PAUL GUILLÉN
(Ica, Perú, 1976). Publicó los poemarios: La muerte del hombre amarrillo (2004) y La transformación de los metales (2005). Realizó la antología 33 poetas del 70 (2005). Ha publicado artículos y entrevistas sobre poetas peruanos y latinoamericanos. Actualmente, forma parte del consejo editorial de El billar de Lucrecia (México) y dirige el blog, revista virtual y editorial Sol negro (www.sol-negro.blogspot.com)
TEXTO EN ESPAÑOL / TEXTO EM PORTUGUÊS
LA MUERTE DEL HOMBRE AMARILLO
Vivo dentro de la fantasía paranoica del fin del mundo y no sólo no quiero salir de ella sino que pretendo que los demás entren en ella
LEOPOLDO MARÍA PANERO
Frente a la ciudad, frente al mundo, la madre bella ha parido un payaso irrisorio pero azul. Maldito coito amarillo!
GUILLERMO CHIRINOS CÚNEO
No son más que instantes, pero en ellos veo mucho más allá de la tierra
RAINER MARÍA RILKE
si de un frío vapor pudieras ver la clepsidra de tu madre
latir entre las ubres
no imaginarías lo mismo para ti?
y te abrirías de piernas como una mandrágora caliente
esperando que te rocíen algún líquido celeste
entre los muslos
y en la basura de huesos y frutos secos
encontrarías un animal afiebrado y amarillo -maldito payaso azul-
lleno de escombros y liendres
acaso te hubieras imaginado vivir
sólo de bosta
y ubres?
pero es la madre la que te amamanta con un terrible
líquido amarillo
y te hace ser quién eres
maldito seno amarillo
que se asemeja a la ubre de una vaca en celo
y a los gusanos que aran
sus ciclos
concéntricos y reales
si la levedad se estropea con el peso de los astros
y escuchas
el sollozo del infante no nacido
madre ven a darme de tu líquido verde
ahora que ya estás a punto de morir
y no me mientas
que en mí crees
Hoy hablé con mi abuelo
quizás después de cincuenta años
lo noté igual a mí
él piensa que sigo pequeño
pero no se da cuenta que ya tengo un pene grande
y que ahora me gustan los tratos con esos mercaderes
y yo que caminaba por esta ciudad
sin recuerdo de uno mismo
y ahora las calles no son las mismas
y lo único que puedo recordar son los amigos y los viajes
para no volver nunca ni antes
maldito líquido violeta que te pusiste en tu velo
de novia
cuando me abandonaste en ese altar —en el cual no creo,
pero igual me dolió— entonces,
aún dudaba de las premoniciones
y te miraba fijamente
y de pronto me robaron la cartera!
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
A MORTE DO HOMEM AMARILLO
Vivo dentro da fantasia paranóica do fim do mundo e não só não quero sair dela senão que pretendo que os demais entrem nela
LEOPOLDO MARÍA PANERO
Diante da cidade, frente ao mundo, a bela mãe pariu um palhaço
irrisório mas azul. Maldito coito amárelo!
GUILLERMO CHIRINOS CÚNEO
Não são mais que instantes, mas neles vejo muito mais além da terra
RAINER MARÍA RILKE
se de um frio vapor pudesses ver a clepsidra de tua mãe
latir entre as úberes
não imaginarias o mesmo para ti?
e te abrirías as pernas como uma mandrágora cálida
esperando que te orvalhe algum líquido celeste
entre as coxas
e no lixo de ossos e frutos secos
encontrarías um animal enfebrecido e amárelo —maldito palhaço azul—
cheio de escombros e lêndeas
acaso terias imaginado viver
apenas de bosta
e úberes?
mas é a mãe quem te amamenta com um terrível
líquido amárelo
e te faz ser como és
maldito seio amárelo
que se assemelha à úbere de uma vaca no cio
e aos vermes que aram
seus círculos
concêntricos e reais
se a leveza se estropeia com o peso dos astros
e escutas
o soluço do infante não nascido
mãe vem dar-me de teu líquido verde
agora que estás a ponto de morrer
e não me mintas
que acreditavas em mim
Hoje falei com meu avô
quiçá depois de cinqüenta anos
achei-o parecido comigo
ele pensa que continuo pequeno
mas não percebe que já tenho um pênis grande
e que agora me agradam os tratos com esses negociantes
e eu que caminhava por esta cidade
sem lembrança de mim mesmo
e agora as ruas não são as mesmas
e o único que posso recordar são os amigos e as viagens
para não voltar nunca nem antes
maldito líquido violeta que puseste em teu véu
de noiva
quando me abandonaste nesse altar —no qual não creio,
mas igualmente me doeu— então,
ainda duvidava das premonições
e te fitava fixamente
e de repente me roubaram a carteira!
Página publicada em outubro de 2007,
por indicação de Rolando Revagliatti.
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