GIOCONDA BELLI
Nació en Managua el 9 de Diciembre de 1948. Estudió en el Real Colegio de Santa Isabel en Madrid, España, donde se bachilleró en 1965. Tras obtener un diploma en Publicidad y Periodismo en Filadelfia, Estados Unidos, regresó a Managua y en 1967 contrajo matrimonio. Su primera hija, Maryam, nació en 1969.
Sus poemas aparecieron por primera vez en 1970 en el semanario cultural del diario La Prensa de ese país. Su poesía, considerada revolucionaria en su manera de abordar el cuerpo y sensualidad femenina, causó gran revuelo. Su libro “Sobre la grama” le ganó en 1972, el premio de poesía más prestigioso del país en esos años, el “Mariano Fiallos Gil” de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
Poemas extraídos de la página LA PATA DE LIEBRE – Revista Digital de Literatura, que dirige Aristóteles España,Santiago de Chile, set. 2007; http://www.lapatadeliebre.cl/
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
Y DIOS ME HIZO MUJER
Y Dios me hizo mujer,
De pelo largo,
Ojos,
Nariz y boca de mujer.
Con curvas
Y pliegues
Y suaves hondonadas
Y me cavó por dentro,
Me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
Y balanceó con cuidado
El número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
Y me inyectó con ella
Para que irrigara
Todo mi cuerpo;
Nacieron así las ideas,
Los sueños,
El instinto,.
Todo lo que creó suavemente
A martillazos de soplidos
Y taladrazos de amor,
Las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
Por las que me levanto orgullosa
Todas las mañanas
Y bendigo mi sexo.
PARTO
Me acuerdo
cuando nació mi hija.
Yo era un solo dolor miedoso,
Esperando ver salir entre mis piernas
Un sueño de nuevo meses
Con cara y sexo.
BAJO LA SOMBRA DE SANDINO
Bajo la sombra de Sandino
—su sombrero alón cubriendo este escondido amor
que vive—.
Dentro del ruido de los hijos de Sandino,
telegrafiando silenciosa Blanca,
te envío un mensaje,
una canción de guerra
—te seguiría por tierra y por mar—
una canción suave guitarra de Cabrerita
un pañuelo rojinegro con tus iniciales
un tiempo que nunca se va.
ANOCHE
Tan solo
parecías un combatiente desnudo
saltando sobre arrecifes de sombras
Yo desde mi puesto de observación
en la llanura
te veía esgrimir tus armas
y violento hundirte en mí
Abría los ojos
y todavía estabas como herrero
martillando el yunque de la chispa
hasta que mi sexo explotó como granada
y nos morimos los dos entre charneles de luna.
ESPERÁNDOLO
Por la mañana
me alzo como gacela
gozosa entre el monte
esperándote.
Al médio día,
hundida entre flores,
voy dibujando
tu nombre en el vientre de agua del río.
En el crepúsculo,
llena de amor, me doblo
y luego voy a esperarte
a que vengas de noche,
a que vengas a posarte en mí como un pájaro
y ondees tu cuerpo
como bandera
sobre mi cuerpo.
MENSTRUACIÓN
Tengo
la "enfermedad"
de las mujeres.
Mis hormonas
están alborotadas,
me siento parte
de la naturaleza.
Todos los meses
esta comunión
del alma
y el cuerpo;
este sentirse objeto
de leyes naturales
fuer de control;
el cérebro recogido
volviéndose vientre.
BELLI, Gioconda. Apogeo. 2ª. Ed. Madrid: Visor, 2000. 118 p. 12,5x19,5 cm. (Colección Visor de Poesía, 386) Ex. bibl. Antonio Miranda
PLENITUD
Hoy me siento como un árbol
que se supiera mujer:
Ya no quebradiza rama
sino rotunda intuición,
y la sólida certeza
de saber donde es que estoy.
Las raíces de mi cuerpo
han bendecido el amor.
He florecido en la espuma
regada por la pasión,
por el sémen generoso de la vida
y el dolor.
Aprendi que las derrotas
cicatrizan como heridas
y que se vuelve a la lucha
si se retoman las bridas.
Hoy me siento como un árbol
que se supiera mujer.
Alta, fuerte, bien vivida,
y en plena madurez.
DOLOR DE LOS ESPEJOS
No es sino con temor
que una mujer se aproxima
dia a dia hasta el espejo
y se tercia con la propia imagen.
Llega la hora de los hechizos
y las brujas.
Hora de los cosméticos y las abluciones,
la nostalgia ante las fotos luminosas
de la nada eterna juventud.
Entonces uno se pregunta
cuánto tiempo más durará la pasión,
el amor por las bicicletas
y los cuentos de amantes furtivos.
Uno se pregunta si el amor tendrá edad,
si el tiempo será tan implacable
como los espejos.
