VERONICA VOLKOW
Verónica Volkow Fernández ha publicado varios libros de poesía: La Sibila de Cumas, México, Martín Pescador, 1974; Litoral de tinta, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1979; El inicio, México, Municipio Popular de Juchitán, 1983; Los caminos, México, Ediciones Toledo, 1989. Arcanos , México, 1996, Colección Práctica Mortal. Oro del viento, Editorial era, 2003, libro que fue ganador del Premio de Poesía Carlos Pellicer por obra publicada en 2004. De última aparición es Litoral de tinta y otros poemas, en editorial Renacimiento de Sevilla, 2006, con prólogo de Ramón Xirau. Tiene un libro de narrativa, La noche viuda, FCE, 2004.
Es doctora en letras y profesora universitaria de la UNAM. Ha sido becaria del Sistema Nacional de Creadores durante tres períodos. Recibió en 2005 el premio José Revueltas de Ensayo literario por el texto El retrato de Jorge Cuesta de próxima aparición en Siglo XXI.
A poeta e pesquisadora VERONICA VOLKOW apresentando-se numa das sessões magnas da I BIENAL INTERNACIONAL DE POESIA DE BRASILIA, 3 a 7 de setembro de 2008, no auditório do Museu Nacional. Representante oficial designada e patrocinada pela Embaixada do México no Brasil.
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
VOLKOW, Verónica. Oro del viento. México, DF: Ediciones Era, 2003. 185 p. 14x21 cm. “ Verónica Volkow “ Ex. bibl. Antonio Miranda
PETICIÓN
Dame la humildad del ala y de lo leve,
de lo que pasa suave
y suelta el ancla,
la despedida ingrávida,
y el abandono al vuelo,
la cicatriz que avanza
como ala en su desierto
Dame la humildad del alma
sin cuerpo y ya sin cosas.
Ser la poesía y su luz,
tan sólo la poesía
y la región más de aire,
inaccesible al desastre.
Dame la luz sin límites
acechando adentro
y la noche que soy también y el barro,
con la estrella distante
que la sed no sacia.
Dame la humildad que suelte las cadenas,
la verdad que desnuda
el polvo, el hueso que me fraguan.
Sólo en lo que soy caigo,
me derrumbo.
Déjame andar sin equipaje,
leve,
abierta al horizonte.
LIBERTAD
A mí me gusta la libertad,
viajar rodeada de horizonte,
en el gran círculo sin muros
andar casi volando,
y desde el corazón nacerme
que en sí ya es mudo e invisible vuelo,
solitario impulso,
no sé si afuera de lo real
o en realidad adentro,
o donde ya no importa porque no soy muro
y fui abandonando mi peso en cada orilla.
Somos ave por dentro,
vuelo,
y soy -no en la tierra
o el fierro- soy un sueño,
una múltiple ala, fuego interno.
Y me gusta la soledad
y el mar y el horizonte
y ese dejarse ser
como una apuesta de pájaros
o flor o estrella en desbandada
y el amor me gusta
que a la libertad, como el de Dios, se parece.
Amo la libertad, sí,
que es la creación de las cosas
y de leves, inexplicables
razones me ilumina
EL INICIO
Estás desnudo
y tu suavidad es inmensa
tiemblas en mis dedos
tu respiración vuela adentro de tu cuerpo
eres
como un pájaro en mis manos
vulnerable
como sólo el deseo podría hacerte vulnerable
ese dolor tan suave con el que nos tocamos
esa entrega en la que conocemos
el abandono de las víctimas
el placer como una fauce
nos lame nos devora
y nuestros ojos se apagan
se pierden.
JARDIN
Hay en mi jardín rosas que deshojan
un corazón abierto al descampado.
Así es la flor,
su desnudez es magia.
Le pido a la rosa me guarde,
en la fragilidad, secretos dones
y a la espina me otorgue la humildad
y sus manos precisas.
Pido un techo que no tape, que recuerde
al cielo
y una ciudad que es nueva siempre
porque no agota sus caminos,
y le pido al río su fluir,
su muerte en el instante
que también es vuelo.
LABERINTO
Con mi vida escribo
la huella de una estrella,
un laberinto que encendida ando.
Sumergida en la sombra
mirada plena,
Hay un vuelo que abre
la luz en lo interno
un caminar sensible,
y cuidado
del corazón despierto.
