Foto: www.facebook.com/william.p.vega?fref=nf
WILLIAM PÉREZ VEGA
Comerío, PR. Escritor, militante de las causas justas. Ha publicado 21 títulos, entre ellos: Poemas de café y jengibre (2017), Julia a flor de pueblo (2014), Piratas en un barco de papel (2013), La muerte de los dioses (2007), Por eso es el grito (1988), Versos cotidianos (1987) También aparece publicado en numerosas antologías nacionales e internacionales. Su poesía ha sido musicalizada en varias producciones discográficas. Participante de docenas de recitales en PR y en diversos festivales internacionales de poesía, incluyendo el Festival Internacional de La Habana. Ha sido parte del Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, el Centro Cultural Cirilo W. Meijers, la Escuela de Bellas Artes de Comerío, el Festival Jíbaro Comerieño y otras entidades, así como de grupos sindicales y políticos. Por su dominio de la décima, ha sido jurado en numerosos certámenes nacionales de trovadores y trovadoras. Es uno de los gestores de Poetas en Marcha, organización que promueve la poesía por el cambio social, así como de las 35 Horas de Poesía por Oscar y Ana Belén. Además de poesía, escribe cuentos, monólogos, ensayos y otros. Su poesía es impactante, sencilla y llena de contenido y compromiso social.
Libros publicados: Versos cotidianos, 1987, Por eso es el grito, 1988, Arcoiris, 1990, Jardín de versos, 1997, Manantial de versos, 2000, Lecciones y versos, 2001, Primero por la patria, Comerlo, 2001, Nanas y versos, 2002, Primero borincano, 2002, Canción para ti, 2004, La muerte de los dioses, 2007, Trazos y versos, 2007, Mi cantar se hace lección, 2008, Recital de lecciones, 2009, Areito, 2010, Pétalos de la patria, 2011, África vive en mi jardín, 2012, Piratas en un barco de papel, 2013. Julia, a flor de pueblo, 2014, Sueños, 2016 y Poemas de café y jengibre, 2017.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
Extraído de
ARDILA GONZÁLEZ, Hernando. Homenaje arte como precursor de soberania y fraternidad: antologia del XII Encuentro Universla de Escritores Vuelven los Comuneros 2018. Editor Gustavo Ibañez Carreño. Bogotá: Uniediciones, 2018. 264 p. 16 x 23 cm. (Colección comuneros del mundo, ISBN 978-5527-02 -07. Ex. bibl. Antonio Miranda
LLEGARON LOS BUITRES
Llegaron como cuadrilla de puñales a la espalda
con su palacio de cuervos escondidos,
un suplicio vestido de Sísifo en las entrañas de los pobres,
o la cruz que hemos cargado tantas veces hasta la cima;
algo así como una medalla de la paz al amo de la guerra;
llegaron con el odio en la capa de su desnudez,
o algún buche de sangre caído de las garras,
era un junte de buitres en medio de la frente,
una carcajada torva de picos y oscuridades
que traspasan de carroña los planetas
como un pueblo asustado al que le quieren doblar la rebeldía
Vinieron a borrar el poema que grita: justicia,
quiero mi escuela abierta, aquel vuelo de pájaros
y la bienaventuranza a los hambrientos que serán saciados;
llegaron a desmentir las escrituras de otros dioses
porque en lugar de cuatro en el Apocalipsis
son siete los jinetes de la Junta
y vuelan en círculos sobre el minuto que queda
A no ser que les digamos que aquí no caben,
que vamos corriendo sin importar las paredes,
los desmontamos con todo y su rapiña,
les quitamos el apetito de una puñalada
que respire miedo en sus garras,
destrozamos su afán de precipicios
sin que queden torres de Babel en su idioma de cuervos
y borramos la muerte de este filo de abismos
por donde nos quieren hacer andar de rodillas,
recortamos el Pentágono de la muerte,
borramos nuestra fecha de su diario de sesiones,
tachamos ese otro golpe de estado en su calendario
y les escupimos en medio de su frente que ahora somos
nosotros.