PUERTAS ABIERTAS
La lluvia, de pronto,
se desgaja del cielo
en un estruendo de invisibles caballos,
apresurados sobre el zinc.
A lo lejos el relámpago restalla su látigo,
pero dentro de la casa el aire es manso,
el acordeón de Piazzola se alza sobre el
mugido de la tormenta.
Recuerdo tantas noches de lluvia como ésta;
el olor de la tierra,
la reverberación húmeda,
mi cuerpo esponjándose,
la lluvia dentro de mí,
las sábanas en las noches mojadas y fieras del invierno.
Será la madurez, pienso,
la que me lleva hacia mí misma:
al placer de la absoluta soledad.
el libro recién terminado sobre la mesa,
el perro durmiendo en el sofá,
mi hija Adriana acurrucada arriba en su sueño tranquilo,
y yo como una isla flotando en la medianoche,
dejando que el mar de la lluvia lama mis costas,
que la brisa se descuelgue por la ventana,
y el agua desaforada me encuentre
con las puertas abiertas.
AMOR DE PECES
Nuestros cuerpos de peces
se deslizan uno al lado del otro.
Tu piel acuática nada en el sueño junto a la mia
y brillan tus escamas en la luz lunar
que se filtra por la rendija.
Seres traslúcidos flotamos
en el agua de nuestros alientos confundidos.
Atrapamos oxigeno y calor
en el refugio de blancas anchas algas
donde nos protegemos contra el frio.
Súbitamente,
en las nocturnas corrientes nos encontramos
—peces resbaladizos de grandes ojos abiertos—
Nadamos furtivamente sonolientos
reconociendo rocas, dulces concavidades.
Después de larga lenta danza
en la pereza-pecera de la madrugada,
despertamos mamíferos,
abandonamos el agua.
Le doy gracias a Darwin,
cuando me despojo
de las impenetrables
extremidades de sirena.
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TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
Foto extraída de:
MORDZINSKI, Daniel. A literatura na lente de Daniel Mordzinski. Textos de Adriana Lisboa e Victor Andresco. São Paulo: SESI-SP editora, 2015. 412 p. ilus. col. ISBN 978-82075-604-2 Textos em português e castelhano. Ex. bibl. Antonio Miranda
E DEUS ME FEZ MULHER
E Deus me fez mulher,
De cabelos longos,
Olhos,
Nariz e boca de mulher.
E rugas
E suaves funduras
E me cavou por dentro,
Fez de mim uma incubador de seres humanos.
Teceu delicadamente meus nervos
E balanceou com cuidado
O número de meus hormônios.
Compôs o meu sangue
E me injetou com ele
Para que irrigasse
Todo meu corpo;
Nasceram assim as idéias,
Os sonhos,
O instinto...
Tudo o que criou suavemente
A marteladas de sopros
E perfurações de amor,
As mil e uma coisas que tornam mulher todos os dias
Pelas que me levanto orgulhosa
Todas as manhãs
E bendigo meu sexo.
PARTO
Lembro
de quando nasceu minha filha.
Eu era um só dor medroso,
Esperando ver sair entre minhas pernas
Um sonho de nove meses
Com cara e sexo.
NA SOMBRA DE SANDINO
Na sombra de Sandino
—seu chapéu alado cobrindo um amor escondido
que vive—.
Dentro do ruído dos filhos de Sandino,
telegrafando silenciosa Blanca,
te envio uma mensagem,
uma canção de guerra
— te seguiria por terra e por mar —
uma canção suave guitarra de Cabrerita
um lenço rubro-negro com tuas iniciais
um tempo que nunca se vai.
ONTEM À NOITE
Tão somente
Parecias um combatente despido
Saltando sobre arrecifes de sombras
Eu desde meu posto de observação
Na planície
Te via esgrimir tuas armas
E violento fundir-te em mim
Abria os olhos
E ainda estavas como ferreiro
Martelando a bigorna da faísca
Até que meu explodiu como granada
E morremos entre moedas de lua.
ESPERANDO-O
Pela manhã
levanto como gazela
prazerosa no monte
esperando-te.
Ao meio-dia,
profunda entre flores,
vou desenhando
teu nome no ventre da água do rio.
No crepúsculo,
plena de amor, me dublo
e logo vou esperar-te
quando regressas de noite,
que venhas pousar em mim como um pássaro
e movas teu corpo
como bandeira
sobre meu corpo.
MENSTRUAÇÃO
Tenho
o “mal”
das mulheres.
Meus hormônios
estão alvoroçados,
sinto-me parte
da natureza.
Todos os meses
esta comunhão
de alma
e corpo;
este sentir-se objeto
das leis naturais
fora de controle;
o cérebro recolhido
retornando ao ventre.
PLENITUDE
Hoje eu me sinto como uma árvore
que soubesse que era mulher:
Já não um ramo quebradiço
mas uma rotunda intuição,
e a sólida certeza
de saber onde é que estou.
