JOSE CARR M.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
CARR M., José. Reino adentro (Más allé de La Rosa). Ciudad de Panamá: Instituto Nacional de Cultura, Dirección Nacional de Las Artes, Departamento de Letras, 2007. 61 p. (Colección Ricardo Miró – Premio Poesía 2006) 13x20,5 cm. Ex. bibl. Antonio Miranda
"Esta obra parte de uma poesía coloquial intimistaa, sobrecogedora, capaz de transcender lo individual y empreender un vuelo poético sostenido, saliéndose del marco previsible. El jurado considero que existe en el autor un profundo compromiso con el linguaje, un esmerado esfuerzo de producción, sin rehuir ni la calidez ni la emoción contenida, con una gran capacidade de sintesis y austeridade."
OFICIO DE DIFUNTOS
"Tal vez he llorado un poco de tristeza.
La muerte me ha abierto todos sus secretos,
todas las puertas que le cerró a la ciencia y a la bruja,
y el corazón me pesa de tanto que se me va perdendo
con las sombras de esta noche que se nos viene encima."
Tristán Solarte
Aproximación Poética a la Muerte
1.
Aquí los muertos trabajan bajo sus sepulcros.
Nunca descansan. Murmuran y traman historias
desde el outro lado de sus vidas rotas.
A veces murmuran y cruzan apuestas.
En las tardes de lluvias torrenciales
bajo los cementerios em los que habitan,
añoran las sábanas sudadas del amor
y las siestas que hicieron bajo los limoneros.
Los muertos irreductibles, aún en la muerte,
guardan la memoria de los días cívicos
y tienen sus predilecciones electorales.
Todavía siguen disparando los conservadores
sobre las huestes liberales que masacraron
hace un siglo bajo el Puente de Calidonia,
y mientas repiten las mismas maldiciones gastadas
con sus bocas desdentadas, ya sin labios,
y mueven los pies para escapar
del plomo que los mata eternamente.
2
¡Hemos fatigado tanto a los defuntos!
Y eso há ocorrido y seguirá ocurriendo,
porque este país es persistente en la repetición.
Mi padre lo supo siemrpe
"Aqui los muertos votan. Cuando me muera
quiero que me dejen en paz con mi silencio:
ya bastante trabajo tendré con estar muerto,
para que vengan a cargarme el fardo de la politica.
¡Que no me joda nadie, carajo,
porque batante ya me he jodido!
Déjenme comer ni platao de cenizas en paz
con el resto de los que me acompanham.
Y no me recen, porque querré descansar."
Mi padre hablaba de la muerte con cansancio,
acariciando en cada una de sus palavras
las fechas em que sabía lo querian citar
para que votara desde su muerte y eligiera a los vivos.
Los vivos que están más muertos que los muertos:
sombras que levantam banderas y gritan consignas
para sentir que respiran y los siguen.
3
Nuestra pasión por la muerte es muy antigua.
En estas tierras los perros fueron jueces.
Mordieron carnes oscuras y devoraron indios.
Un perro cobraba sueldos por cada índio muerto
en combate y bebía pontual su plato de sangre.
Balboa tiene su historia oculta em estas tierras.
Su perro comía índios cuevas y cuando se indigestaba
y cobraba um doble jornal de oro y crímenes.
Matar fue un frenesí para llegar hasta el oro
que los indios no ocultaban entregaban assustados.
Da lo mismo que estas tierras llevaran por nombre
Castilla del Oro o Matanzas. Aqui o crime era asueto.
(Hay una calle que se llama "Tumba Muerto"
y no "Tumba del Muerto". Tal ves allí tumbaban
a los muertos o derribaban a los que habrían de ser muertos.
(Outra calle se llama "Salsipuedes").
Aquí, la muerte es algo ambiguo y contundente.
La muerte siempre há sido un juego extremo.
4
Este país alegre y verdecido como um éden,
es también peligroso y tenaz como sus lluvias.
Una noche pueden morir miles bajo una lluvia de plomo
y después nos acomodamos a vivir haciendo cuentas.
A razón de trece muertes por semana movida,
a veces las cifras superan los cienquenta por mês
y entonces calculamos se llegaremos a mil,
com la angustia del que cree en las claves secretas
que los números ocultan. Y no nos importa la muerte,
porque sabemos que es el silencio que significa.
La muerte es una pasión que va en la sangre
y que perdió su poder para asombrarnos.
En verdade no nos assombra nada.
No somos tímidos ante la muerte y eso es una nota
de nuestra apasionado vivir em arrebato.
Esa pasión y ardor por los defuntos
es nuestra aberta fe de amor por lo callado.
5
Aquí también los muertos alimentan
y los comemos, para que nadie sepa que han muerto.
Peor aún: para que a nadie se le ocurra
decir que un día estuvieron.
Yo sé de esas historias porque mi padre
— un muerto que me habla desde todos
los costados de la Vida —
me las contaba cuando anduvo por mis passos.
"No asumas esa insana costumbre
de comerte a los muertos de tu pátria",
me decía y hablaba de un indio
que fue apaleado hasta morir en un cuartel,
mientras um capitan miraba
y algunos vecinos miraban al capitán
mirar al indio — dirigente de las bananeras —
recbir su tanda de palos y morir despacio.
Ya nadie habla de aquel índio
y el capitan aquel duerme tranquilo,
mientras cobra sueldos del Estado,
y nadie le recuerda que hubo un hombre
que él mandó apalear hasta la muerte.
6
Aquello ocurrió em este sitio
de duros oficios contra el sueño.
Amargo país donde los muertos
son alimento y licro para el olvido,
polvo para el polvo de la historia.
Sabemos demasiado de lo perdido,
y de los hallado recordamos poco.
