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JULIÁN HERBERT
Julián Herbert (Acapulco, México, 1971) es un escritor —poeta, novelista, cuentista y ensayista—, músico, profesor y promotor cultural mexicano.
Tuvo una infancia difícil, con una madre con la que de niño vivió una vida errante por todo México. Esta vivencia —ella murió de leucemia en 2008— la transformará más tarde en su novela Canción de tumba, elegía a "la muerte de su madre, una vieja y agonizante prostituta".
Estudió literatura española en la Universidad Autónoma de Coahuila, estado en el que reside desde 1989, particularmente en Saltillo.
Herbert debutó en la literatura con la recopilación de cuentos Soldados muertos (1993), luego escribió cuatro poemarios antes de publicar su primera novela, Un mundo infiel (2004).
Ha escrito ensayos literarios y ha hecho tres compilaciones de poesía hispanoamericana y mexicana.
Sus obras han obtenido premios tanto nacionales como extranjeros y algunos de sus textos han sido traducidos a varios idiomas.
Como músico ha sido miembros de las bandas de rock Los Tigres de Borges y Madrastras (vocalista).
Premios
Mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 1999 con El nombre de esta casa
Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2003
Presea Manuel Acuña (2004)
Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola 2006
Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2008 (compartido con León Plascencia Ñol)
Premio Jaén de Novela Inédita 2011 por Canción de tumba6
Premio de Novela Elena Poniatowska 2012.
Biografía: https://es.wikipedia.org/
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
CALDERÓN, Ali, dirección. La luz que va dando nombre. Veinte años de poesía en México 1965-1985. Selección de José Antonio Escobar, Jorge Mendonza y Alvaro Solís. Prólogo de Jorge Mendonza y Ali Calderón. Puebnla, México: Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, 2007. 208 p. 13 x 21 cm ISBN 978-968-5122-90-0 Ex. bibl. Antonio Miranda
Santiago de Vorágine
Dicen que luego de matarlos vivió siempre llorando
en plazas y hospitales llorando
y llorando en los vagones del metro con la túnica raída
los remos sobre el hombro igual que una escopeta
un letrero muy sucio colgado de su pecho
yo maté a mis padres
Lloraba con ese ruido sucio
que hace la lluvia al caer en los mercados
se encolerizaba cuando todos dormían
lastimaba muñones escupía a los internos
robaba su dosis de morfina a los heridos
para obligarlos a llorar con él
Dicen que lo encerraban
lo empastillaban
lo madreaban
le metían un trapo en la boca y unos electrodos en la cabeza
y después giraban la perilla
pero nada ablandó su crueldad
porque era santa
Una noche encontraron su cuerpo en los canales
le habían molido la cabeza con los remos
su letrero ensangrentado sobre el rostro
con este sobrescrito
por fin se callará
El gobierno del pueblo se negó a sepultarlo
pero nosotros lo consagramos desde entonces
como santo patrono de la hospitalidad
(Por eso
tú que diste positivo en los análisis
o yaces aguardando la próxima descarga
o no encuentras doctor que te venda una receta
o te lames las manos mientras te embarga la ansiedad
rézale a él
y dale sólo a él toda la fe de tus plegarias)
Destreza pasajera
5
Tuve esa novia,
una tan dulce
que yo gastaba mi puño en robos
de chocolates para ella
y hasta rogué olvidarme
de lo que soy ahora: sí,
como árbol seco
pedí que me talaran con su amor.
Ella tenía ese nombre feo, los
hombros anchos, ella era
muy bajita, pero reía de un modo
que la volvía más alta,
y había nacido en el desierto de Mayrán;
por las mañanas estudiaba para ser
secretaria,
con sus hombros tan anchos y las uñas
esmaltadas de violeta y amarillo.
Y fuimos muy felices, hasta que me dejó
para casarse con el chofer que hoy la maltrata.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
Santiago de Vorágine
Dizem que depois de matá-los viveu sempre chorando
pelas praças e hospitais chorando
e chorando no vagões do metrô com a túnica puída
os remos sobre o ombros como uma escopeta
um letreiro bem sujo dependurado em seu peito
eu matei os meus país
Chorava com esse ruido sujo
que faz a chuva cair nos mercados
se encolerizava quando todos dormiam
lastimava os munhões cuspia nos internados
roubava a dose de morfina dos feridos
para obrigá-los a chorar com ele
Dizem que o encerravam
o esmagavam
o fermentavam
metiam-lhe um trapo na boca e uns eletrodos na cabeça
e depois giravam a maçaneta
mas nada abrandou sua crueldade
porque era santa
Numa noite encontraram seu corpo no canal
haviam moído a cabeça com os remos
seu letreiro ensanguentado sobre o rosto
com estes dizeres
finalmente vai se calar
O governo do povoado negou-se a sepultá-lo
mas nós o consagramos desde então
como o santo patrono da hospitalidade
(Por isso
tu que o consideraste positivo nos exames
ou jazes aguardando a próxima descarga
ou não encontras médico que te venda uma receita
ou lambes as mãos enquanto te embarga a ansiedade}
reza por ele
e da-lhe apenas toda a fé de tuas orações)
Destreza passageira
5
Tive uma namorada,
era tão doce
que eu gastava meu punho em roubar
chocolate para ela
e até roguei para olvidar-me
o que sou agora: sim,
como árvore seca
pedi que me cortasse com seu amor.
Ela tinha esse nome feio, os
ombros largos, ela era
bem baixinha, mas ria de um modo
que a tornava mais alta,
e havia nascido no deserto de Mayrán;
pelas manhãs estudava para ser
secretária,
com seus ombros longos e as unhas
esmaltadas de violeta e amarelo.
E éramos muito felizes, até que me deixou
para casar-se com o chofer que hoje a maltrata.
Página publicada em novembro de 2019
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