Foto: Arte en Tampico / arteentampico.gob.mx
GLORIA RIESTRA
Nació en Tampico, Tamaulipas, el 30 de marzo de 1929. Poeta y ensayista. En 1977 el Centro Cultural Literario y Artístico de O Jornal de Felgueiras de Portugal la nombró miembro benemérito. Colaboradora de Ábside, El Mundo (Tamaulipas), El Sol de Tampico, Einsicht, y Ocho Columnas. Medalla de Oro en el Concurso Mater 1945. Flor Natural en los Juegos Florales Nacionales de Sahuayo 1954. Flor Natural en los Juegos Florales Nacionales de Aguascalientes 1958.
CRISTO MUERTO
Olor de sangre fresca...
Acerquemos las almas enlutadas
El madero sangrento se estremece
al contacto suavísimo del cuerpo,
y la muerte estampó su beso amargo
en los labios dulcísimos.
Ya no sé lo conoce. Sus fracciones
se han diluído en agua de agonia;
se há derramado como cáliz roto
y las piedras se embriagan con su sangre.
Colgante y dolorida
y de espinhas cercada, es su cabeza
bosque de rizos negros empapado
en la lluvia de sangre de las sienes.
De la frente em el nácar quebrantado
el sudor frío se coagula en perlas.
De sus finas pestanas en la sombra
laten todas las noches concentradas,
son las pupilas mares en tinieblas
y sus ojeras playas tenebrosas.
Apagada la llama de sus ojos
sólo hay sombra y terror en el ambiente.
La helada boca, nido abandonado,
ya no suelta avecillas de palabras;
las mejillas como hechas de azucenas
están rotas, marchitas y manchadas.
En la seda del pecho hay rasgadura
bordada de diamantes y rubíes,
y el viento se le mete por la llaga
para esculcarle el corazón inmóvil.
CRISTO MORTO
Cheiro de sangue fresco...
Acerquemos as almas enlutadas.
O madeiro sangrento se estremece
ao contato suavíssimo do corpo;
a morte já estampou seu beijo amargo
nesses lábios dulcíssimos...
Já ninguém o conhece. Estão desfeitas
suas feições em água de agonia;
como partido cálice, entornou-se,
e as pedras se embriagam com o seu sangue.
Pendida e dolorida,
e de espinhos coroada, é-lhe a cabeça
bosque de bucles negros empapado
numa chuva de sangue em suas têmporas.
No quebrantado nácar dessa fronte
o suor frio se coagula em pérolas.
Na sombra das finíssimas pestanas
pulsam todas as noites concentradas;
suas pupilas são mares em trevas,
são-lhe as olheiras praias tenebrosas.
Obscurecida a chama de seus olhos,
só reinam sombras e terror no ambiente.
A fria boca, ninho abandonado,
já não solta avezinhas de palavras;
as faces, como feitas de açucenas,
estão lânguidas, murchas e manchadas.
Há, na seda do peito, rasgadura
bordada de rubis e de brilhantes,
e o vento se lhe mete pela chaga
para auscultar-lhe o coração imóvel.
(Tradução de Aurélio Buarque de Holanda Ferreira)
Página publicada em maio de 2018
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