Háblame tú, ¡silenciado gigante de lo vivo!
desde las sombras de tu oscuro cautiverio.
Confíame a la sombra del almendro
lo que has ganado al reverso de la vida.
Dime, con tu voz de campanas insomnes
que sigues siendo el sueño que me lanza
a rescatarte con la palabra herida.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
OFICIO DE DEFUNTOS
"Talvez eu haja chorado um pouco de tristeza.
A morte revelou-me todos os seus segredos,
todas as portas que fechou-lhe para a ciência e a bruxa,
com as sombras desta noite que nos cai em cima."
Tristán Solarte
Aproximación Poética a la Muerte
1.
Aqui os mortos trabalham em seus sepulcros.
Nunca descansam. Murmuram e tramam histórias.
Sonham com viver os fatos que lhes foram negados
desde o outro lado de suas vidas rotas..
Às vezes murmuram e cruzam posicionadas
debaixo de cemitérios em que habitam,
sentam falta dos lençóis suados do amor
e os cochilos que fizeram sob os limoeiros.
Os mortos irredutíveis ainda na morte,
guardam a memória dos dias cívicos
e temem suas preferências eleitorais.
Os conservadores ainda seguem disparando
contra as hostes liberais que massacraram
um século atrás sob a Ponte de Calidonia,
naquela jornada cruel, cantam velhos hinos
com suas bocas desdentadas, já sem lábios,
e movem os pés para escaparem
do chumbo que os mata eternamente.
2
Nós fatigamos tantos os defuntos!
E isso ocorreu e seguira ocorrendo,
porque este país é persistente na repetição.
Meu sabia desde sempre.
"Aqui os mortos votam. Quando eu estiver morto,
quero que me deixem em paz com meu silêncio;
já terei trabalho demais por estar morto,
para que me obriguem a carregar o fardo da política.
Que não me foda ninguém, caralho,
porque bastante já me fudí.
Deixem eu comer meu prato de cinzas em paz
com o resto dos que me acompanham.
E que não rezem porque vou querer descansar."
Meu pai falava da morte com tédio,
acariciando em cada uma de suas palavras
as datas em que sabia o que queriam convocar
para que votasse desde sua morte e elegesse os vivos.
Os vivos que estão mais mortos que os mortos:
sombras que erguem bandeiras y gritam palavras de ordem
para sentir que respiram e os seguem.
3
Nossa paixão pela morte é bem antiga.
Nestas terras os cães foram juízes.
Morderam carnes escuras e devoraram índios.
Um cão cobrava salário por cada índio morto
em combate e bebia seguro se prato de sangue.
Balboa tem sua história oculta nestas terras.
Seu cão comia índios covas e quando fazia digestão
ele cobrava jornada extra de ouro e crimes.
Matar era um frenesi para chegar até o ouro
que os índios não escondiam e estregavam assustados.
Tanto faz de estas terras tivessem por nome
Castilla del Oro ou Matanzas. Aquí o crime era uma folga.
(Tem uma rua que se chama "Tomba Morto"
e não "Tumba do Morto". Talvez ali tombavam
os mortos ou derribavam os que haviam de ser mortos.
Outra rua se intitula "Saisepodes")
Aqui, a morte é algo ambíguo e contundente.
A morte sempre foi um jogo extremo.
4
Este país alegre e esverdeado como um éden,
é também perigoso e tenaz como suas chuvas.
Numa noite podem morrer milhares sob a chuva de chumbo
e depois nos acomodamos para viver fazendo contas.
Na média de treze mortos por semana passada,
às vezes as cifras superam os cinquenta por mês
e então calculamos se chegaremos a mil,
com a angústia de quem acredita nas chaves secretas
que os números ocultam. E não nos importa a morte,
porque sabemos que é o silêncio que significa.
A morte é uma paixão que está no sangue
e que perdeu seu poder para assombrar-nos.
Em verdade, não nos assombra nada.
Não somos tímidos diante da morte e isso é uma prova
de nosso apaixonado viver em arrebatamento.
Essa paixão e ardor pelos defuntos
é nossa fé aberta de amor pelo silêncio.
5
Aqui também os mortos alimentam
e os comemos, para que ninguém saiba que morreram
Pior ainda: para a ninguém ocorra
dizer que um dia existiram.
Eu conheço estas historias porque meu pai
— um morto que fala por todos
os costados da Vida —
me contava quando andou por meus passos.
"Não assumas esse costume insano
de comer os mortos de tua pátria",
me dizia e falava de um índio
que foi espancado até morrerem um quartel,
enquanto um capitão mirava
e alguns vizinhos miravam o capitão
mirar o índio — dirigente das bananeiras —
receber seu turno de pancadas e morrer devagar.
Já ninguém mais fala daquele índio
e o aquele capitão dorme tranquilo,
enquanto recebe os salários do Governo,
e ninguém cobra dele que houve um homem
que ele mandou espancar até a morte.
6
Aquilo aconteceu neste lugar
de duros ofícios contra o sonho.
Amargo país onde os mortos
viram alimento e licor para o olvido,
pó para o pó da história.
Sabemos demasiado do que perdemos,
e do achado lembramos pouco.
Diga-me tu, silenciado gigante do vivo!
desde as sombras de escuro cativeiro.
Confia-me à sombra da amendoeira
o que ganhaste no reverso da vida.
Diga-me, com tua voz de sinos insones,
que segues sendo o sonhos que me lança
a resgatar-te com a palavra ferida.
Tu, pai vivo entre os mortos:
homem de madeira e astros limpos,
capitão do sonho ao qual irei cansado,
além da vida e de La Rosa,
fala-me de tudo quando calas.
Página publicada em outubro de 2017
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