POESÍA MEXICANA
Coordinación de
MINERVA MARGARITA VILLARREAL y JOSÉ JAVIER VILLARREAL
Foto: http://edicionesintempestivas.blogspot.com/
GUILLERMO MELÉNDEZ
Nació en Galeana, Nuevo León, em 1947. Es uno de los poetas más representativos del estado. Su escritura abreva tanto del paisaje regional, conformando situaciones y personajes de inhóspita belleza, como del mundo clásico y sus riesgosas metamorfosis que nos acerca en el plano cotidiano. Es licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León. De su obra destacan Perdido mas no tan loco (1979), Jacinto enloquecido (1985), Diario del Sillayama (1993), Ciudad del náufrago (2002) y Circo romano (2007).
TEXTOS EN/EM ESPAÑOL Y/E PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
De
Guillermo Meléndez
LA PENÚLTIMA PIEL
Monterrey: CONARTE; México DF: Ediciones El Tucán de Virginia, 2011.
84 p. ISBN 978-970-95638-2-5
Las cenizas y yo
Los dedos de mi mano respondían
sobre el avance de los años,
y en un refugio de heno
con lápiz escribí mi diario clandestino
junto a un desafinado cacareo
y la suave caída de las plumas.
De aquel tiempo las cenizas y yo
somos fieles testigos.
Ella sabe del fulgor de mi semilla
que confundió el fuego con la tierra;
sabe cómo mi plegaria de auxilio
rebotaba en la puerta del cielo.
Yo retuve el ocaso en que escribí
con mala ortografía
— mi aliento del gusano de seda;
mi corazón lo entibia la paloma
echada entre las vigas.
Las cenizas impusieron su estilo
— su cuerpo fue mi ingenio, su silencio
cubrió aquellas canciones
de mi baño del sábado.
De ese tiempo se intercambian
rescates y destellos,
quemazón y parodias,
si hablo hoy de los años
basta sólo una arruga
o sentirse la luna que madura,
que decrece entre libros y tarros
y gira espectador de un planeta empeñado,
empañado por su afán cotidiano.
As cinzas e eu
Os dedos de minha mão respiam
sobre o avançar dos anos,
e num refúgio de feno,
a lápis escrevi meu diário clandestino
junto a um desafinado cacarejo
e a suave queda das plumas.
Daquele tempo de cinzas e eu
somos fiéis testemunhas.
Ela sabe do fulgor de minha semente
que confundiu o fogo com a terra;
sabe como minha prece de auxílio
empurrava a porta do céu.
Retive o ocaso em que escrevi
com má ortografia
— meu alento é uma folha de amoreira,
alimento do verme da seda,
meu coração aquece a pomba
largada entre as vigas.
As cinzas impuseram seu estilo
— seu corpo foi meu engenho, seu silêncio
cobriu aquelas canções
de meu banho do sábado.
Desse tempo se intercalam
resgates e clarões,
queimação e paródias,
se falo hoje dos anos
basta apenas uma ruga
ou sentir-se a lua que amadurece,
que decresce entre livros e vasos
e gira espectadora de um planeta empenhado,
embaçado por seu afã quotidiano.
De
Guillermo Meléndez
EL LEGAJO DE LA NOCHE
Ilustraciones Livier Fernández Topete
Monterrey, México: Ediciones Intempestivas, 2008.
ISBN 978-970-956638-2-5
Laberinto de heno
Cuando cesa la lluvia
las palabras imitan el desliz
de la gota en la vidriera
y construyen su turbulenta historia.
Como llaves que antes
de penetrar la alcoba donde yace el amor
se quiebran en el hueco del cerrojo.
Como una campana sin escuchas
que solicita auxilio
porque el fuego somete a la semilla.
Escrituras de humo después
que el universo gira
sin atender el gesto de la súplica
y hace de fervores y hazaña
un puñado de arena.
Frases sujetas a vendimia
al basurero del olvido,
desconsuelo tenaz de la memoria
que se siente como aguja extraviada
en el suave laberinto del heno.
Labirinto de feno
Quando cessa a chuva
as palavras imitam o deslizar
da gota na vidraça
e constroem sua turbulenta historia.
Palavras que habitam pela tarde
como um campo de girassóis
que ao despedir a luz agacham a corola.
Como chaves que antes
de penetrar a alcova onde jaz o amor
rompem-se no oco do ferrolho.