As raízes de meu corpo
bendisseram o amor.
Eu floresci na espuma
regada pela paixão,
pelo sêmen generoso da vida
e a dor.
Aprendi que as derrotas
cacatrizam como feridas
e que voltamos à luta
se retomamos as rédeas.
Hoje me sinto como uma árvore
que sabe que é mulher.
Alta, forte, bem vivida,
em plena maturidade.
DOR DOS ESPELHOS
Não é senão com temor
que uma mulher se aproxima
dia a dia do espelho
e disputa com a própria imagem.
Chega a hora dos feitiços
e das bruxas.
Hora dos cosméticos e das abluções,
a nostalgia frente às fotos luminosas
da impossível eterna juventude.
Então nos perguntamos
quanto tempo mais vai durar a paixão,
o amor pelas bicicletas
e os contos de amantes furtivos.
A gente se pergunta se o amor tem idade,
se o tempo vai ser tão implacável
como os espelhos.
PORTAS ABERTAS
A chuva, de repente,
se desgarra do céu
num estrondo de invisíveis cavalos,
apressados cobre o zinco.
À distância o relâmpago estala seu látego,
mas dentro de casa o ar é camo,
o acordeão de Piazzola se eleva sobre o
mugido da tormenta.
Relembro tantas noites de chuva como esta;
o odor da terra,
a reverberação úmida,
meu corpo absorvendo,
a chuva dentro de mim,
os lençóis nas noites molhadas e ferozes do inverno.
Será a maturidade, penso,
a que me leva a mim mesma:
ao prazer da absoluta solidão,
o livro recém finalizado sobre a mesa,
o cão dormindo no sofá,
minha filha Adriana agachada acima em seu sono tranquilo,
e eu como uma ilha flutuando à meia noite,
deixando que o mar de chuva lamba minhas costas,
que a brisa se dissolva pela janela,
e a água desaforada me encontre
com as portas abertas.
AMOR DE PEIXES
Nossos corpos de peixes
deslizam um ao lado do outro.
Tua pele aquática nada no sonho junto à minha
e brilham as tuas escamas na luz lunar
que se filtra pela rachadura.
Seres translúcidos flutuamos
na água de nossos alentos confundidos.
Retiramos oxigênio e calor
no refúgio de brancas largas algas
onde nos protegemos do frio.
Subitamente,
nas correntes noturnas nos encontramos
—peixes resvaladiços de grandes olhos abertos—
Nadamos furtivamente sonolentos
reconhecendo rochas, doces concavidades.
Depois a longa lenta dança
na preguiça-aquário da madrugada,
despertamos mamíferos,
abandonamos a água.
Dou graças ao Darwin,
quando me despojo
das impenetráveis
extremidades de sereia.
POESÍA NICARAGUENSE . [Edición al cuidado de Paola Yánez. Caracas: Ministerio del Poder Popular para la Cultura / El Perro y la Rana, 2007. 209 p. ISBN 980-396-100-4 Ex./Ej.. bibl. Antonio Miranda
Dando el pecho
Al cogerla tengo que tener mucho cuidado.
Es como tratar de cargar un montoncito de agua
sin que se derrame.
Me siento en la mecedora,
la acuno,
y al primer quejido,
empiezo a dar leche como uma vaca tranquila.
Ella vuelve a ser mía,
pegadita a mí,
dependiendo de mí,
Como cuando sólo ya la conocía
y vivía en mi vientre.
Desafío a la vejez
Cuando yo llegue a vieja
— si es que llego —
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte blanca mi cabellera
para dormirme temprano
— como corresponde —
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará rebelde — tiquetaqueando —
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán
mis mañanas.
---
Amamentando
Ao recolhe-la devo ter muito cuidado.
É como tratar de carregar um pouquinho de água
sem que derrame.
Me sinto na cadeira de balanço,
eu a embalo,
e no primeiro gemido,
começo a dar leite como uma vaca tranquila.
Ela volta a ser minha,
coladinha a mim,
dependendo de mim,
Como quando somente eu a conhecia
e vivia em meu ventre.
Desafio à velhice
Quando eu estiver velha
— se é que chego lá —
e me olhe no espelho
e conte as rugas
como uma delicada orografia
de relaxada pele.
Quando puder contar as marcas
que as lágrimas deixaram
e as preocupações,
e me corpo já responda devagar
aos meus desejos,
quando veja minh vida envolta
em veias azuis,
em profundas olheiras,
e solte a minha branca cabeleira
para dormir cedo
— como então corresponde —
quando venham os meus netos
sentar-se em meus joelhos
mofados pela passagem de muitos invernos,
sei que ainda o meu coração
estará rebelde — tiquetaqueando —
e as dúvidas e os amplos horizontes
também saudarão
minhas manhãs.
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Página publicada em julho de 2021
Página ampliada e republicada em julho de 2009; ampliada em novembro de 2017.
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