LA LAVANDERA
Siente ásperas las manos como peces,
ciegos peces que golpean contra la piedra,
incesantes contra la piedra durante años y años;
mira la noche atravesada de ojos,
húmedas miradas deslizantes,
rostros escurridizos, mudos, que se pierden,
miradas de muchachas de piel tersa,
miradas marchitas de las madres cansadas.
El dia termina y las gentes regresan a sus casas
y el agua cae del grifo monótona como una canción,
el agua ha perdido la forma de los tubos,
ha perdido la memória de su cauce en la montaña
y ha construído su camino a golpes,
cercada en sus obstáculos,
como los pies, como los ojos, como las manos.
Mira las sombras que Il gente arrastra,
sombras en los muros, las esquinas, las calles,
tintas fugaces que marcan los caminos,
caminos desesperados, afanosos,
que buscan solo quizá una permanência.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
PETIÇÃO
Dê-me a humildade da asa e da leveza,
do que passa suave
e solta a âncora,
a despedida ingrávida,
e o abandono do vôo,
a cicatriz que avança
como asa em seu deserto
Dê-me a humildade da alma
sem corpo e já sem coisas.
Ser a poesia e sua luz,
apenas a poesia
e a região mais do ar,
inacessível ao desastre.
Dê-me a luz sem limites
espiando lá dentro
e a noite que sou também e o barro,
com a estrela distante
que a sede não sacia.
Dê-me a humildade que solte as correntes,
a verdade que desnuda
o pó, e o osso que me forjam.
Apenas no que sou caio,
me derrubo.
Deixe-me andar sem equipagem,
leve,
aberta ao horizonte.
LIBERDADE
E aprecio a liberdade,
viajar cercada de horizonte,
no grande círculo sem muros
andar quando voando,
e desde o coração nascer
que em si já é mundo e invisível vôo,
solitário impulso,
não sei se fora do real
ou em realidade dentro,
ou onde já não importa porque não sou muro
e fui abandonando meu peso em cada margem.
Somos ave por dentro,
vôo,
e sou — não na terra
ou o ferro — sou um sonho,
uma asa múltipla, fogo interno.
E gosto da solidão
e o mar e o horizonte
e esse deixar-se ser
como uma aposta de pássaros
ou flor ou estrela em debandada
e o amor me agrada
que à liberdade, como o de Deus, se parece.
Amo a liberdade, sim,
que é a criação das coisas
e de leves, inexplicáveis
razões me ilumina
O INÍCIO
Estás despido
e tua suavidade é imensa
tremes em minhas mãos
tua respiração voa dentro de meu corpo
és
como um pássaro em minhas mãos
vulnerável
como apenas o desejo poderia tornar-te vulnerável
essa dor tão suave com que nos tocamos
essa entrega em que nos conhecemos
o abandono das vítimas
o prazer como uma fauce
nos lambe nos devora
e nossos olhos se apagam
se perdem.
JARDIM
Há em meu jardim rosas que desfolham
um coração aberto ao descampado.
Assim é a flor,
sua nudez é magia.
Peço à rosa me guarde,
na fragilidade, dons secretos
e o espinho me conceda a humildade
e suas mãos precisas.
Peço um teto que não tape, que lembre
o céu
e uma cidade que é sempre nova
porque não esgota seus caminhos,
e peço ao rio seu fluir,
sua morte ao instante
que também é vôo.
LABIRINTO
Com minha vida escrevo
o rastro de uma estrela,
um labirinto em que acesa ando.
Imersa na sombra
mirada plena,
Há um vôo que abre
a luz no interior
um caminhar sensível,
e cuidado
do coração desperto.
A LAVADEIRA
Sente ásperas as mãos como peixes,
peixes cegos que golpeiam contra a pedra,
incessantes contra a pedra durante anos a fio;
olha a noite atravessada de olhos,
úmidas miradas deslizantes
rostos escorregadios, mudos, que se perdem,
olhares de moças de pele tersa,
olhares murchos de mãos cansadas.
O dia termina e as pessoas regressam a casa
e a água cai da torneira monótona como uma canção,
a água perdeu a forma dos canos,
perdeu a memória de seu leito na montanha
e abriu seu caminho a golpes,
cercada em seus obstáculos,
quando os pés, como os olhos, como as mãos.
Olha as sombras que a gente arrasta,
sombras nos muros, esquinas, ruas,
tintas fugazes que marcam os caminhos,
caminhos desesperados, penosos,
que buscam talvez apenas a permanência.
Página publicada em agosto de 2008, ampliada e repubicada em abril de 2009; ampliada e republicada em agosto de 2015.
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