PARA HACER UN POEMA
Ocurre en ocasiones
que se acaban las palabras
entonces hay que buscar
en algún minuto que guardaste,
caminar por el suspiro del momento más hondo,
rebuscar el temblor a la orilla del abismo,
montarse en esa hora entre la luz y la sombra,
rescatar el perfume que nos trae el viento,
hacer memoria de las manos vacías
que desandan la avenida detrás del miedo,
sentir que el hambre duele en la célula
como cuando te enfermas y la puerta está cerrada,
pasar por el llanto cuando te dejaron sin casa,
rebuscar el odio cuando el amo te despidió
para aumentar su ganancia y tu miseria
que es lo mismo que hicieron con la escuela,
gritar ía maldición contra todos los culpables
caminar hasta el ojo de la tormenta
y allí mismo, decir un verso de fuego
que derrumbe palacios y opresores
como cuando inventamos la explosión
que origina los pueblos del mundo.
CONVENIENCIA
A veces me da con pensar
cómo sería un mundo
sin expropiadores y capitalistas,
dejaría de existir el hambre,
la miseria y también la tristeza,
el dolor del trabajo que se llama cansancio
porque el planeta seria de todos, de todas;
y también el universo.
Podríamos llamarle la humanidad del amor.
No sé porque siendo tan bueno
esa idea no se le ha ocurrido a dios,
a lo mejor es que también dejarían
de existir los dioses y los demonios
y hay que cerrar el negocio llamado infierno,
o tal vez que todavía estamos
en el dormitorio del séptimo día
y no hay ningún poderoso
a quien eso le convenga.
LA NOCHE DEL CAPITAL
Hay veces
en que atardece un suicidio de pájaros
desde esta ventana en medio del suspiro,
una herida que sangra al costado de la aldea
tendida en medio del cansancio
porque ha tenido que atravesar el día
que es igual a cuando decimos latigazo
sin saber de donde llega,
pero duele hasta los huesos
como cuando la piel nos abandona
y la opresión se siente
en el núcleo de cada célula
mientras una carcajada se adueña de la noche
porque la muerte pasea por las avenidas,
los buitres están cerca, '
vienen por las entrañas de la gente
y un sonido de alas marca las puertas del miedo
en algún rincón quedará
un pedazo de lumbre
por lo menos un odio que brilla
en la pupila del hambre
un músculo agazapado
en lo que pasa el miedo
y aun cuando nos borren
las antorchas de las manos,
aunque las órbitas se pongan lentas,
en el poco a poco de lo inevitable
llegará el amanhecer.
¿QUIEN ES EL LOCO?
Conspiro
la noche pone la obscuridad
y entre los dos: un sueño,
aquel que colgamos
de alguna estrella sola
y nos vamos a conquistar el infinito
si alguien nos pregunta
porqué vamos corriendo locos y desnudos
pintando letras de pintura fresca
como cuando inventamos el arcoiris,
les decimos que los locos son ellos
que no se atreven
a luchar por la felicidade,
APRENDER LA TORMENTA
Hay veces que nos matan el cariño
como cuando la miseria
y también cuando el hambre
o el país se convierte en sala de espera
donde la única salida es hacia la muerte
porque un puñado de ladrones
se ha quedado con todo
mientras hacen de la misericordia
una promoción disfrazada de noticia
cuando predican la tormenta
pintada de terror convertido en despojo
como si el siglo no fuera suficiente
y la indiferencia barre esqueletos bajo la alfombra
hasta hacer de este pueblo una fosa común.
He de aprender el rugido del viento,
los gigantes en cada nube,
el escondrijo del paisaje nublado
como una conspiración que transgrede,
reunir las sílabas de cada desconsuelo,
unir todas las quejas en una sola
hasta que nos explote el pecho,
el grito de sangre en cada poro
como cuando decimos muchedumbre
o pueblo que aprende a levantarse,
partir el vientre de cada obscuridad,
abrirle las entrañas al firmamento,
arrancarle esa estrella que nos falta
plantarla sobre un pedazo de cielo
llenar de pasos todos los caminos
y hacerle saber al mundo que somos libres
como cuando decimos que la tierra prometida
es en este mismo lugar donde nacemos cada día.
PÉREZ VEGA, William. La muerte de los dioses. Carolina, Puerto Rico: First Book Publishinga, 2007. 141 p. Ilustraciones por Héctor Muñiz Vázquez. Ex. bibl. Antonio Miranda
LA MUERTE DE LOS DIOSES
A veces es como si te dolieran
todos los huesos del alma,
y sientes que se escapa en un suspiro.
húmedo de tristes tristezas,
como si hubiera tenido
que cargar todas las cruces,
todos los pesares;
el llanto de todos los llantos,
sin atreverse a mirar atrás
porque aterra eso de tener que mirar
aquel manojo de sueños rotos,
deshojados
sobre la sangre del silencio.
