ALFONSO LLAMBIAS DE ACEVEDO
(1911-1979)
Ex-director del Departamento de Literatura Hispanoamericana da universidade do Uruguai.
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
ADVENIMIENTO Y MUERTE DE DONCEL
Ni Magos por su advenimiento,
ni estrela momentánea en curva hacia occidente,
ni un retablo de papel o assomos de incensário.
Unicamente el vuelo incauto de una alondra
sobre el portal indiferente, sobre asombro del mar
a lo lejos, deshabitado y sonoro, territorio de hallazgos
para la voluntad incipiente que parpadea en la cuna.
Las manos no pueden tocar ni cítaras ni clarines
pero en los oídos hay un teclado de violines invisibles
en un espacio irrisorio mordido por las sombras,
por la miseria, por los ausentes que no han llegado
y un aire veemente y gris manifiesta los objetos.
¿Qué misterio há venido hasta los ojos
en una noche así, encorvada por el clima
y sus indecisos azules sobre los campanarios?
En pañales blindados descansa este niño
apropriado sin querer de un cuerpo mínimo,
con la imparcialidad que duermen los sentidos
sobre las cosas, sin tocarlas, sin oírlas,
sin prestarles su emancipación o sus memorias.
¿Habrá luz o armonía o consideraciones
en este regocijo inviolable que penetra en la tierra?
Luz, mucha luz en la vida de las cosas
y en la frente del niño y en sus encrucijadas.
Firme es la voz del mundo sobre las olas del tiempo.
¿Y aquel mar inanimado, inservible, antes,
extendido a lo lejos frente a los años nuevos?
Ahora es la luz de la lucha que cruza
con campanas, con cánones, con audácias polvorientas.
Es la mano del mundo asfixiado
levantándose hacia los pechos vírgenes y los brazos manuales.
Es la aflicción del alma volando sobre el ser
y el arañazo del hombre volando sobre el sol.
Cuerpos libres del mundo en un paso hacia la vida.
Y luego los días con lágrimas y envidias,
las estrellas polares huyendo con el humo
mientras cruje la tierra sobre la piel sin tregua
y una lluvia increíble toca con las lágrimas
la fiebre de mármol que ocultan las estatuas.
En el país de los niños existe un angel que entona
el perfil de un doncel desangrándose en el barro:
—“Era niño y pequeño, sin armas todavía,
fresco e inverosímel como la flor de almendro,
sin un itinerario sombrío, con los ojos
puestos apenas en la docilidade del hombre”.
El jugo de una estrela ha llegado a la boca
innecesaria de esos muertos
que ya no pueden oler las primaveras.
Pero la boca de este niño inmóvil
redobla a profundidades interminables.
Y el mar herido por el cielo
es un río de estrellas llorando sobre Deus.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
ADVENTO E MORTE DO DONZELO
Nem Magos por seu advento,
nem estrela momentânea em curva para o ocidente,
nem um retábulo de papel o assomos de incensário.
Unicamente o voo incauto de uma cotovia
sobre o portal indiferente, pelo assombro do mar
à distância, desabitado e sonoro, território de descobertas
para a vontade incipiente que pestaneja no berço.
As mãos não conseguem tocar nem cítaras nem clarins
mas nos ouvidos tem um teclado de violinos invisíveis
em um espaço mínimo mordido pelas sombras,
pela miséria, pelos ausentes que não vieram
e um ar veemente e cinzento manifesta os objetos.
Que mistério chegou até os olhos
numa noite assim, curvada pelo clima
e seus indecisos azuis sobre os campanários?
Em fraldas blindadas descansa este menino
apropriado sem querer a um corpo mínimo,
com a imparcialidade em que dormem os sentidos
sobre as coisas, sem tocá-las, sem ouví-las,
sem conceder-lhes sua emancipação ou suas memórias.
Haverá luz ou harmonia ou considerações
neste regozijo inviolável que penetra na terra?
Luz, muita luz na vida das coisas
e diante do menino e em suas encruzilhadas.
Firme é a voz do mundo sobre as ondas do tempo.
E aquele mar inanimado, inútil, antes,
estendido à distância diante dos anos recentes?
Agora é a luz da luta que cruza
com sinos, com canhões, com audácias empoeiradas.
É a mão do mundo asfixiado
levantando-se até os seios virgens e os braços manuais.
É a aflição da alma voando sobre o ser
e o arranhão do homem voando pelo sol.
Corpos livres do mundo em passo para a vida.
E logo os dias com lágrimas e inveja,
as estrelas polares fugindo com sua névoa
enquanto range a terra sobre a pele sem trégua
e uma chuva incrível toca com as lágrimas
a febre de mármore que as estátuas ocultam.
No país de crianças existe um anjo que entoa
o perfil de um donzelo esvaindo-se no barro:
—“Era menino e pequeno, ainda sem armas,
fresco e inverossímil como a flor da amendoeira,
sem um itinerário sombrio, com os olhos
postos apenas na delicadeza do homem”.
O sumo de uma estrela chegou à boca
desnecessária dos mortos
que já não conseguem aspirar as primaveras.
Mas a boca este menino imóvil
reforça as profundidades intermináveis.
E o mar ferido pelo céu
é um rio de estrelas chorando sobre Deus.
Página publicada em maio de 2019
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