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                   JOSÉ LUIS APPLEYARD 
                    
                  José Luis  Appleyard (Asunción, 5 de mayo de 1927 - Ibídem, 1997) fue un poeta,  dramaturgo, abogado, periodista y editorialista paraguayo. 
                  Su educación  primaria la hizo en la Escuela Normal de Profesores, y la primera parte de sus  estudios secundarios los realizó en el Colegio San José de Asunción,  concluyendo su bachillerato en el Colegio San Martín, de Buenos Aires,  Argentina. 
                  Optó al  título de abogado por la Universidad Nacional de Asunción y se desempeñó por  aproximadamente una década en su profesión, para luego volcarse de lleno al  periodismo y a la poesía. (...) 
                  Por su parte,  Hugo Rodríguez-Alcalá, investigador insigne de la literatura paraguaya escribe:  "Appleyard da a la estampa... el libro más bello de su promoción: Entonces era  siempre. Entre los de la Academia Universitaria, Appleyard es el que desarrolla  más cumplidamente los temas del grupo: la nostalgia de un tiempo ido, el amor  adolescente, la magia de la niñez no muy lejana. Todos estos temas están en  Entonces era siempre, poemario en que el poeta evoca la niñez -éste es el  sentido de la palabra "entonces"- y el mundo mágico de los días felices de la  inocencia de los juegos" (...) 
                  En 1961 ganó  el Premio Municipal de Teatro con el drama poético sobre la independencia del  Paraguay al cual tituló "Aquel 1811". 
                  Más  informaciones em: https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Luis_Appleyard 
                    
                    
                  POEMAS EN ESPAÑOL    -      POEMAS EM PORTUGUÊS 
                    
                  APPLEYARD, José Luis.  Poesías de José Luis Appleyard.   Asunción: Editorial Servilibro, 2012   (Biblioteca de Obras Selectas de Autores Paraguayos, no. 17) 
                    
                    
                  EL TIEMPO  
                    
                  Ya es ayer pero entonces era siempre 
                    un trasegar de horarios inmutables 
                  desde la noche al sol. 
                    
                  Cada semana 
                  era distinta e igual a la siguiente. 
                  El niño desdeñaba el calendario 
                  y su patrón reloj era el cansancio. 
                  Edad sin equinoccios, solo el tiempo 
                  de ser feliz y entonces ignorarlo. 
                    
                    
                    
                  LAS PALABRAS  
                    
                  A veces hay palabras que se mueren 
                  y no las resucita el diccionario; 
                  palabras simples, claras, que acrecieron 
                  el verbo de la infancia en nuestros labios. 
                  En balde las buscamos para darles 
                  una vida que ha muerto con los años.  
                    
                  Dulces palabras nuestras exiliadas 
                  solo sonido ya desamparado, 
                  que por un tiempo fueron los mojones 
                  de nuestro personal vocabulario. 
                  Es inútil buscarlas, ya se han muerto 
                  bajo el peso brutal del diccionario. 
                     
                    
                    
                  LAS HORMIGAS  
                    
                  Una vieja pasión por las hormigas: 
                  las rojizas, las negras, la del patio, 
                  abrumadas de cargas vegetales, 
                  concisas, laboriosas, mis amigas.  
                    
                  Yo escruté sus saludos, sus secretos, 
                  descifré su críptico lenguaje, 
                  admiré su codicia y fui remero 
                  en procesiones míticas de insectos.  
                    
                  Cuánto pensé mirándolas absorto 
                  abrir sus carreteras ondulantes. 
                  Meditaciones viejas que se fueron 
                  con una edad de pantalones cortos.  
                    
                  Se fueron las hormigas, tristes, viejas, 
                  cuando encerraron su labor en fábulas. 
                  pobres hormigas de la infancia, ahora 
                  solo el pretexto de una moraleja. 
                    
                            
                    
                    
                  POEMAS  EM PORTUGUÊS 
                  Tradução: Antonio Miranda 
                    
                  O TEMPO    
                  Já é ontem mas então era  sempre 
                    um transtornar de horários imutáveis 
                    da noite até o sol. 
                  Cada semana 
                    era diferente e igual à seguinte. 
                    O menino zombava do calendário 
                    e seu patrão relógio era o cansaço. 
                    Idade sem equinócios, apenas o tempo 
                    de ser feliz e logo ignorá-lo. 
                    
                  AS PALAVRAS  
                    
                  Às vezes existem palavras que morrem 
                    e não as ressuscita o dicionário; 
                    palavras simples, claras, que acrescentaram  
                    o verbo da infância em nossos lábios. 
  À toa as buscamos para dar-lhes 
                    uma vida que já morreu com os anos. 
                    
                  Doces palavras nossas exiladas 
                    apenas o som já desamparado, 
                    que por um tempo foram os marcos 
                    de nosso vocabulário pessoal. 
  É inútil busca-las, já estão mortas 
                    sob o peso brutal do dicionário. 
                    
                    
                    
                  AS FORMIGAS  
                    
                  Uma velha paixão pelas formigas: 
                    as avermelhadas, as negras, a do pátio, 
                    constrangidas por cargas vegetais, 
                    concisas, laboriosas, minhas amigas. 
                    
                  Eu devassei suas saudações, seus segredos, 
                    decifrei sua críptica linguagem, 
                    admirei sua cobiça e fui remador 
                    em procissões míticas de insetos. 
                    
                  Quanto pensei observando-as absorto 
                    abrir caminhos ondulantes. 
                    Meditações antigas que se foram 
                    com a idade de calças curtas. 
                    
                  Foram-se as formigas, tristes, velhas, 
                    quando concluíram sua labuta em fábulas, 
                    pobres formigas da infância, agora 
                    apenas o pretexto para a moral da história. 
                   
                    
                    
                  Página publicada em novembro de 2017 
                
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