MANUEL DEL CABRAL
(1907 – 1999)
Nació en Santiago de los Caballeros. Estudió derecho en la Universidad de Santo Domingo, pero no fue predilección de él esta carrera, sino de su padre, a quien le dedica una "carta poética", reminiscencia de la de Ovidio, en donde le explica su verdadera vocación, la literaria.
De muy joven comenzó su trabajo diplomático en la de su país en New York. Desempeñó el mismo papel en Colombia, Perú, Panamá, Chile y Argentina. Durante estos viajes y estadías pudo entablar contacto con los poetas hispanoamericanos más representativos del momento.
Abordó, en su poesía, una temática pluralística, pues toca tanto el tema político, como el amoroso, el social, el cultural e, incluso, el metafísico. El tema del negro o mulato en las Antillas es el tema recurrente por antonomasia, equiparándose a Nicolás Guillén y Luis Palés Matos.
Sus obras poéticas más destacadas son: Trópico negro, 1942; Compadre Mon, 1943; Los huéspedes secretos, 1950; La isla ofendida, 1965; y Sexo no solitario, 1970. También fue dramaturgo y narrador, pues escribió una novela y varios cuentos. Pero hoy se le reconoce sobre todo por su poesía. Recibió varios reconocimientos, entre los que destaca el premio Nacional de Literatura, otorgado en 1992.
Fuente de la biografía: http://www.los-poetas.com/n/biocabral.htm
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
AIRE DURANDO
¿Quién ha matado este hombre
que su voz no está enterrada?
Hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja...
Este sudor... ¿por quién muere?
¿por qué cosa muere un pobre?
¿Quién ha matado estas manos?
¡No cabe en la muerte un hombre!
Hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja...
¿Quién acostó su estatura
que su voz está parada?
Hay muertos como raíces
que hundidas... dan fruto al ala.
¿Quién ha matado estas manos,
este sudor, esta cara?
Hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja...
(De Compadre Mon)
HUÉSPED SÚBITO
Ahora estás aquí.
¿Pero puedes estar?
Tú dices que te llamas...
Pero no, no te llamas...
Desde que tengas nombre comienzo a no respirarte,
a confirmar que no existes,
y es probable que desde entonces no te nombre,
porque cualquier detalle, una línea, una curva,
es material de fuga;
porque cada palabra es un poco de forma,
un poco de tu muerte.
Tu puro ser se muere de presente.
Se muere hacia el contorno.
Se muere hacia la vida.
LA CARGA
Mi cuerpo estaba allí... nadie lo usaba.
Yo lo puse a sufrir... le metí un hombre.
Pero este equino triste de materia
si tiene hambre me relincha versos,
si sueña, me patea el horizonte;
lo pongo a discutir y suelta bosques,
sólo a mí se parece cuando besa...
No sé qué hacer con este cuerpo mío,
alguien me lo alquiló, yo no sé cuándo...
Me lo dieron desnudo, limpio, manso,
era inocente cuando me lo puse,
pero a ratos,
la razón me lo ensucia y lo adorable...
Yo quiero devolverlo como me lo entregaron;
sin embargo,
yo sé que es tiempo lo que a mí me dieron.
LA DEL RÍO, QUÉ BLANDA
La del rio, qué blanda!
Pero qué dura és esta...
La que cae de los párpados
es un água que piensa.
LA VACA MUERTA
Amaneció en el camino
sin que nadie la velara,
bajo las velas del cielo
que hasta sus ojos bajaban.
Estaban blancos sus dientes
(que siempre blancos estaban).
iQué inofensivo era el día
cuando en sus dientes brillaba!
Ayer la echaron al hoyo;
su cara quedo hacia arriba.
iDuerme lo mismo que cuando
frente a los hombres vivía!
NEGRO SIN RISA
Negro triste, tan triste
que em cualquier gesto tuyo puedo encontrar el mundo.
Tú, que vives tan cerca del hombre sin el hombre,
una sonrisa tuya me servirá de água
para lavar la vida, que casi no se puede
lavar con outra cosa.