Y no saber si hay mañana
porque el que te inventastye
para llegar a él
ni tan siquiera te asombró
porque no era como el brillo dorado
detrás de aquella nube
que imaginaste desde el caminho alegre
como la culminación
de todos los ideales.
Y es que cuando crees llegar,
el sol no está ahí detrás
ni al alcance de la mano
porque la tierra gira
y el brillo siempre está
más allá del brillo,
se fue marchando para que yo,
mortal como cualquier outro,
no pudiera alcanzarlo,
y al mirar atrás,
punzantes de silencio,
ensangrentadas de risas muertas,
ahí estaban las consignas
abandonadas a la intempérie
como si el tiemp
se las fuera tragando
borrando, deshaciendo,
difuminando...
!Entre la carcajada de los dioses falsos!
Y sobre el monte de los soños rotos
rebusqué en todos los espacios,
en todos los bolsillos,
bajo las piedras,
en el recodo aquél
de mi querido río La Plata,
en los choros que seguían
jogueteando
eternamente hacia el mar;
rebusqué en las plazas,
en todos los bateyes,
entre las ramas destrozadas,
entre las hojas que caían,
en el otoño de la yerbas pálidas,
hasta entre los recuerdos,
de mi padre y de mi madre,
sobre la roca inmensa
que domina todos los horizontes
y más allá de los siete cielos;
busqué y rebusqué,
pero ya todos los dioses
y los que se creyeron tales,
se habían escapado,
habían huído temerosos
ante el juicio de las gentes,
como si se tratara del juicio final
sy no sabían que se trata
de un juicio de todos los días.
¿Dónde están las consignas
que rompían el silencio
rebotando entre las callesss,
más allá de los ecos?
¿Y los ideales buenos
que inventamos entre sueños?
¿Las manos que apretaban fusiles
y banderas inventando luceros?
¿Dónde se fueron los principios
que guiaban los caminos buenos?
!Cómo me quema el alma el cansancio!
Porque a veces agota
eso de tratar de ser bueno,
de trabajar hasta sacarle brillo
a todos los cansancio,
día tras día, cada semana,
cada mês, cada año,
para que florezca la risa sy la alegrias,
para que haya una hermosa
estrella hermosa
y una bandera en alto
agitando consignas,
y a pesar del esfuerzo
encontrar todos los dioses
que añaden a la vida
un toque de calvarios.
Y aunque así lo sienta,
a pesar de mi llanto
por sobre la carroña
de aquellos dioses falso
yo los mando al infierno
y !juro que no me callo!
PÉREZ VEJA, William. Poemas de café y jenjibre. San Juan de Puerto Rico? : 2017. 97 p. 18 x 12,5 cm Fotografia de Vanessa Ayala Cruz. ISBN 978-1-641231-008-6 Ex. bibl. Antonio Miranda
CAFÉ
Golpe que llega como el primer amor
desoye frís y modorras, dibuja desnudeces
hasta la soltura de las sábanas apretadas
deletreando fragancias en la penumbra
y corro a su abrazo aunque me ardan los labios
porque quiero que me dibuje las entrañas
hasta los huesos de la memoria,
mi taza de café.
PAN DE JENGIBRE
Vamos por la vida
con los brazos abierto em las pupilas del asombro,
los pasos grandes en medio de la calle,
el sabor dulce y picante de un manojo de sueños
a veces junto a tantos iguales en el empaque del sudor
con las amarras que hay que romper
y por encima de todo llevamos
un verso que conmueve al mundo
en las bocas del pobre
porque somos los poetas
como um muñeco de pan de gengibre.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
OS ABUTRES CHEGARAM
Chegaram como uma quadrilha de punhais nas costas
com seu palácio de corvos escondidos,
um suplício vestido de Sísifo nas entranhas dos pobres,
ou a cruz que carregamos tantas vezes até lá em cima,
algo assim como uma medalha da paz ao amo da guerra,
ou alguma faia de sangue saída das garras,
era uma junta de abutres no meio da fronte,
uma gargalhada turva de bicos e escuridões
que atravessam de carcaça os planetas
como um povo assustado com o que querem vencer a rebeldia.
