VICTORIA GUERRERO
Victoria Guerrero Peirano (Perú, 1971). Poeta e investigadora, doctora en literatura por la Universidad de Boston. En poesía ha publicado: De este reino (1994), Cisnes estrangulados (1996), El mar ese oscuro porvenir (2002) y Ya nadie incendia el mundo (2005). Sus poemas han aparecido en diferentes antologías, entre ellas: Mujeres mirando al sur (Madrid: Torremozas, 2004), Antología de poetas peruanas (Buenos Aires. Eloisa Cartonera, 2004), Los relojes se han roto (Eds Arlequín, Guadalajara, 2005) e In Santas, antología de poesía escrita por mujeres sobre la violencia política. (Lima. Red por la democratización global, 2007). Es directora de la revista de cultura y política Intermezzo Tropical. Actualmente vive en Perú y se desempeña como profesora en diversas universidades de la capital.
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
contemplación
el ojo de una rata me observa
su único ojo rojo me mira
y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo
por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever
otros mares de arena otras orillas
como la primera orilla de la que partí:
en el ojo de fuego de mi madre
entonces todo volvería a arder
el agua el ojo el fuego
y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin
pero esa oquedad no existe
sólo mi miedo y el ojo solitario de la rata
que ejerce su dominio sobre mis ojos
que son dos ojos pequeños y miopes
por los cuales ella me observa:
ahogar los abrazos en una parada de autobús
reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo
tenderme en un rincón de mi celda
y lamer una herida
ahora el viento es suave
y las hojas suben al cielo
desde donde una pequeña ave de rapiña
desafia al sol
y nos contempla
YA NADIE INCENDIA EL MUNDO
NI SIQUIERA TÚ
nuestros pálidos cuerpos
todos ardientes de celadores o incendiários
celebran su festivo sacrificio juvenil
la poesia escupe por todos lados su necia pestilência
y no queda nada sino tirarla a um tacho de basura
o coger la maldita mano blanca y torcerle el cuello
y no quedan sino tus ojos que bañan el mundo
y un cuerpo tras una cortina desgarrada cuyo amor aun
desconozco
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
contemplação
o olho de um rato me observa
seu único olho rubro me vê
e eu vejo o vazio de seu olho esquerdo
por esse buraco talvez pudéssemos entrever
outros mares de areia outras margens
como a primeira margem de onde parti:
no olho de fogo de minha mãe
então tudo voltaria a arder
a água o olho o fogo
e meu corpo se diluiria em riachos e rios sem fim
mas esse vazio não existe
apenas meu medo e o olho solitário do rato
que exerce seu domínio nos meus olhos
que são dois olhos pequenos e míopes
pelos quais ele me observa:
afogar os abraços na parada de ônibus
repousar a cabeça no umbigo de meu esposo
estender-me em um rincão de minha cela
e lamber uma ferida
agora o vento é suave
e as folhas vão ao céu
de onde uma pequena ave de rapina
desafia o sol
e nos contempla
NINGUÉM MAIS INCENDEIA O MUNDO
NEM MESMO TU
nossos pálidos corpos
todos presas ardentes de zeladores ou incendiários
celebram seu festivo sacrifício juvenil
a poesia cospe por todos os lados sua néscia pestilência
e não resta nada senão lança-la num cesto de lixo
ou segurar a maldita mão branca e torcer-lhe o pescoço
e não restam senão teus olhos que banham o mundo
e um corpo detrás de uma cortina desgarrada cujo amor ainda
desconheço
Página publicada em dezembro de 2013; ampliada em outubro de 2017
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