Quiero llegar a ti, pero llego lo mismo
que el rio llega al mar... De tus ojos, a veces,
salen tristes oceanos que en el cuerpo te caben,
pero que en ti no caben.
Cualauier cosa tuya te pone siempre triste,
cualquier cosa tuya, por ejemplo: tu espejo.
Tu silencio es de carne, tu palabra es de carne,
tu inquietud es de carne, tu paciência es de carne.
Tu lágrima no cae
como gota de agua...
(No se caen en el suelo
las palabras.)
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Traduções de Antonio Miranda
AR DURANDO
Quem matou este homem
se a voz não está enterrada?
Há mortos que vão subindo
quanto mais desce o ataúde...
Este suor... morre por quem?
por que coisa morre um pobre?
Quem matou estas mãos?
Não cabe na morte um homem!
Há mortos que vão subindo
quanto mais desce o ataúde...
Quem deitou sua estatura
Se sua voz está levantada?
Há mortos como raízes
que enterradas... mais frutificam.
Quem matou estas mãos
este suor, esta cara?
Há mortos que vão subindo
quando mais desce o ataúde...
(De Compadre Mon)
HOSPEDE REPENTINO
Agora estás aqui.
Mas como podes?
Disseste que te chamas... Mas não, não te chamas...
Desde que tenhas nome começo a não respirar-te,
a confirmar que não existes,
e é provável que desde então não te nomeie,
porque qualquer detalhe, uma linha, uma curva,
seja material de fuga;
porque cada palavra é um pouco de forma,
um pouco de tua morta.
Teu puro ser se morre de presente.
Morre pelo contorno.
Morre pela vida.
(De Los huéspedes secretos)
O FARDO
Meu corpo estava ali... ninguém o queria.
Eu o pus a sofrer... enfiei-lhe um homem.
Mas este eqüino triste de matéria
se tem fome relincha versos,
se sonha, pateia o horizonte;
ponho-o a discutir e liberta bosques,
somente a mim se assemelha quando beija...
Não sei que fazer com este meu corpo,
Alguém me arrendou, nem sei quando...
Entregaram-me despido, limpo, manso,
era inocente quando eu o vesti,
mas às vezes,
a razão o emporcalha e o adorável...
Quero devolve-lo como me entregaram;
no entanto,
sei que é tempo o que me obsequiaram.
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Traduções do mestre Aurélio Buarque de Holanda Ferreira
A DO RIO, QUE BRANDA!
A do rio, que branda!
Mas que dura é esta...
A que cai das pálpebras
é uma água que pensa.
A VACA MORTA
Amanheceu no caminho
sem que ninguém a velara,
só, sob as velas do céu
que até seus olhos baixavam.
Estavam brancos seus dentes
(que sempre brancos estavam).
Que inofensivo era o dia
quando em seus dentes brilhava!
Ontem, jogaram-na à cova;
ficou de cara pra cima.
E dorme tal como quando
diante dos homens vivia!
NEGRO SEM RISO
Negro triste, tão triste,
que em qualquer gesto teu posso encontrar o mundo.
Tu que vives tão perto dos homens sem os homens,
a mim um riso teu há de servir-me de água
para lavar a vida, que quase não se pode
lavar com outra coisa.
Quero chegar a ti,k mas, se chego, é assim como
o rio chega ao mar... De teus olhos, às vezes,
saem tristes oceanos que te cabem no corpo,
mas que em ti não te cabem.
Qualquer coisa tua te deixa sempre triste,
qualquer coisa tua, por exemplo: teu espelho.
Teu silêncio é de carne, tua palavra é de carne,
tua inquietude é de carne, tua paciência é de carne.
Tua lágrima não cai
como gota de água...
(Não se cem no solo
as palavras.)
Extraídos da oba GRANDES VOZES LÍRICAS. Seleção e tradução de Aurélio Buarque de Holanda Ferreira. Edição bilíngüe. Rio de Janeiro: Editora Nova Fronteira, 1990. ISBN 85.209.0204-9 Adquirível em: www.novafronteira.com.br/
Página ampliada e republicada em dezembro de 2008 |