Vieram apagar o poema que grita: justiça,
quero minha escola aberta, aquele voo de pássaros
e a bem-aventurança para os famintos que serão saciados;
chegaram a desmentir as escrituras de outros deuses
porque em vez de quatro no Apocalipse
são sete os cavaleiros da Junta
e voam em círculos sobre o minuto que resta
A não ser que lhes digamos que aqui não cabem,
que vamos correndo sem importar-nos com as paredes,
desmontamos com tudo e sua rapina,
tiramos o apetite de uma punhalada
que respire medo em suas garras,
destruímos se afã de precipícios
sem que restem torres de Babel em seu idioma de corvos
e apagamos a morte de filão de abismos
por onde queiram fazer anda os joelhos,
recortamos o Pentágono da morte,
apagamos nossa data de seu diários de sessões,
riscamos outro golpe de estado em seu calendário
e cuspimos na sua fronte que agora somos nós.
PARA ESCREVER UM POEMA
Acontece às vezes
que as palavras acabam
então há que buscar
em algum minuto que guardaste,
caminhar pelo suspiro do momento mais profundo,
rebuscar o tremo à beira do abismo,
meter-se nessa hora entre a luz e a sombra,
resgatar o perfume que o vento nos traz,
memorizar de mão vazias
que desandam a avenida detrás do medo,
sentir que a fome dói na célula
como quando te deixaram sem casa,
rebuscar o ódio quando o patrão te despediu
para aumentar sua ganância e tua miséria
que é o mesmo que fizeram com a escola,
gritar a maldição contra todos os culpados
caminhar até o olho da tormenta
e ali mesmo, dizer um verso de fogo
que desmorone palácios e opressores
como quando inventamos a explosão
que origina os povos do mundo.
CONVENIÊNCIA
Às vezes começo a pensar
como seria o mundo
sem expropriadores e capitalistas
deixaria de existir a fome,
a miséria e também a tristeza,
a dor do trabalho chamado cansaço,
porque o planeta seria de todos, de todas;
e também o universo.
Poderíamos chamar a humanidade de amor.
Não sei porque sem tão boa
porque a deus não ocorreu esta ideia,
talvez porque deixaria
de existirem os deuses e os demônios
e há que fechar o negócio chamado inferno,
ou talvez porque estamos
no dormitório do sétimo dia
e não existe ninguém poderoso
a que isso seja conveniente.
A NOITE DO CAPITAL
Algumas vezes
em que entardece em suicídio de pássaros
desde esta janela no meio do suspiro,
uma ferida que sangra nas costas da aldeia
estendida no meio do cansaço
porque teve que atravessar o dia
que é iguala quando dizemos chicotadas
sem saber de onde veem,
mas dói até os ossos
como quando a pele nos abandona
e sentimos a opressão
enquanto uma gargalhada se apodera da noite
porque a morte passeia pelas avenidas,
os abutres estão por perto,
veem pelas entranhas da gente
e um som de asas assinala as portas do medo
em algum lugar ficará
um pedaço de lume
pelo menos um ódio que brilha
na pupila da fome
um músculo esquivado
quando o medo passa
e mesmo quando apaguem
as tochas das mãos,
embora as órbitas fiquem lentas
no pouco a pouco do inevitável
chegará o amanhecer.
QUEM É O LOUCO?
Conspiro
a noite traz a escuridão
e entre os dois e um sonho,
aquele que penduramos
de alguma estrela solitária
e vamos conquistar o infinito
se alguém nos pergunta
por que vamos correndo loucos e despidos
pintando letras com pintura fresca
como quando inventamos o arco-íris
dizemos que os loucos são eles
que não se atrevem
a lutar pela felicidade.
APRENDER A TORMENTA
Algumas vezes que matam o carinho
como quando a miséria
e também quando a fome
ou o país se converte em sala de espera
onde a única saída é para a morte
porque um punhado de ladrões
ficou com tudo
enquanto fazem da misericórdia
uma promoção disfarçada de notícia
quando predicam a tormenta
pintada de terror convertida em farrapo
como se o século não fosse suficiente
e a indiferença varre esqueletos para debaixo do tapete
até fazer desse povoado uma fossa comum.