Como um sino sem escuta
que solicite auxílio
porque o fogo subjuga a semente.
Esculturas de fumaça depois
que o universo gira
sem atender o gesto de súplica
e faz de fervores e façanha
um punhado de areia.
Frases sujeitas a vindima
à lixeira do olvido,
desconsolo tenaz da memória
que sentimos como agulha extraviada
no suave labirinto do feno.
HELENA
Un hilo
de llovizna
ahora, me conduce al paisaje
que habla de tus deseos
y me dice que amaste los olivos
cuando año tras año
en el mismo lugar, serenos
destilaban su savia.
Como agua marina se secó entre la arena
la humedad de tus ojos.
Hoy sin reino, aquí
tu piel se mancharía de humo,
tu pelo emblanquecido
te llevaría como una anciana rubia
hacia el asilo.
Hoy — si es que escuchas —
desearía oír tus labios repitiendo
el adagio troyano de la fuga.
HELENA
Um fio
de chuvisco
agora me conduz à paisagem
que fala de teus desejos
e me diz que amaste as oliveiras
quando ano após ano
no mesmo lugar, serenos
destilavam a seiva.
Como água marinha secou na areia
a umidade de teus olhos.
Hoje sem reino, aqui
tua pele manchar-se-ia de fumaça,
teu pêlo embranquecido
te levaria como loura anciã
ao asilo.
Hoje — se é que escutas —
desejaria ouvir teus lábios repetindo
o adágio troiano da fuga.
De
Guillermo Meléndez
HIEL: DIARIO DE UN RUCO.
Monterrey: Versus /Posdata Ediciones,
UANL, 2011. 116 p. ISBN 978-607-433-631-3
SEIS
Manuscrito encontrado en un libro de Cesare Pavese
Con tu presencia, yo era un Ícaro:
Suspendia Ia caída fatal
y alborotado por Eros agitaba mis alas
como lo hace un marabú en celo
para atraer a su pareja.
Pero encontrarte conmigo
poco a poco se convirtió
en tu más firme evasión
y esta noche al buscarte recorro la ciudad
como si fuera un caracol que escala
una tapia tapizada de ortigas...
Eso era el principio de una carta
suplicando el cese de tu desdén.
Por fortuna se quedo inconclusa
en una toalla desechable
de un restaurante llamado La Cabana
que hace mucho tiempo cerro.
Hoy, al encontrarlo entre las páginas
de Lavorare stanca, después de tantos anos,
dicho manuscrito me parece,
como diría un alumno menor de Darío,
rescaldo de um placer desventurado..
¿Rescoldo de un placer desventurado?
No, no es cierto. Si revivo la esencia
de tu bestial manera de entregarte al amor
el despecho del epígono de Rubén suena falso
para adecuarlo a nuestro breve
pero profundo e inolvidable cruzamiento.
Y así quererlo, ya sin sangre en la herida,
esta nota sobre outra nota se convierte,
recordándote, en un poema
que um romântico italiano bien podría titular:
elegia ad una devozione
che non vuol laciare il mio cuore.
SEIS
Manuscrito entrado num livro de Cesare Pavese.
Com tua presença, eu era Ícaro:
Suspendia a queda fatal
e alvoroçado por Eros agitava as asas
como faz um marabu no cio
para atrair a companheira.
Mas encontrar-te comigo
pouco a pouco converteu-se
em tua mais firme evasão
e esta noite ao procurar-te rondo a cidade
como se fosse um caracol que escala
um tapume coberto de urtigas...
Assim era o início de uma carta
suplicando o fim de teu desdém..
Por sorte restou inconclusa
uma toalha descartável,
do restaurante chamado La Cabaña
que há tempos desapareceu.
Hoje, ao encontrá-lo entre as páginas
de Lavorare stanca, depois de tantos anos,
tal manuscrito me parece,
como diria um aluno menor de Darío,
rescoldo de un placer desventurado.
Rescaldo de um prazer desventurado?
Não, não é verdade. Se revivo a essência
de tua maneira bestial de entregar-se ao amor
o despeito do epígono de Rubén soa falso
para adequá-lo ao nosso breve
mas profundo e inesquecível relacionamento.
E assim sem deseja-lo, já sem sangue na ferida,
esta nota sobre outra nota se converte,
recordando-te, em um poema
que um romântico italiano bem poderia intitular:
elegia ad una devozione
che non vuol laciare il mio cuore.
Página publicada em outubro de 2011
|