HUGO GUTIERREZ VEGA
(1934 - 2015)
Hugo Gutiérrez Vega nació en Guadalajara, Jalisco en 1934. Director de teatro, escritor, poeta, ensayista, periodista, profesor universitario y diplomático. Por su trabajo que desarrolló como Consejero Cultural de la Embajada de México en Roma (1962-1965), se le concede en 1966 la condecoración de "Comendador de la Orden al Mérito de la República Italiana". Posteriormente ese mismo cargo lo desempeña en Londres. Regresa a México y es nombrado director de la Casa del Lago de la UNAM (1975-1976). Los dos años siguientes es director general de Difusión Cultural de la Universidad Nacional. A finales de 1979 es nombrado nuevamente Agregado Cultural de la embajada mexicana en España.
Algunos de los libros de poesía publicados de Gutiérrez Vega son: Buscado amor (1965), con prólogo de Rafael Alberti; Desde Inglatrera (1971), Samarcanda y otros poemas (1972), Resistencia de particulares (1974), Cuando el placer termine (1976), libro con el que ganó el Premio Nacional de Poesía; Cantos de Plasencia (1977) y Poemas para el perro de la carnicería y otros homenajes (1979), Las peregrinaciones del deseo. Poesía 1965-1986 (1987), Andar en Brasil (1988), Los soles griegos (1990), Cantos del Despotado de Morea (1994), Una estación de Amorgós (1997), Los pasos revividos (1997), Antología personal (1998) y Peregrinaciones (1999), así como varios volúmenes de ensayos.
En 1975 se le otorgó el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes y en 1999 se le reconoció con el Premio Nacional de Periodismo. Recientemente, noviembre de 2010, recibió el Premio y Homenaje de Periodismo cultural "Fernando Benítez", que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Fuente de la biografia: http://www.materialdelectura.unam.mx
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
Extraído de
POESIA SEMPRE. Revista da Biblioteca Nacional do RJ. Ano 1 – Número 1 – Janeiro 1993. Rio de Janeiro: Fundação Biblioteca Nacional / Ministério da Cultura – Departamento Nacional do Livro. ISSN 0104-0626 Ex. col. Antonio Miranda
El Pontífice
Vivo en el descalabro.
No he podido aliar mi voluntad
a una ortodoxia
firme, clara y segura.
Dudo y persisto en la búsqueda
de un cordel pendiente del aire,
de lo innombrado,
de lo que da sentido a la noche lunar,
a la mañana descubierta por pájaros sedient
a la tarde sentada en la banca del parque,
a tu calma cuando al final del amor
te ocupa la plenitud del cuerpo.
No puedo aceptar
el orden preciso de las creencias.
Cuarenta y seis años en el mundo
me han dejado la certidumbre
de que aquí hay un engaño,
un retorcido truco,
algo que sobrecoge al desamor,
algo trivial y blando,
algo tan natural como la sangre.
A nada puedo aferrarme
y no protesto o me doy por vencido.
Tal vez esta búsqueda
y la certeza del engaño
sean una oscura forma
de la gracia.
La estación destructora
¿Dónde te esconden,
oh consuelo del mundo?
Novalis
Agitando las manos hasta llegar
a la agonía perfecta.
Con los ojos abiertos
a las pequeñas cosas,
presintiendo la llegada
de la estación destructora.
El miedo en el jardín
acongoja
al frío de la estatua.
Tendidos en la hierba
esperamos el momento
de la siega.
No hay más realidad
que esta pálida espera
no hay más voces
que las del miedo oculto
tras la sombra
de esta noche interminable
que se desploma
sobre el jardín.
de Buscado amor
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de ANTONIO MIRANDA
O Pontífice
Vivo no descalabro.
Não pude aliar minha vontade
a uma ortodoxia
firme, clara e segura.
Duvido e persisto em busca
de um fio pendente do ar,
do inominável,
do que dá sentido à noite enlurarada,
à manhã descoberta por pássaros sedentos,
à tarde sentada no banco do parque,
à tua calma quando no final do amor
te ocupa a plenitude do corpo.
Não consigo aceitar
a ordem precisa das crenças.
Quarenta e seis anos no mundo
me deram a certeza
de aqui há um engano,
um truque retorcido,
algo que sobressalta o desamor,
algo trivial e brando,
algo tão natural como o sangue.
A nada posso aferrar-me
e não protesto e me dou por vencido.
Talvez esta busca
e a certeza do engano
sejam uma obscura forma
da graça.
A estação destruidora
Onde te escondem,
ó consolo do mundo?
Novalis
Agitando as mãos até chegar
à agonia perfeita.
Com os olhos abertos
para as pequenas coisas,
pressentindo a chegada
da estação destruidora.
O medo no jardim
aflige
o frio da estátua.
Deitados na grama
esperamos o momento
da colheita.
Não tem mais realidade
que esta pálida espera
não tem mais vozes
que as do medo oculto
detrás da sombra
desta noite interminável
que desmorona
sobre o jardim.
Página publicada em novembro de 2017
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