Devo aprender o ruído do vento,
ou povo que os gigantes em cada nuvem,
o esconderijo da paisagem nublada
como uma conspiração que transgride,
reunir as sílabas de cada desconsolo,
unir todas as queixas numa só
até que nos exploda o peito,
o grito de sangue em cada poro
como quando dizemos multidão
ou povo que aprende a levantar-se,
partir o ventre de cada escuridão,
abrir as entranhas do firmamento,
arrancar essa estrela que nos falta
plantá-la em um pedaço de céu
encher de passos todos os caminhos
e dar a conhecer ao mundo que somos livres
como quando dizemos que a terra prometida
neste mesmo lugar onde nascemos cada dia.
A MORTE DOS DEUSES
Às vezes é como se doessem
todos os ossos da alma,
e sentes que escapa em teu suspiro,
úmido de tristes tristezas,
como se tivesse
que carregar todas as cruzes,
todos os pesares;
o pranto de todos os prantos,
sem atrever-se a olhar para trás
porque aterra isso de ter que olhar
aquela mancheia de sonhos rotos,
desfolhados
sobre o sangue do silêncio.
E não saber se existe amanhã,
porque o que inventaste
para chegar até ele
nem sequer te assombrou
porque não como o brilho dourado
detrás daquela nuvem
que imaginaste desde o alegre caminho
como a culminação
de todos os ideais.
E é quando crês estar chegando,
o sol está aí por detrás
nem ao alcance da mão
porque a terra gira
e o brilho sempre está
além do brilho,
foi-se embora para que eu,
mortal como outro qualquer,
não pudesse encontra-lo,
e ao olhar para trás,
pulsantes de silêncio,
ensanguentadas os risos mortos,
ali estavam as consignas
abandonadas à intempérie
como se o tempo
fosse tragando-a
apagando, desfazendo,
difuminando...
Na gargalhada dos falsos deuses!
E sobre o monte dos sonhos rotos
rebusquei em todos os espaaços,
em todos os bolsos,
debaixo das pedras,
na curva aquela
de meu querido rio La Plata,
nos jorros que seguiam
brincando
eternamente para o mar;
rebusquei nas praças,
em todos os engenhos,
entre os ramos destroçados,
entre as folhas que caíam,
no outono da ervas pálidas,
até entre recordações
de meu pai e de minha mãe,
sobre a rocha imensa
que domina todos os horizonte
e além dos sete céus;
busquei e rebusquei,
mas já todos os deuses
e os que se acreditavam como tais,
haviam escapado,
haviam fugido temerosos
ante o juízo das pessoas,
como se se tratasse do juízo final
e não sabiam que se trata
de um juízo de todos os dias.
Onde estão as consignas
que rompiam o silêncio
ricocheteando pelas ruas,
além dos ecos?
E os bons ideais
que inventamos nos sonhos?
As mãos que apertavam fuzis
e bandeiras intentando luzeiros?
Para onde foram os princípios
que guiavam os bons caminhos?
Como me queima a alma o cansaço!
Porque às vezes esgota
isso de tratar de ser bom,
de trabalhar até perder o brilho
de todos os cansaços,
dia após dia, cada semana,
cada mês, cada ano,
para que haja uma formosa
estrela formosa
e uma bandeira lá no alto,
agitando consignas,
e apesar do esforço
encontrar falso deuses
que somam à vida
um toque de calvários.
E embora assim sentimos
a pesar do pranto
por encima da carniça
daqueles falsos deuses
mandos pra o inferno
e juro que não me calo!
CAFÉ
Golpe que chega como o primeiro amor
ignora frios e modorras, desenha desnudos
até a soltura dos lençóis apertados
soletrando fragrâncias na penumbra
e corra ao seu abraço embora me ardam os lábios
porque quero que desenhe as entranhas
até os ossos da memória,
minha taça de café.
PÃO DE GENGIBRE
Vamos pela vida
com os braços abertos na pupilas do assombro,
os passos grandes no meio da rua,
o doce sabor e picante de um manejo de sonhos,
às vezes junto a tantos iguais na embalagem do suor
com as amarras que devemos romper
e além de tudo levamos
um verso que comove o mundo
nas bocas do pobre
porque somos os poetas
como um boneco de pão de gengibre.
Página publicada em outubro de 2018
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