
y un barrendero, ciego de dolor, se las lleva...
INTRODUCCIÓN AL DOLOR
Envejece el dolor honradamente
por caminos sencillos y profundos,
en lenta marejada, en sordo oleaje
desde la vida rumbo hacia la muerte,
tan doloroso, que al final convierte
su madurez en sangre, roja y triste,
y a veces pudorosa, y siempre triste,
larga, sin fin, oscura, entre las venas.
Envejece el dolor honradamente,
y a medida que las horas entablan
su diálogo en el fondo de la sangre,
crece en silencio, crece exactamente,
medido en cada golpe de amargura,
dolor entristecido, doloroso,
dolor honrado porque duele a ciegas,
porque quieren que acabe, y no se acaba,
porque crece y no muere, y lo condenan
a morir y morir, y nunca muere;
dolor en fin, volcado en las entrañas
por caminos sencillos y profundos.
Por eso yo decía... yo decía
que el dolor enveje honradamente,
porque somos hermanos en silencio,
porque nuestra hermandad está en las venas,
radica en el instinto de la muerte,
crece en la duda, alienta en esperanza,
en el modo en que arraiga lo implacable,
en las ganas de amarnos frente a frente,
de par en par, de pecho en brazo, en puño,
en diente y alma, sin cesar, creciente,
que es dolor y dolor exactamente.
Vea más poetas del Uruguay en:
http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/uruguai/uruguay.html
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
OUTONO
Outono, distância detida
como um pássaro cinzento nas veias...
As horas nos ressecam soluçando na alma
e o coração quisera gritar e não pudera...
Tempo de fazer pequenas coisas com o sangue
e surdamente feridos provar que tudo existe,
que dói estar assim, que amarela
a vida pelos cantos, e as árvores
afastam-se pelas ruas como uma selva morta...
Outono, com seus pássaros quietos, estancados,
seus pardais em triste pulsação de madeira,
cheio de um vapor negro de metal, nos arrasta
lentamente as folhas, a escura multidão
de todo o vivido, como lágrima de castigo.
Outono, tempo morto, estabelecido
sem piedade, de um relógio que nunca soa...
As horas caem amarelas de nossa alma,
e um varredor, cego de dor, levava-as...
INTRODUÇÃO À DOR
Envelhece a dor honradamente
por caminhos simples e profundos,
em lento marulho, em suas vagas
onde a vida ruma para a morte,
tão doloroso, que afinal converte
sua maturidade em sangue, rubra e triste,
e às vezes poderosas, e sempre triste,
longa, sem fim, escura, pelas veias.
Envelhece a dor honradamente,
e à medida que as horas estabelecem
seu diálogo na profundidade do sangue,
cresce o silêncio, cresce exatamente
medido em cada golpe de amargura,
dor entristecida, dolorosa,
dor honrada porque dói às cegas,
porque querem que acabe, mas não acaba,
porque cresce e não morre, e a condenam
a morrer e morrer, e nunca morre,
dor enfim, voltada em suas entranhas
por caminhos simples e profundos.
Por isso eu dizia... eu dizia
que a dor envelhece honradamente,
porque somos irmãos em silêncio,
porque nossa irmandade está nas veias,
— radica no instante da morte,
cresce na dúvida, enseja na esperança,
na maneira em que enraíza o implacável,
no desejo de amar-nos frente a frente.
de para em par, de peito no braço, em punho,
em dente e alma, sem cessar, crescente,
de dor em dor, de sangue em sangue,
que é dor e dor exatamente.
Página publicada em maio de 2019
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